La artista zamorana Elena Ayuso exhibe una serie de obras en el espacio de la rampa del Museo Etnográfico de Castilla y León y efectuará el domingo, a las 11.00 horas, una visita de autor.

–¿Cómo surge el proyecto de “United colors of Velázquez”?

–Siempre he admirado a Velázquez, aunque suene muy manido. Me han atraído mucho las interpretaciones que se han hecho de las meninas tanto los artistas contemporáneos como del siglo pasado. No obstante, quería hacer yo misma mi propia interpretación. Todo surgió a raíz de un dibujo pequeñito, que se puede ver en la exposición, realizado con tinta de bolígrafo. Luego lo redimensioné y surgió todo de una manera muy natural.

–¿Por qué elige a la infanta Margarita?

–Para mí Margarita es un icono gráfico a la altura de Marilyn (Monroe). Es un icono gráfico representado a una mujer tiene mucha fuerza, pero para nada es una mujer iconográfica. Fue una mujer que vivió en su época, murió joven, fue maltratada, tuvo hijos muy pronto… Además, ella resume muy bien el concepto con el que parto en la exposición y es que todas las mujeres somos o deberíamos ser soberanas de nuestra existencia de ahí una princesita.

ELENA AYUSO Cedida

–Una princesita que no tuvo tanta libertad.

–Exactamente, de ahí que sea una referencia gráfica, no vital ni existencial como puede suceder en el caso de otras mujeres. Además, es una referencia que se reconoce muy bien, lo que a la vez es un aspecto que también juega en mi contra. Yo lo que pretendo es que mi obra trascienda a la obra de Velázquez y nos represente a todas las mujeres independientemente de nuestra etnia o de nuestra religión o de incluso del momento en el que nos ha tocado vivir.

–La muestra cuenta con dos partes muy diferenciadas. Un primer ámbito lo integran tres cuadros de grandes dimensiones y en un segundo exhibe una docena de piezas de formato pequeño.

–La muestra nació como un desafío personal y me gusta retarme con los materiales. No abandono el aluminio que descubrí en mi serie anterior, pero ahora lo que he hecho es jugar con las características del material, con los volúmenes y con las calidades.

Público contempla la muestra Cedida

–En las obras grandes, las meninas presentan chorretones ¿hechos adrede?

–Completamente. Los fondos son así porque el aluminio como soporte es muy complicado, pero sin embargo me gusta mucho acabarlas introduciendo chorretones hechos a mano. Como seres humanos somos imperfectos, por lo que si estoy tratando de representar al género femenino que lo sea también con sus imperfecciones. Somos orgánicos, asimétricos e imperfectos.

–Menina sevillana, cubana, nativa americana… ha representado a Margarita en distintos contextos culturales.

–Y lo sigo haciendo. Es una serie que sigue en marcha. Las obras realizadas en formato pequeño están hechas sobre papel y bolígrafos. Todas las tonalidades son mediante la yuxtaposición de colores, rayita a rayita, de tal forma que cada una tiene una media de 35-40 horas de trabajo. En estas no juego con los chorretones, pero sí salen trazos hacia fuera porque me niego a ceñirme a una cuadratura, pues nosotras nos salimos del continente que en este caso es el exoesqueleto de Margarita.

–Cada pieza conlleva mucha preparación previa.

–Me he documentado mucho. He sido muy escrupulosa a la hora de mantener la estética de esas prendas. En el caso de la nativa americana las fotografías de referencia son de finales del XIX o principios del XX en blanco y negro, por lo que he optado por imágenes de una misma tribu que estaban coloreadas en la época para que sean lo más fiel posible los abalorios, las pinturas y los adornos.

–Tras Zamora ¿a dónde irán las piezas?

–La muestra comenzó en Madrid en el año 2019. De allí pasó a Barcelona y luego a Gerona, donde le pilló la pandemia. En cuanto pude recuperarlas volvimos a seguir con la muestra ampliándola. Así en Zamora se exhibe cinco piezas inéditas, entre ellas la menina ucraniana con la que homenajeo a este pueblo. Este verano espero que puedan verse en Galicia.