La Opinión de Zamora

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José Latova Fotógrafo

“La fotografía necesita de una reflexión crítica, científica y de estudio personal”

“El patrimonio hay que mantenerlo porque es nuestra herencia y la divulgación es la puesta en valor de todo eso que tenemos”

El fotógrafo José Latova, en el Museo de Zamora antes de la conferencia. | Jose Luis Fernández

Hasta el próximo 12 de junio se puede visitar en el Museo de Zamora la exposición “José Latova. Cuarenta años de fotografía arqueológica española (1975-2014)” y ayer los zamoranos tuvieron la oportunidad de poder escuchar al protagonista de esta muestra, quien realizó un repaso por su amplia carrera fotográfica, acompañado en la ponencia por Enrique Baquedano, del Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid.

–¿Cómo empezó en este mundo de la fotografía arqueológica?

–Estaba estudiando Ingeniería de Minas y tenía un amigo de toda la vida, con el que me había iniciado en la fotografía. Él ya era profesional y trabajaba como fotógrafo de la antigua Comisaría Nacional de Excavaciones Arqueológicas. Al tener que irse a la mili y yo estar buscando un trabajo, me quedé con su plaza, con un contrato de seis meses. Así comencé, de casualidad, aunque tenía algo de experiencia con la cámara, ya que había estado colaborando en excavaciones paleontológicas con Trinidad de Torres, un ingeniero de minas, descubridor de Atapuerca.

–Así que ya contaba con esa base de pasión por la fotografía.

–Y por la ciencia en general. Siempre me han interesado las ciencias de la tierra y las ciencias humanas, con la idea de la aventura de descubrir, de la excavación, del estudio. Esa ha sido, de algún modo, mi constante en todos estos años.

–¿Puede explotar en este tipo de fotografía su vena artística?

–Es menos artístico de lo que la gente piensa, entra dentro de eso que se conoce como fotografía científica o forense, el modo de registrar en imágenes una realidad. La arqueología es totalmente destructiva en sus procesos, porque cuando se hace una excavación están destruyendo el tiempo acumulado sobre el resto arqueológico. Uno de los sistemas de documentación mejores que ha habido desde el descubrimiento de la fotografía es el intentar construir una imagen de aquello que hay delante.

–¿Y cómo se logra?

–Hay que hacerlo desde determinadas reglas, para que sea comprensible, útil, medible y contrastable científicamente. De hecho, uno de los problemas que tenemos actualmente es que hay tal proliferación de fotografía que se está perdiendo en gran medida esa capacidad de registro científico de las cosas, a pesar de todos los avances.

Exposición de fotografía de José Latova en el Museo de Zamora. Jose Luis Fernández

–Entonces, ¿las ruinas son modelos agradecidos?

–No se mueven mucho y eso es importante (risas). Pero la fotografía de patrimonio nunca ha estado muy valorada económicamente y he tenido que compatibilizar ese trabajo con fotografía de arquitectura o de interiorismo, pero siempre he preferido que los modelos nunca se movieran.

–Echando la vista atrás, ¿ve muchas diferencias con aquellas primeras fotos en la Comisaría Nacional de Excavaciones Arqueológicas?

–Totalmente. Ahora empiezo a saber qué es lo que tendría que haber hecho. La fotografía necesita de una reflexión crítica, científica y de estudio personal. No se trata de manejar una estupenda cámara profesional o Photoshop. Somos pocos los capaces de participar en equipos multidisciplinares de investigación aportando ciencia a lo que hacemos. Tiene que haber una reflexión para que se produzca una evolución, tanto conceptual como tecnológica. Cuando comencé, la fotografía era en blanco y negro, proveniente de escuelas alemanas, pero todo eso ha ido cambiando y evolucionando. En mi opinión, uno de los grandes problemas hoy en día es que, a pesar de la capacidad técnica que tenemos de fotografía con drones o satélites, científicamente no se está aprovechando ni el 5% de los resultados ni de las capacidades que tiene esta documentación.

Nuestra gran capacidad técnica en fotografía no se está aprovechando para la documentación

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–¿Y a qué se puede deber?

