La Opinión de Zamora

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José María Esbec Martín Director del Teatro Principal

“Zamora tiene potencial para convertirse en epicentro del teatro europeo”

“Existe un movimiento cultural suficiente como para que se le preste atención y se le acompañe en sus procesos creativos, y eso lo haremos desde el Principal”

El director del Teatro Principal, José María Esbec, en el escenario del liceo. Ana Burrieza

José María Esbec Martín capitanea el Teatro Principal, un espacio cultural que ha retomado actividades tan emblemáticas como su festival de títeres y que afronta el futuro con muchos proyectos en la cartera.

–El mes de mayo está asociado a los títeres culturalmente hablando en Zamora. ¿Qué ha supuesto su recuperación, producida esta semana?

–Podemos jactarnos de que ha sido una vuelta en la que hemos recuperado los públicos y ha habido un gran número de asistentes tanto en las representaciones que ha habido en la calle como en las que se han hecho en el interior, en el Teatro Principal. La pandemia había descontextualizado el festival, que tuvo que llevarse a cabo en septiembre el pasado año y no pudieron asistir artistas internacionales. Ahora sí han podido acudir, por lo que hemos tenido un ciclo bastante completo.

–Y que ha mirado bastante al adulto.

–Yo creo que los adultos siempre estamos mirando a ese lugar que es la niñez. La programación es trasversal y, a veces, los mayores quedan embebecidos con las propuestas. Para mí ha sido un esfuerzo introducir ese engaño que muchas veces ese destinatario adulto tiene acerca del títere que se relaciona de una forma excluyente hacia los adultos cuando no es así. Es un festival para todos los públicos y buena cuenta, por ejemplo, ha sido la presencia de Javier Aranda, un manipulador extraordinario que había intentado traer en más ocasiones. El próximo cuatrimestre retomaremos las sesiones programadas con colegios e institutos para que sea una actividad análoga a la docencia e incluso en las próximas semanas ya algunos centros asistirán con sus alumnos al ciclo del teatro barroco.

–Su apuesta por enganchar a nuevos públicos se ha materializado en la puesta en marcha del proyecto El Gallinero del Principal que aproxima la creación artística a los jóvenes de la ciudad.

–Desde hace un año intentamos que los jóvenes vengan a ver las funciones y que tengan encuentros con los creadores para que puedan ver desde otros prismas el hecho escénico, para inocularles la semilla artística. Para mí es muy importante este proyecto porque ellos representan el público del mañana. Los lenguajes sociales están cambiando mucho y eso tiene que permear también el teatro para poder enganchar a los nuevos públicos. La ciudad tiene cada vez menos jóvenes, pero hay que rescatarlos y tienen que saber que hay epicentros culturales importantes en Zamora, como es el Teatro Principal, un lugar que les puede amparar a la hora de crear o de buscar refugio en el arte también como espectador.

Nos gustaría poner en marcha una escuela de formación artística poliédrica

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–¿Qué proyectos tiene de cara a esos nuevos públicos?

–Es un poco pronto, pero nos gustaría generar una idea escolástica de El Gallinero. Intentar crear una escuela de formación artística poliédrica al amparo de un organismo público con una calidad y un acompañamiento a lo largo de la enseñanza. El Gallinero es una simiente y tenemos que ver la proyección de este proyecto en el tiempo. A lo largo de estos meses han participado en las actividades organizadas más de un centenar de jóvenes, ya sea en los talleres o en las charlas abiertas. Algunos han venido solo a algunas actividades, pero no hemos querido generar una presión, sino que sean ellos los que se estimulen y se motiven.

–En las próximas semanas el Principal estrena una nueva propuesta, un ciclo de teatro barroco.¿Qué podrá verse?

