La Opinión de Zamora

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Zamora sufrirá restricciones de agua corriente si no llueve en un mes

La prealerta por sequía lleva al Ayuntamiento a extremar el control del consumo, enganches ilegales y de la red para reparar posibles fugas

El caudal del Duero en la capital vuelve a estar en niveles mínimos. | Jose Luis Fernández

Zamora entrará en alerta por sequía si en un mes o, a lo sumo dos, no llueve lo suficiente como para que el caudal del río Duero a su paso por la capital se pueda mantener, cuando menos, en cuotas de entre 9,44 metros cúbicos por segundo como la registrada en la tarde de ayer, día 4 de agosto, y los 12 metros cúbicos por segundo de días pasados, ha declarado el concejal de Medio Ambiente en el Ayuntamiento de Zamora, Romualdo Fernández Gómez.

La alerta impondría restricciones para el consumo de agua, si la capital deja atrás “la prealerta declarada actualmente para la cuenca del Bajo Duero por situación excepcional por sequía extraordinaria desde el 22 de junio”, que incluye al municipio de Zamora.

El azud de Cabañales, al descubierto por la falta de agua. | Jose Luis Fernández

La comunicación de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) a la institución local para advertir de que el municipio se encuentra en un estado de “sequía prolongada por falta de lluvias” ha conllevado la aplicación de medidas concretas. Aunque, “ahora mismo, el consumo de agua está asegurado, estamos muy preocupados por la situación y estamos haciendo un seguimiento intenso de la calidad del agua”, ha indicado Romualdo Fernández.

A esa medida, se suma a la realización de “controles intensos sobre la red de suministro para impedir enganches ilegales, detectar averías o fugas e intervenir rápidamente”. El objetivo es que “no haya pérdidas de agua”, dada esta situación que puede terminar en una carestía importante. La empresa concesionaria del servicio, Aquona, se está empleando a fondo en esa tarea, tras renovar el sistema de ozonización para el tratamiento del agua que llega a la Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) de Zamora y los filtros de carbón activo.

Estas reposiciones, que estaban ya programadas antes de que llegaran las altas temperaturas de este verano, sirven para “garantizar que, en niveles mínimos de caudal, cuando menos nutrientes hay en el agua y mayor carga de materia orgánica, la calidad continúe siendo igual de buena” que cuando no hay escasez de caudal.

De ese modo, se logra “que la planta potabilizadora no entre en estrés y no se produzcan problemas” en el tratamiento de las captaciones que llegan del Duero y el consumo sea saludable para el uso humano. Por el momento, la CHD ha regulado el caudal del río a su paso por Zamora para multiplicarlo hasta por cinco respecto del que se registró en algunos de los últimos días de julio, cuando se llegó a 4,90 metros cúbicos por segundo durante el día y por debajo de 2,79 por las noches, sin respetar el que se considera caudal ecológico.

El nivel del río en esos días era tan bajo que se podía pasar andando desde la orilla situada en el último ojo del Puente de Piedra en la margen izquierda hasta la isla de los Conejos (frente a las aceñas de Cabañales), al igual que ayer.

No obstante, “agosto no se presenta mejor” y se aproxima un otoño duro si las precipitaciones no hacen acto de presencia tras estos dos meses de verano seco, con olas de calor intensas que han dejado hasta 41,8 grados centígrados el 14 julio y que en estos días de agosto han llegado a superar los 40 grados.

Riego de calles y jardines

El informe que se refiere a la parte española de la demarcación del Duero (PES) indica que “hay un riesgo de avance de la situación de alerta en la zona del Bajo Duero”, ha agregado el concejal, que podría terminar en la entrada en situación de alerta, cuando entrarían en juego algunas de las restricciones que ya sufren varias ciudades del territorio español en Galicia, donde ya se ha prohibido el riego de jardines y huertas, o en Cataluña con cortes de agua para el consumo.

Si la capital alcanzara la situación ese estadío, si persiste la falta de lluvias en el próximo mes y medio, el Ayuntamiento aplicaría medidas para “eliminar el consumo innecesario”, es decir, se usaría el agua según las necesidades, con lo que se restringirían “el riego de las calles, los llamados volcados, así como en algunos jardines públicos de la ciudad”, ha puntualizado el concejal de Medio Ambiente.

“Nunca hemos estado en emergencia por falta de caudal en el Duero”

Zamora capital nunca ha estado en situación de emergencia por falta de lluvias y, por tanto, con restricción en el abastecimiento de agua corriente, según ha subrayado el concejal de IU de Medio Ambiente. De producirse esa circunstancia, el Ayuntamiento pondría en marcha el Plan de Emergencia frente a Sequías, al que le obliga la CHD para estar preparado para paliar sus efectos, ha expuesto Romualdo Fernández Gómez.

Sería en esas circunstancias más acuciantes cuando "se producirían los cortes de agua en los domicilios si el consumo es excesivo. Se aplicarían fases de corte en el abastecimiento para regular el uso”. En función de las necesidades, se puede llegar a dejar de regar los jardines públicos por completo, ha agregado el responsable municipal.

El uso racional del agua es esencial en este tipo de situaciones para impedir que se produzca un desabastecimiento importante en la capital que agrave las consecuencias de la sequía. Por el momento, las restricciones afectan al regadío de los cultivos, con el establecimiento de horarios determinados para esa actividad.

En 2012 y 2017 los veranos arrasaron por sus altas temperaturas

Se suele decir que olvidamos pronto los invierno fríos, de temperaturas bajas, y los veranos especialmente calurosos. De hecho, Zamora vivió otros años azotados por “fuertes sequías”, ha recordado el concejal de Medio Ambiente. Uno de esos periodos está tan próximo que solo ha pasado un lustro. En 2017, los termómetros ya alcanzaron los 37,2 grados centígrados el 13 de junio; y la provincia entraba en alerta amarilla por la primera ola de calor de ese verano que se prolongó durante dos días.

Las temperaturas mínimas fueron de 20 grados y los zamoranos sufrieron periodos de máximo calor durante 9 días consecutivos en julio (del 13 al 21) y de tres días en agosto (del 20 al 22). En 2019, los expertos hablaban de episodios de temperaturas acentuadas, incrementadas desde 1992, 30 años en los que hubo 28 periodos de canícula extrema. El 7 de agosto la máxima fue de 40 grados, los mismos que hemos venido padeciendo este julio.

Y hace diez años, el 18 de julio la ola de calor elevó el mercurio hasta los 38 grados, tres más que la máxima prevista para hoy.

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