La Opinión de Zamora

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La Feria del Ajo agota existencias en su regreso a la “esencia” de Tres Cruces

Los productores celebran la cercanía con el público zamorano sin la sensación “artificial” de los dos últimos años en el recinto de Ifeza

Familias enteras escogen la mejor ristra durante la Feria del Ajo celebrada en las Tres Cruces. Jose Luis Fernández

Lo que es tradición, es tradición. Y no hay mayor argumento para defenderlo. Aunque los haya; que los hay. Por ejemplo, es tradición que la Feria del Ajo se celebre en Tres Cruces. Y punto. ¿Puede llevarse a otra ubicación? Por circunstancias de fuerza mayor, sí. Como ya ha ocurrido durante los años 2020 y 2021. Concretamente, la cita se mudó hacia el recinto ferial de Ifeza. Un lugar más amplio, con más espacio para los puestos de venta, con mejores comunicaciones, con más sitio para aparcar y con la ventaja de no tener que cargar con las ristras al hombro hasta casa. ¿Es eso mejor que las Tres Cruces? Pues, mire, no. Porque la historia dicta que los ajos se exponen allí, que la gente bulle durante el día grande de San Pedro, que los productores tienen a los clientes más a mano y que la fiesta, porque esto es una fiesta, debe ser en el centro de la ciudad. Porque es la tradición, vaya.

El día de San Pedro ha sido también el de la clausura de la Feria del Ajo. Una cita esperada en el sector como agua de mayo para dar salida al producto y también por los compradores, dispuestos a llevar la ristra para todo el año. Tras dos años de exilio y peregrinación por el desierto de Ifeza, los puestos regresaban a las Tres Cruces en el espacio comprendido entre las calles de la Amargura y del Regimiento de Toledo. No hacía falta más. Al contrario que en ediciones anteriores, tan solo 87 productores de 25 localidades de la provincia se presentaron en su cita anual con los zamoranos. Razones poderosas y personales son las que están llevando a los agricultores a dejar pasar esta oportunidad. Pero hay dos que pesan por encima de todas y son que cada vez es más complicado realizar el trabajo manual que llevan las ristras para tan exiguo beneficio económico, así como un alza de los costes que debería repercutir directamente en el precio al público para poder sacar rentabilidad a este producto.

Óscar Rojo, responsable del departamento agrario de Caja Rural de Zamora, ha sido el que ha apuntado en esta dirección para tratar de explicar el porqué de tanta ausencia. A su juicio, será complicado que en el futuro se lleguen a esas cotas próximas a los dos centenares de productores de antaño por algo tan sencillo como la productividad. “Cada vez hay más personas orientadas hacia una producción industrial y nos costará encontrar quien haga el trabajo manual de las ristras”, ha expresado el organizador.

No obstante, aunque con pocos, el resultado no ha podido ser mejor. “Las ventas han sido muchas y muy rápidas, y los productores esperan que se venda todo”, ha señalado durante la clausura de la Feria. “Estamos contentos de volver a la normalidad y de que la gente haya respondido”, ha añadido. “Las Tres Cruces es el sitio tradicional y aquí viene más gente; no hace falta coche, ni transporte, ni nada. Lo de Ifeza fue una manera de sacar adelante un mercado para dar salida al producto, pero aquí todo el mundo está más cómodo y es el lugar tradicional”, ha aseverado.

La tradición de la Feria del Ajo obliga también a entregar los premios a la mejor ristra y el mejor montón. José Ignacio García Gómez, agricultor de Fuentespreadas, se ha hecho esta edición con el “doblete”, al imponerse al resto de compañeros en ambas categorías. Un reconocimiento que “da impulso”, ha reconocido el galardonado, en un momento “complicado para el sector” como ha sido este año 2022. Alzarse con estas dos copas supone poner el broche a un par de jornadas en las Tres Cruces que han sido de éxito rotundo. Tanto él como el resto de productores han comprobado cómo el público zamorano sigue fiel a la tradición y ha agotado en poco más de 24 horas las existencias llegadas desde distintos puntos de la provincia.

Fuentespreadas fue el pueblo más galardonado durante la entrega de trofeos que Caja Rural de Zamora ofrece dentro de esta cita. Hasta cuatro agricultores distintos de este municipio encontraron su premio a la ristra en una categoría en la que también fueron premiados ajeros de Cuelgamures, Guarrate, Villabuena del Puente, Jambrina, El Piñero y Zamora. Con o sin premio en metálico, el mejor reconocimiento que los 87 vendedores pudieron recibir fue el calor del público, que agotó las existencias en una calle de las Tres Cruces a la que llegaron también productores de Fuentesaúco, El Maderal, La Bóveda de Toro, Fuentelapeña, Argujillo, El Pego, San Miguel de la Ribera, Sanzoles, Alaejos, Casaseca de las Chanas, Coreses, Gema, Peleas de Arriba, Valcabado, Venialbo, Villalazán, Villanueva del Campo y Villaralbo.

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