–Es por falta de conocimiento y de reflexión sobre lo que tenemos, entre otras cosas, porque desde las propias universidades hay un retraso gigante en la evolución de esos conceptos, se sigue trabajando con conceptos muy decimonónicos. Y por otro lado, defendiéndome como fotógrafo frente a otros profesionales como arquitectos o antropólogos, ellos han asumido en gran parte el trabajo de un fotógrafo, cuando alguien que está en un yacimiento arqueológico pensando en la excavación, en la gestión del personal y en la pieza no puede además hacer la fotografía. Hay profesionales para ello, pero como hay un déficit económico en las inversiones de cara a la investigación en general y de arqueología en particular, no hay contratos de ese tipo.

–A pesar de la innegable riqueza arqueológica que hay en España, ¿no está lo suficientemente valorada?

–No se valora por muchas razones. Primero, por una razón de conciencia del pasado. La arqueología no es una cosa de la antigüedad pura, hasta las excavaciones de las fosas de la Guerra Civil son arqueología, como también lo es la arqueología industrial para mantener las instalaciones como reflejo de evolución del país o la conservación de algunos edificios en ciudades. No se está dando ese valor que sí lo tiene en el mundo anglosajón y, por lo tanto, no se está gestionando adecuadamente en los museos o instituciones ni existen las inversiones suficientes para que eso genere todo un mercado profesional alrededor del mundo de la arqueología, desde restauración, estudio, publicaciones o documentales.

En la universidad se sigue trabajando con conceptos decimonónicos

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–¿Y no preocupa esa pérdida en las altas esferas?

–La dejación en parte es porque, cuando hay elecciones en algún lugar, ningún partido lleva nada al respecto en su programa electoral. Y eso que se trata de nuestro patrimonio, algo de todos los españoles, el mayor legado que tenemos, ya sea un cuadro del Prado, una villa romana o el tesoro de Arrabalde de Zamora. Si no cuidamos eso, ¿qué estamos haciendo? Eso sí que sería un cambio cultural y no otras tonterías que nos están vendiendo.

Una visitante en la exposición de fotografía de José Latova en el Museo de Zamora. JOSE LUIS FERNANDEZ

–¿Hay algún lugar que le haya fascinado especialmente durante su carrera profesional?

–Cada lugar es especial, pero más que las piedras, me emociona lo que significan, como el ver el interés en su descubrimiento y mantenimiento, sobre todo por parte de la gente joven que trabaja en este mundo, con una emoción que quizá yo también tuve a su edad, una pasión por estudiar, descubrir, estar ahí, interpretarnos a través de ese pasado.

–También ha trabajado fuera de España, ¿ha sido el proyecto Djehuty, en Egipto uno de los más importantes en los que ha participado?

–Antes de eso había estado trabajando en Marruecos, Túnez y Oriente Medio a finales de los 70, todavía bajo las fuerzas israelíes. La primera vez que fue a Egipto fue a finales de los 80 con Carmen Pérez Díez, conservadora del Museo Arqueológico Nacional. He estado más de diez años con ese proyecto de excavación en Luxor y estamos colaborando con la Universidad de Jaén en otra iniciativa al lado de las cataratas del Nilo. El proyecto lo hemos divulgado mucho, porque junto con Javier Trueba hemos realizado tres documentales para TVE sobre los descubrimientos.

Cuando haces una excavación, destruyes el tiempo acumulado sobre el resto arqueológico

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–¿Le gusta esa faceta de divulgación a través de su trabajo?

–Hay que divulgar para decirle a la gente lo que estamos haciendo con su dinero. La famosa transparencia de la que tanto se habla no se puede quedar en una publicación científica cada diez años o en un congreso especializado. A su vez, eso ayuda a valorar primero el trabajo que se ha hecho y luego el propio objeto del trabajo. Es cierto que, a partir de ese momento, se complica el asunto, porque se convierte en una posibilidad de explotación y se vuelve a ir de las manos de la protección, como está ocurriendo ahora mismo por ejemplo en La Alhambra o en algunos yacimientos. Hay que mantener el patrimonio, porque es nuestra herencia, y la divulgación es la puesta en valor de lo que tenemos.

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