El precio de la gasolina sigue desbocado. Durante este fin de semana, el litro de 95 octanos ha superado los 2,10 euros de media en Zamora, tras un incremento progresivo que está provocando que el descuento de veinte céntimos del Gobierno se quede cada vez más corto. De hecho, la subida en los últimos doce meses alcanza ya los 71 céntimos por litro en la provincia sin la rebaja. Con ella, el coste sigue colocándose medio euro por encima que 365 días atrás, con lo que ello conlleva para las economías familiares y empresariales.
Justo hace un año, el precio medio del litro de gasolina se situaba en torno a los 1,39 euros en Zamora; hoy, las marquesinas marcan costes de 2,10 euros que, con el descuento, se quedan en 1,90. Ese era el precio sin rebaja hace solo 23 días, lo que da una idea de cómo se está disparando el coste del combustible en las últimas semanas. La situación pone en jaque particularmente a aquellas personas que usan su vehículo para trabajar o para desplazarse a su puesto.
Repercusión en el bolsillo
En el caso de los profesionales, esos incrementos de un coste fijo provocan que muchas empresas de todo tipo se estén viendo obligadas a repercutir esos gastos en los clientes, lo que redunda en un alza de los precios que ya de por sí sigue una espiral peligrosa. Resulta casi inaudito ahora echar la vista atrás para ver cómo en junio de 2020 el litro de 95 octanos costaba exactamente un euro menos que ahora. Eran otros tiempos.
La subida de la gasolina opaca incluso el incremento del precio del diésel, que también se ha encarecido en este periodo prácticamente en los mismos porcentajes. Ahora bien, los 1,95 euros actuales sin rebaja apenas superan en tres céntimos el precio del mes pasado. Aquí, parece que hay más contención de un tiempo a esta parte.
Sea como fuere, la tendencia resulta tan evidente como preocupante en lo tocante al combustible. La extensión de la rebaja de veinte céntimos, anunciada ya por el Gobierno, sirve para paliar ligeramente el daño, pero no cierra una brecha cada vez más sangrante.
Tres meses de encarecimiento tras el inicio de la reducción en el precio
El encarecimiento del precio del combustible desde el anuncio de la rebaja bonificada por el Gobierno es una constante, una circunstancia que tiene dos lecturas: por un lado, que el descuento finalmente se ha quedado muy aguado por culpa de la subida disparada que se ha producido desde entonces; por el otro, que si el Ejecutivo no hubiera actuado para paliar ese repunte en los costes, los ciudadanos estarían pagando en estos momentos 105 euros por 50 litros de gasolina; un precio que habría resultado inaudito para muchos hace apenas unos meses.
A finales de marzo de 2022, el coste de la gasolina de 95 octanos en las estaciones de servicio de la provincia se situaba en 1,82 euros; 66 días más tarde, esa cantidad se ha incrementado hasta los 2,10 euros, después de un mes de abril en el que el coste fluctuó desde el 1,78 por litro del día 12 hasta el 1,85 con el que Zamora alcanzó mayo. Fue el mes pasado cuando el crecimiento volvió a dispararse, de tal modo que superó con claridad al diésel tras unas semanas con un precio ligeramente más barato.
Así, de manera casi lineal, la gasolina fue subiendo un céntimo cada dos días durante mayo hasta situarse por encima de los dos euros. Lejos de contenerse, la primera semana de junio está suponiendo un incremento aún mayor. La curva ascendente aún no se ha aplanado, y el temor de los consumidores sigue estando en la posibilidad de que la espiral alcista continúe y tense aún más las economías familiares de los zamoranos.
La inflación afecta particularmente a las clases más desfavorecidas y a los pensionistas
A finales de esta semana, Zamora conocerá el nuevo dato del IPC provincializado. Las perspectivas no son demasiado buenas, y es que la cifra anticipada conocida recientemente habla de un encarecimiento del 8,7% en el coste de la vida en España. Precisamente el combustible, junto a los alimentos, aparece a la cabeza de los pagos básicos que están torturando a los bolsillos de los ciudadanos. Además, ese impacto no afecta a todos por igual, y es que la inflación golpea particularmente a las personas mayores y las familias con las rentas más bajas.
El incremento de los precios en los productos y servicios más básicos está poniendo contra las cuerdas a un porcentaje amplio de los hogares, y se está dejando notar en provincias como Zamora, donde las personas con salarios ajustados y los pensionistas conforman un grupo muy representativo dentro del tejido social del territorio. En concreto, un informe del Banco de España publicado hace unas semana incidió en que “la subida de los precios afecta a los hogares de manera diferente en función de su estructura familiar, edad, educación, renta y posición financiera neta, entre otros aspectos”.
Esa circunstancia provoca que los hogares con menores ingresos estén sufriendo una inflación 1,2 puntos porcentuales superior a la media de sus territorios. Según la entidad emisora de este documento, ese dato se encuentra directamente relacionado con el hecho de que los alimentos, la electricidad y el gas y otros combustibles se hayan encarecido más que otros artículos durante los últimos meses, y señala precisamente esos bienes de primera necesidad como los que aprietan la economía de las familias vulnerables. Conviene recordar que, mientras la inflación roza el 9% en España y es ligeramente superior en Zamora, los salarios ajustados a los convenios de empresa o superiores y los ingresos de los pensionistas apenas se han incrementado un 2%, sin contar a aquellas personas cuyos emolumentos no han variado o lo han hecho por debajo de ese listón.
