La Opinión de Zamora

La Opinión de Zamora

Carrera de obstáculos hacia el aula

Más de 1.300 aspirantes de Castilla y León se concentran en Zamora para el primer examen de las oposiciones de maestro

Los aspirantes a maestro, esperan a ser llamados en una de las entradas del Claudio Moyano. | Jose Luis Fernández

Llegar con media hora de antelación, olvidarse del teléfono móvil pero no del carnet de identidad, bolígrafos y la botella de agua —tan de agradecer en plena ola de calor—, escuchar atentamente las instrucciones del tribunal, valerse de esquemas para organizar las ideas o revisar la ortografía antes de la entrega son algunas de las instrucciones que se sabían de memoria los más de 1.300 aspirantes que ayer comenzaban una carrera de obstáculos para conseguir una de las 101 plazas que la administración pública oferta en esta convocatoria 2022 de maestro en la especialidad de Inglés.

Llegaron la mayoría ayer de todos los rincones de Castilla y León para estar a primera hora en una de las tres sedes habilitadas por la organización para la primera de las pruebas: los institutos Maestro Haedo, Claudio Moyano y María de Molina.

Arranca el proceso

Algunos con los nervios reflejados en sus caras, otros con el repaso de última hora antes de ser llamado por el tribunal para ocupar su asiento el aula designada, acompañados por familia o pareja, con tiempo más de uno para hacerse el último “selfie” para sus redes sociales, el silencio a las 8.30 horas, cuando comenzaron a entrar a los institutos para comenzar el proceso en el que se aspira a ser funcionario público y hacer de su vocación, la enseñanza, un trabajo.

Cola para entrar en las pruebas en la sede del IES Maestro Haedo. | J. L. F.

La desequilibrada balanza entre las plazas ofertadas y los aspirantes es una de las críticas más repetidas entre los opositores. “Luego se quejan de que no hay suficientes maestros, pero así es la burocracia y la gente del Gobierno no mira los problemas que realmente tenemos en educación”, critica Óscar López, antes de entrar en el IES Maestro Haedo “a probar suerte en esta segunda oportunidad, porque al haber estado trabajando, no he tenido mucha suerte, pero hay que intentarlo de todas maneras”, considera, aunque no es partidario de este tipo de concurso. “La prueba es muy subjetiva, no es una buena manera de evaluar si eres apto o no para la enseñanza”, explica.

Experiencias y temores

El temido día de oposiciones también es una buena jornada para compartir experiencias y temores e iniciar nuevas amistades. Es lo que le ha pasado a María del Carmen Sanz y María Natividad Turienzo, en animada conversación en los jardines del IES Claudio Moyano. La primera ha venido desde Burgos para examinarse, aunque confiesa que apenas ha tenido tiempo libre para prepararlo como hubiera querido. “Además de las tareas de casa y la familia, mis hijos están de exámenes y he trabajado este curso como profesora, así que no ha habido horas”, lamenta, aunque confía en que su experiencia sea una baza para el éxito. “Hace tiempo sí que me las preparé y además aprobé esta primera parte, pero estaba más floja en la segunda por falta de experiencia. Ahora me ocurre justo lo contrario, cuento con muchas horas de clase, pero no he podido preparar la teoría”, compara.

Desde León llegó el viernes María Natividad Turienzo, quien ha trabajado estos dos últimos cursos en Primaria, gracias a las medidas derivadas de la necesidad de más docentes por las medidas anticovid. Su formación es de Filología Inglesa y ha desarrollado su labor en Secundaria, aunque no en enseñanza estrictamente dicha, sino en apoyo escolar. “No tengo experiencia en educación reglada, pero sí en tratar a menores de todas las edades”, considera. En su caso, es la segunda vez que se presenta a estas pruebas. “La otra convocatoria la preparé mejor, porque además no trabajaba”, apunta.

Algunos opositores dan el último repaso antes de comenzar. | J. L. Fernández

En compañía los nervios parecen menos y desde Valladolid habían viajado a la sede de Zamora María Blas y Marta Arribas, agradecidas de que la suerte les haya otorgado un lugar de examen no demasiado lejos para pasar el intenso día de oposiciones. Ambas se presentan por segunda vez a estas pruebas, pero a la opción de Infantil. “Saqué la especialidad de Inglés y me presento porque creo que aquí hay más oportunidades”, considera la primera, quien se ha centrado en este último curso en el estudio, después de estar el pasado curso trabajando en un colegio concertado. “Ahora ya tengo experiencia para la segunda parte de la prueba y también para el caso práctico que hay que desarrollar en la primera parte”, explica.

Descompensación entre necesidades y plazas

Aunque reconoce que las oportunidades son más que en Infantil, lo que es común a todas las especialidades es la descompensación entre el número de plazas ofertadas y los aspirantes. “Pero, aun así, sigue estando mejor que en mi oposición anterior, así que vengo con muchas esperanzas”, remarca.

Igual de positiva se muestra antes de entrar al aula del IES Claudio Moyano su compañera Marta Arribas, quien este curso ha compaginado, como tantos otros, trabajo y estudio. “En el fondo, me ha ayudado a prepararme la oposición, porque considero que hay que desconectar de alguna manera de tantas horas delante de los apuntes, mentalmente a mí me ha venido muy bien para poder avanzar”, afirma.

Ante el tribunal

Todavía le queda unos días para ello, pero la joven señala que, personalmente, el peor trago de todo este proceso es exponer ante el tribunal. “Ahí estás completamente sola”, describe. “Pero para llegar a ese punto, primero tienes que haber superado la prueba anterior, así que, en estos momentos, el miedo está en este primer reto”, razona. Una situación que no es nueva para ella, como para tantos otros compañeros que se presentan en todo Castilla y León, por lo que sabe que “el trabajo ya está hecho, así que ahora solo hay que enseñar todo lo que has hecho, el resto ya no está en tus manos”, finaliza esperanzada.

Compartir el artículo

stats