La imagen de la Virgen de la Concha regresaba a las calles para recorrer los seis kilómetros que la separan de la Hiniesta, con unos zamoranos que no han querido perderse la esperada cita y en torno a 4.000 personas llevan en volandas a la Virgen.

Una imagen que quedará para el recuerdo de muchos, en una vuelta a la "normalidad" que sigue dejando precaución sanitaria y mascarillas.

Alegría y festividad es lo que se ha vivido durante el trayecto y el recibimiento, con unos zamoranos entregados y deseosos de vivir la romería después de dos años en blanco.

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GALERÍA | La romería de la Hiniesta, en imágenes

La programación

Desde luego, el día se presume largo, y es que todo comenzará con una misa que tendrá lugar a las ocho de la mañana en el templo de San Antolín. Ahí se percibirá alguna de las limitaciones impuestas para evitar problemas relacionados con el COVID, y es que la celebración se realizará con el aforo perfectamente controlado.

Terminada la misa, la procesión partirá rumbo a La Hiniesta con la habitual visita previa a la “prima”, la Virgen del Yermo, al paso por San Lázaro. Este año, la imagen saldrá a las puertas del templo para evitar aglomeraciones ,y allí mismo se entonará Salve.

Llegados a la Cruz del Rey Don Sancho se adorará a al niño, pero no con el beso, sino con una genuflexión, medida más higiénica en los tiempos que corren. El camino a La Hiniesta se hará en grupos lo más separados posible y sin convite de pastas, según comunicaron desde la organización.

La previsión es que, en torno a las once de la mañana, el pueblo de La Hiniesta reciba al de Zamora, con saludo de pendones e intercambio de bastones de mando que los alcaldes se habían cedido previamente en la rogativa de San Marcos. No habrá restricciones para ver este acto.

A partir de ahí, este año la cofradía ha eliminado la comida de hermandad, al menos tal y como se venía haciendo en los últimos años previos a la crisis sanitaria, para sustituirla por un arroz a la zamorana popular, con un coste de diez euros, un precio que será más barato para los hermanos.

La comida

Según comunicaron los organizadores, se servirá el arroz, con bebida y postre en el frontón que cede el Ayuntamiento y además se podrá comer sentado. La cofradía quiere evitar así concentrar a mucha gente en un sitio cerrado como se hacía en la comida habitual. Eso sí, valorará la experiencia para ver si esta fórmula de comida más popular se mantiene o bien se vuelve al almuerzo de antes.

En todo caso, antes de pensar en lo que se hará en futuras ocasiones, toca disfrutar del regreso de una romería que resiste el paso del tiempo y que volverá a recuperar su carácter habitual.

Fin a las celebraciones atípicas y al traslado en furgoneta

La recuperación de la normalidad en la romería de La Hiniesta aparcará la sensación un tanto extraña que sintieron los fieles durante los años 2020 y 2021. “Habrá que esperar a ver si ya el próximo año podemos festejar este día tan señalado”, manifestaba una vecina de la localidad hace doce meses. Y la paciencia dará hoy sus frutos. La frialdad reciente dará paso a la algarabía.

Hay que recordar que, todavía el año pasado, lo que debería haber sido una jornada festiva y religiosa marcada por la unión de ambos municipios, se limitó a dos misas y el traslado de la imagen de la Concha a la iglesia de La Hiniesta en furgoneta y sin romeros, con la finalidad de evitar el recorrido a pie tradicional y que la imagen pudiera acudir, como manda la tradición, a la iglesia de Santa María La Real de La Hiniesta.

Aquel día comenzó con la tradicional misa en la iglesia de San Antolín de la capital, pero acabada la ceremonia se vivió uno de los momentos que, sin duda, se recordará toda la vida. Y es que, por primera vez en su historia, la Virgen de la Concha fue trasladada en un furgón preparado para la ocasión de forma discreta y totalmente tapada para proteger en todo momento la imagen. Ya en la iglesia de Santa María la Real de La Hiniesta, varios hermanos de la cofradía descargaron a la Virgen de la Concha del vehículo para introducirla en el templo. Una vez vestida, la imagen se situó en el altar mayor, junto a la Virgen de La Hiniesta.