Los 25 niños saharauis que viajarán a Zamora este año con el programa Vacaciones en Paz aguardan en los campamentos de refugiados del norte de África con temperaturas que pueden superar estos días los 50 grados. La realidad es que todos estos chicos y chicas ya deberían estar desde hace dos semanas en la provincia, con sus familias de acogida, pero el retraso en la publicación de los permisos en el Boletín Oficial del Estado ha provocado una demora que podría estirarse aún una semana más, según explica Inés Prieto, la presidenta de la asociación Zamora con el Sáhara.
Problemas con las fechas
La responsable del colectivo aclara que, habitualmente, la autorización para la entrada de los niños saharauis en España se publica el 1 de junio, con el fin de que las asociaciones tengan tiempo de tramitar todo el papeleo que resulta necesario para gestionar la llegada de los pequeños. Este año, sin embargo, la luz verde oficial no ha llegado hasta el 1 de julio.
Esa circunstancia ha provocado que los papeles no hayan llegado a tiempo y que aún ahora continúen los trámites relacionados con los visados para los niños: “Ya estamos en la parte final del proceso”, señala Prieto, que confía en que todo quede resuelto en los próximos días. Eso sí, la representante de Zamora con el Sáhara desconoce si esta demora implicará que los pequeños estiren el tiempo correspondiente su estancia en la provincia ya en septiembre.
Inés Prieto sí indica que, a su juicio, lo lógico habría sido aprobar el programa con las condiciones y con la normativa de siempre, y en los tiempos que se manejan habitualmente, “La situación allí es horrible, con temperaturas muy elevadas. Hay dos compañeros que se fueron hasta la zona y llevan diez días allí sin poder moverse”, remarca la responsable del colectivo, que se muestra muy agradecida con la actitud que están teniendo las familias de acogida.
Un verano planificado
Hay que recordar que las personas que contemplaban la llegada de estos 25 niños saharauis a partir del 1 de julio tenían planificado un verano con ellos que, en ocasiones, incluía vacaciones reservadas durante estas fechas o inscripciones en campamentos infantiles en esta quincena.
El retraso acumulado está generando incertidumbre entre los afectados, aunque Prieto aclara que la comprensión está siendo máxima y que las familias están pendientes “todos los días” de unos niños que forman parte de su hogar durante unos meses.
La demora de esta edición se une al hecho de que, en 2020 y 2021, el programa se suspendió a causa del COVID, aunque la mejoría sanitaria ha permitido retomar nuevamente esta acción solidaria. Inés Prieto recuerda que la preparación del programa de este año arrancó en marzo, con la lógica incertidumbre del parón sufrido a causa de la pandemia. Pese a ese condicionante, la respuesta de los zamoranos ha sido positiva y nuevas familias se han incorporado a Vacaciones en Paz.
Niños de la generación de 2014
Prieto subrayó en su día que casi todos los niños y niñas que vendrán son de la generación del 2014, por lo que se estrenan en una tierra de acogida que, en algunos casos, también fue la de sus padres. Las décadas de funcionamiento del proyecto han convertido ya a algunos de los primeros niños en padres que ahora confían el cuidado temporal de su descendencia a las personas que antes les dieron cobijo a ellos.
El programa permite a los pequeños “pasar un verano diferente, acceder a servicios sanitarios de los que carecen en los campos de refugiados y recibir una alimentación variada y saludable frente a las carencias que tienen en el lugar en el que viven habitualmente”. Además, la idea es promover “un enriquecimiento cultural tanto para los menores como para los acogedores zamoranos”, que crean vínculos muy intensos con los niños que vienen y suelen repetir en ediciones posteriores.
