Los ganaderos de la Sierra de la Culebra afectados por el incendio exigirán a la Junta de Castilla y León que suspenda la prohibición de pastoreo durante cinco años en los terrenos quemados, ya que el daño en las zonas de pastoreo en algunos términos es casi del 100%. La Consejería de Agricultura y Ganadería ha comenzado la evaluación de daños, ganadero por ganadero, contabilizando las bajas en reses, cultivos e instalaciones.

La situación es inaguantable porque “por vivir en la Sierra de la Culebra están más jodidos que en otros sitios porque tienen más limitaciones” señalan quienes están dentro del sector. La imagen idílica de que los ganaderos viven muy bien de subvenciones es incierta “la agricultura y la ganadería es un sector muy deprimido. La mayoría están ahogados de créditos”. “Si tienen un todo terreno es porque se lo quitan de otro sitio” como el no disfrutar nunca de vacaciones.

Red de caminos de Codesal. | A. S. | ARACELI SAAVEDRA

Este último año afrontan los precios al alza de forrajes, cereales, paja, una pandemia, una guerra y ahora un incendio. En los pueblos, donde se mantiene la ganadería extensiva, salva algo la situación el tener zonas de pastoreo y autoabastecerse de cosechas propias.

El laboreo de las tierras en Codesal es precisamente lo que ha salvado el pueblo de entrar en la estadística de la destrucción casi total por el fuego. Desde que se asignaron las fincas de remplazo, parte de los propietarios han arado, sembrado, plantado e incluso reforestado. Hay hasta fincas de pistacho que se han salvado.

Red de caminos de Codesal Araceli Saavedra

“¿Dónde se paró el fuego? En el Roblón” es la pregunta y respuesta con retranca uno de los residentes. Si el pueblo no hubiera atendido la llamada del alcalde “el fuego hubiera saltado en San Pedro de las Herrerías, hubiera quemado Folgoso, Linarejos y Santa Cruz de los Cuérragos y hubiera quemado todo el norte de Portugal”.

La modernización de la propiedad agraria ha permitido además que se ejecutaran los caminos de concentración parcelaria, sumados a los caminos existentes a Boya –uno de los términos más afectados– Cional y Linarejos. Fueron estas pistas y caminos los que permitieron mover tractores vertederas y máquinas por cuenta de los voluntarios que se sumaron al llamamiento.

Las vacas siguen pastando tranquilas en Codesal. Araceli Saavedra

En Villanueva, donde se preparan para acudir a la manifestación, reconocen con contundencia verbal “ya le pueden besar el culo al alcalde de Manzanal, porque ha impedido que el fuego pase”.

Los cultivos salpican una amplia mancha de terreno donde las subvenciones que prima la administración son las reforestaciones con pino, a las que se han apuntado algunos propietarios y no siempre limpias y cuidadas. Las ayudas también incluyen el vallado de los terrenos. Lo ideal es permitir reforestar no solo con pino sino con arbolado autóctono, como el castaño o el roble. Precisamente unas fincas de castaños y de barbecho aguantaron el fuego.

Un ciervo en un hayedo de Cional. Araceli Saavedra

En Codesal los caminos se llevan limpiando desde hace años, se abren pistas y se hace un mantenimiento por cuenta del Ayuntamiento. Una labor que ahora se valora por su efectividad. Ante el avance de un incendio desde esas pistas se realiza un cortafuegos, como los que hicieron los tractores del pueblo, con apoyo de brigadas de Castilla La Mancha y Portugal, sin desmerecer los escasos efectivos comarcales que se autorizaban “según protocolo”. Desde esos mismos caminos incluso se puede hacer “contrafuego, pero no nos dejaron”. El contrafuego quema el combustible de manera controlada con anticipación a la llegada del fuego. Sabiduría popular. 

Esa misma sabiduría anticipa el aumento de daños a los cultivos por la fuga de ciervos desde las zonas quemadas hasta las zonas donde hay comida centeno, patatales y huertos. Cuatro hectáreas de patatas sirvieron de cortafuegos, a expensas de ser arrasadas ahora por la fauna. Hay daños en los cultivos que desde 2016 no se han pagado. 

Francisca Pomeda apunta a su finca en Cional. Araceli Saavedra

El rescoldo que todavía abrasa en Cional y Villardeciervos es el del sentimiento de impotencia “si nos hubieran dejado apagar el fuego a los pueblos no habría pasado esto. Nosotros tenemos nuestro protocolo”. La palabra se emplea con sorna porque cada vez que se impedía a alguno de los efectivos movilizados, fuera Agente Medioambiental, maquinaria, UME, retén o voluntarios que se ofrecieron a actuar inmediatamente que había una clara posibilidad de atajar el fuego, era que había que cumplir el protocolo”. Un protocolo que los civiles no conocen pero que les impide defender sus propiedades.

Francisca Pomeda, vecina octogenaria de Cional, regresa andando a primera hora de la tarde por la carretera de Cional a Villardeciervos, después de ver su pinar, al pie del embalse. La masa arbórea sobresale porque “tiene las puntas verdes” pero el pinar está achicharrado. Hace 40 años su marido y ella plantaron los árboles que ahora “son de los hijos”.

Red de caminos de Codesal. Araceli Saavedra

En Villanueva de Valrojo llevan estos dos últimos días –con el incendio controlado y oficialmente extinguido- pendientes de la reproducción del fuego de raíces que les ha mantenido en vilo, como antaño que cuando había un incendio se acudía de inmediato y se vigilaba para sofocar rápidamente las fumarolas.

Estos días se cuenta en el pueblo un hecho protagonizado por las mujeres de Villanueva de Valrojo, cuando en 1964 o 1965 las mujeres se plantaron contra el deslinde de la Sierra. Los hombres estaban trabajando en Alemania y fueron ellas las que salieron con las tornaderas en la mano para plantar cara a los funcionarios y “autoridades”, incluido un ingeniero que conocían por don Antonio. “Nos mandaron a la Guardia Civil y tuvimos que volver a casa”. Suerte que un alcalde volvió las lindes a su sitio.

El grifo de Victoria que fue noticia nacional

Las generaciones más jóvenes, al parecer han copiado el ímpetu materno de la época franquista en estos días, al paso de las autoridades. El atasco de la comitiva oficial del presidente de la Junta, en la travesía de Villanueva, cuyas imágenes circulan por el firmamento digital, fue ocasionado por la vecina Victoria que paró al fontanero de otro pueblo, que iba en dirección a Pozuelo.

El conductor apenas reparó en que por detrás de él circulaban cuatro o cinco coches a toda pastilla. Al entrar en la travesía, como el punto estaba más concurrido de lo habitual, redujo la velocidad para no atropellar a nadie. Victoria aprovechó la lentitud del vehículo, le hizo parar y le trasmitió el encargo urgente de repararle el malogrado grifo en su casa.

Esos minutos interminables para el chofer oficial, que se vio rodeado de indignados vecinos, fueron los que Victoria tardó en enseñar la foto tomada con el móvil del perjudicado caño del grifo vendado con cinta blanca aislante para no salpicar agua. Otra de las mujeres se encaró con el chofer, quien amenazó con un “como salga”, que propició un “sal”, desconociendo el raspe femenino que se ha forjado en la sierra. Reír por no llorar. Y hoy viene Sánchez.