“Fernando Mayoral Dorado venía todos los Jueves Santo y nos veíamos en la merienda de la Vera Cruz”, testimonia el artista Antonio Pedrero amigo del escultor fallecido el martes en Galicia a los 92 años de edad. La relación de Pedrero y el extremeño, que durante muchos años residió en Salamanca, se remontaba a la ejecución de la Santa Cena.
El zamorano tenía que supervisar el hacer de Mayoral Dorado, quien asumió el proyecto, gestado en una comida durante el congreso nacional de cofradías y costeado por Ayuntamiento de Zamora y Diputación, tras haber quedo desierto el concurso. “Fue una obra ejemplar realizada en un tiempo totalmente récord. Esa obra era un gran reto para cualquier escultor que la hubiera afrontado”, sentencia Pedrero quien comenta que conversaron “hace pocos meses”.
Sobre esta pieza que procesiona en la Cofradía de la Santa Vera Cruz el propio Mayoral 25 años después de su ejecución comentaba a este medio que “si lo volviera a realizar ahora, no modificaría nada”.
Otra de las aportaciones a la Semana Santa de Zamora corresponde al grupo de la Conversión del centurión realizada con el siglo y donada por el grupo Inmobiliaria Zamorana a la Real Cofradía del Santo Entierro. En este caso el artista , natural de Valencia de Alcántara, efectuó la obra al ganar el concurso público. “Es un concepto más acabado en la idea que tiene la gente de acabado porque son cinco figuras que hice en año y medio”, confesaba el propio autor.
Entre las curiosidades del paso figuran que hubo que acortar la altura de la cruz porque no entraba por la puerta del Museo de Semana Santa, donde puede contemplarse.
De sus manos salió también uno de los crucificados que se incorporaron al desfile procesional de la Hermandad Penitencial de las Siete Palabras entre 1986 y 2007. En concreto su Cristo está realizado en madera policromada, acompañaba a la Séptima Palabra y fue una donación de Caja Salamanca y Soria en año 1995.
Zamora pudo disfrutar en 2012 de una interesante exposición antológica en la sala de exposiciones de la Encarnación y en el claustro de la Diputación que permitió dar a conocer la faceta de pintor de Fernando Mayoral, dado que la integraban una treintena de pinturas, más de medio centenar de bocetos y una docena de esculturas de grandes proporciones.
Hombre cercano y muy amable en el trato, “se hacía querer”, señala Luis Felipe Delgado de Castro que mantuvo una estrecha relación con el fallecido y que alude a que la última obra urbana que efectuó corresponde a la escultura de Vicente del Bosque que está situada en el centro de Salamanca. “De posar para él en su taller de La Vallés se hicieron amigos y cuando Vicente iba a Salamanca quedaban”, aporta mientras que el escultor Ricardo Flecha remarca que “era muy buen escultor”.
Muchas fueron las condolencias presentes en las redes tras conocerse la muerte del escultor, entre ellas las de la Junta pro Semana Santa de Zamora o la de Vera Cruz, que aludía a la charla- coloquio organizado con el Santo Entierro por los 25 años de la Santa Cena “de la que guardamos muy gratos recuerdos”, o incluso del presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, quien le definió como un “caballero, un genio y buen amigo”.
