La Opinión de Zamora

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Concha Herranz Conservadora del Museo del Traje

"El manto que porta en sus representaciones el apóstol Santiago se ha mantenido hasta la capa española"

“Las técnicas de la indumentaria tradicional ofrecen un amplio repertorio que puede inspirar a diseñadores actuales”

La conservadora del Museo del Traje Concha Herranz Cedida

La conservadora de la colección del indumentaria tradicional y joyería del Museo del Traje, Concha Herranz Rodríguez, abre el jueves, en el Teatro Ramos Carrión, el Festival de Indumentaria Tradicional Caminos a Compostela.

–El Camino de Santiago ¿cómo ha influido en la indumentaria tradicional?

–Está claro que los peregrinos irían vestidos tal y como lo hacían en su zona de origen. Suponemos que una persona que caminaba desde el valle de Arán o desde la Sierra de Cazorla vendría con sus trajes tradicionales, muchas piezas son medievales, otras más renacentistas, algunas más modernas y más románticas. El Camino de Santiago es una vía de comunicación que hace que se produzcan unas series de identificaciones de quiénes es quién por cómo viste y por otro lado se producirían préstamos de unas zonas a otras.

–¿Se produjeron muchos intercambios en materia de la vestimenta?

–Yo creo que sí y un ejemplo claro lo representa la capa que está muy relacionada con el Apóstol Santiago, el manto que porta en sus representaciones que se ha mantenido hasta la capa española de hoy. También el hecho de llevar la clámide o bien una serie de atributos que el Camino de Santiago favorecería el intercambio con Francia y con Portugal.

–¿Y en el ámbito de la joyería?

–También se produciría. Un ejemplo es la Virgen del Pilar de Zaragoza se observa en todas las zonas de España por contagio. En los mercados se intercambiaría un coral por un azabache por una piedra de color… se produce un movimiento de gentes que vistes de distintas formas y que acuden a Santiago para ver la tumba del santo desde la época medieval.

–¿Se observan modas dentro de los elementos que integran la indumentaria tradicional?

–Sí, se puede decir que hay tendencias. A veces en el afán de crear una forma particular pones de moda un aspecto. Hay modas en el largo de la ropa, en las formas más redondeadas o menos. He hecho trabajos y he visto muchas piezas y diversas colecciones y puedo afirmar que es general en toda España.

–Su presencia se encuadra en la segunda edición del Festival de Indumentaria Tradicional.

–Es una iniciativa fundamental porque de otra manera no se puede apreciar el valor de estas prendas. Si solo acudimos a ellas para vestirnos para ir a las fiestas, se pierde el norte que es lo que ha pasado tiempo atrás. Ahora existe muchos grupos que controlan, estudian, buscan piezas e incluso las reproducen para el vestuario que necesitan. Quieren ser originales y recurren a los arcones donde localizan piezas desconocidas, las estudian y las reproducen y aprecian las diferencias que han de unas zonas a otras.

–Ha hablado de pérdida del norte. ¿A qué se refiere?

–En la forma de vestir individual a veces se cae en enriquecer un traje que es sencillo, llenarlo de galones de oro, de plata o bordados que se sale de lo que era en sí el traje. O bien usar otros tejidos que no se corresponden con lo que se deben usar. El traje evoluciona, pero este se puede producir respetando la tradición o bien inventando. El problema de lo segundo es que todo se desfigura y se pierda el documento.

–Y ¿qué pesa más actualmente?

–La búsqueda de la tradición, el recurrir a las fuentes y respetar patrones. La gente está muy volcada y preocupada por saber cómo se vestía en un pueblo y en otro o por conocer qué tipos de trajes había...

–En esa búsqueda también se recurre como fuente al Museo de Traje donde usted es conservadora de indumentaria tradicional y joyería.

–Somos una referencia porque nuestros trajes tienen cierta antigüedad. Comenzaron a reunirse en 1925 para la exposición del traje regional e histórico que hubo en Madrid. Trabajaron varios grupos buscando piezas originales por toda España los dos años anteriores. Esas piezas, muchas de ellas de entre 1850 y 1870, forman parte ahora de nuestra colección. La provincia de Zamora tiene un gran peso. Además de las piezas de que estuvieron en esa primera exposición, años más tarde se adquirió la compra de la colección Cueto, que es muy numerosa y valiosa.

–En su opinión ¿se valora la indumentaria tradicional?

–Sí, se valora. La valoran los museos y los grupos que están trabajando en la difusión del traje, la literatura oral y la música. Su labor hace que la indumentaria sobreviva y se aprecie. Actualmente hay tiendas o sastrerías que se vuelven locos por localizar paños originales, que los tejan con los colores que corresponden… se cuida mucho que los tejidos para que correspondan con aquellos originales. Además, ahora se está revisando muchos aspectos a partir de la bibliografía que está publicándose, ahora abundante, pero el tema tradicional nunca se ha olvidado. Yo creo que goza de muy buena salud porque va unida a la música, la letra y el baile. La vestimenta tradicional representa el legado que podemos difundir a las nuevas generaciones, pues sorprende que se pudieran llevar un vestuario tan rudo y hecho con unos patrones tan pequeños. A mayores, las técnicas textiles y decorativas de la indumentaria tradicional ofrecen un amplio repertorio que puede servir para que se inspiren diseñadores actuales y como han hecho en otros casos los diseñadores de moda.

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