La Opinión de Zamora

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¿Por qué han desaparecido 4.000 perros en Zamora?

La recuperación de la tasa anual de nueve euros por animal aflora miles de casos de canes que habían fallecido sin que nadie lo notificara

Un perro se refresca en el estanque de Félix Rodríguez de la Fuente en Valorio. Jose Luis Fernández

El censo canino de la capital se ha desplomado desde que el Ayuntamiento de Zamora recuperó la tasa de nueve euros por animal al año. En 2019, cuando la administración local anunció el cobro de este tributo, las cifras hablaban de la existencia de 9.800 perros en el núcleo urbano. Pero, nada más lejos de la realidad. Apenas tres ejercicios después y con miles de regularizaciones, la lista se ha reducido y el último padrón se dirige tan solo a 5.492 sujetos tributarios. Es decir, 4.300 menos que los que figuraban en los registros oficiales. Un exagerado dato detrás del que se esconde únicamente la negligencia de no notificar los fallecimientos de los canes cuando se producen, contraviniendo así las obligaciones establecidas en la Ordenanza Municipal sobre Animales de Compañía.

La concejala de Salud Pública del Ayuntamiento de Zamora, Carmen Turiel, ha explicado cómo la aplicación de la tasa por tenencia de perros ha servido para poner al día el censo municipal. “Hemos tenido casos de perros que habían muerto hace quince o veinte años y que nadie había dado de baja”, ha señalado la responsable del área. Han sido muchísimos casos los que se han regularizado en estos tres últimos años. Miles. No en vano, se ha pasado de casi 10.000 perros en la ciudad a prácticamente la mitad. “Había mucha gente que tenía por costumbre no hacer absolutamente nada cuando se moría el perro, máxime si no había un veterinario de por medio”, ha añadido la edil de Izquierda Unida.

La normativa, sin embargo, es clara al respecto. Cristalina. La ordenanza municipal dicta que los propietarios o poseedores de perros están obligados a censarlos en los servicios municipales de Salud y a notificar su fallecimiento. “Cuando un animal censado muera o desaparezca (por pérdida o extravío), o bien sea vendido o cedido, será dado de baja en los Servicios de Sanidad de forma obligatoria en los cinco días siguientes”, apunta el texto.

En la ciudad de Zamora, además, hay que seguir un estricto protocolo cuando el animal fallece. Nada de enterrarlo en el jardín. “Los cadáveres de los animales de compañía deberán recogerse en cajas, recipientes o bolsas de material impermeabilizado, precintadas o cerradas, para su posterior traslado por el interesado o a través del servicio de recogida municipal al lugar destinado para su incineración”, establece la ordenanza. “El Ayuntamiento se hará cargo de la recogida de los animales de compañía que hayan muerto o sean sacrificados en una clínica veterinaria, para su posterior incineración, previo abono de la tasa que se establezca al efecto en la correspondiente ordenanza fiscal”, añade.

La tasa por tenencia de perros fue recuperada en 2019, con un primer cobro en la anualidad de 2020, con el firme objetivo de que los propietarios contribuyeran a sufragar los gastos derivados de la rama sanitaria animal. A fecha actual, se calcula que el Ayuntamiento de Zamora invierte más de 200.000 euros en políticas de bienestar. En materia de gastos directos, la capital aporta para el censo telemático, evacuatorios caninos (con mantenimiento, reposición y limpieza), dispensadores de bolsas, zonas de esparcimiento, contrato de limpieza y señalización de zonas de suelta. En los indirectos, se encuentra la limpieza de jardines y aceras, la celebración del Día de la Mascota o las campañas de sensibilización.

Este “impuesto al perro”, que no es un impuesto sino una tasa, ya se aplicaba en Zamora hasta el año 1992, momento en que se suprimió. Por aquel entonces, lo que se cobraba eran las 1.500 pesetas que, al cambio, son las que figuran en los nueve euros de los recibos que se giran a los propietarios de los animales. Canes que, ahora sí, son todos de carne y hueso.

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