–Las barrocadas son una tentativa para implementar el teatro popular y sacar el teatro a la ciudad. Por un lado hay un espectáculo en el que el espectador mientras que camina tranquilamente con unos cascos le van contando el Quijote en unos términos más contemporáneos. “Quijotes y Sanchos” es una visión muy fresca del Quijote. En el Principal tenemos al grupo Klanghor que, en dos conciertos, plantea “Cid”. Además, del mismo modo que estamos en una permanente búsqueda de espacio no convencionales para los espectáculos de los títeres, estoy tratando de sacar a la calle el teatro popular del Siglo de Oro. He logrado un acuerdo con el Seminario Menor San Atilano, gracias a Juan Carlos López, y vamos a montar una réplica del Corral de Comedias de Almagro en el patio del edificio. Allí vamos a hacer teatro como se hacía en el Siglo XVII. En ese Corral de Comedias tenemos “Es de Lope” de la compañía de Cristian Santos, “La Celestina” y “El Lazarillo de Tormes”, de Albacity Corporation. Ensamble Bufo pone en escena “Don Gil de las calzas verdes”, de Tirso de Molina. También tenemos “Fuenteovejuna” a cargo de una compañía de Costa de Marfil, que efectúa una coproducción con la Compañía Nacional de Teatro Clásico.

–¿Cómo surge esta colaboración con el Seminario?

–Inicialmente pensé en montar el Corral de Comedias en la Plaza Mayor, pero no se ajustaba a los cánones. Las relaciones entre el Ayuntamiento de Zamora y la Diócesis de Zamora son buenas. Hablé con Juan Carlos López y le pareció una buena idea. Este tipo de colaboraciones puede ser un asidero para salvar la ciudad. Zamora es una ciudad que puede albergar un festival de una manera estupenda. Los grandes festivales se celebran en ciudades fáciles para el espectador como Almagro, Venecia, Almada o Cannes, y si tiene infraestructura puedes llevar a cabo proyectos de gran envergadura que puede repercutir en el PIB local.

Esbec Martín sentado en el patio de butacas del Principal. | Ana Burrieza

–¿Pretende embarcarse en alguno?

–Estamos en ello. Me gustaría que Zamora fuera el epicentro del teatro europeo. Quiero pensar que Zamora puede ser un retrato especular de lo que es Avignon. Yo albergaría espectáculos de calado, que estuvieran vinculados a las artes vivas, performativas e instalaciones con artistas internacionales, de la talla de Bill Viola un creador visual impresionante. Me gustaría llevar a cabo un festival internacional multidisciplinar moderno y contemporáneo que trajera la vanguardia de las artes escénicas y las artes vivas a Zamora. Además, por cómo está estructurada la ciudad, Zamora sería ideal.

–El proyecto ¿cómo lo financiaría?

–Tendría que implicar a muchísimos agentes, tanto públicos como privados. Se trata de un proyecto a largo plazo, pues hay que analizarlo bien, pensarlo mucho y no malgastar oportunidades.

Los lenguajes sociales están cambiando y eso tiene que permear al teatro

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–Una de las coproducciones que ha respaldado el Teatro Principal se representa en Madrid.

–Efectivamente. “Atra Bilis” está en el Teatro Infanta Isabel, un trabajo que tiene nuestra impronta y que se estrenó en Zamora y que ya tiene vida propia. Además, vamos a recuperar la política de producción local y vamos a producir la creación “En el peor de los casos” de Clara García Fraile que se estrenará el último cuatrimestre del año.

– Pretende que el Teatro Principal sea un espacio que pueda amparar a la hora de crear, ¿de ahí la apuesta por las residencias artística?

–Sí. Existe en Zamora un movimiento cultural suficiente como para que se le preste atención y se le acompañe en sus procesos creativos, para que se le ampare. Cuando uno va al teatro como espectador detrás de esa obra hay un trabajo y una inversión económica de producción enorme que se ignora. De ahí nuestro apoyo en las residencias en la medida en la que podemos.

–Y ¿en qué consiste?

–Ponemos a disposición de los artistas todo en material técnico y humano del que disponemos. La idea es respaldar dos o tres cada año porque solo contamos con una sala. Ahora Cristian Santos está elaborando su producción “La España vacilada”. A lo largo de una semana hará la residencia y estrenará la obra en junio. Luego vendrá Ignasi Vidal, un director de renombre, que ha escrito el texto “Papá no volverá a rezar” que en su residencia hará la implantación artística de la obra y trabajará con los actores para estrenarla el 1 de diciembre. Desde mi punto de vista la cultura es inmanente al hombre, es algo de lo que no nos podemos separar, es la confrontación con nosotros mismos. Es inevitable que alguien cree y que alguien necesite esa creación para encontrarse a sí mismo. Vamos a tomarnos en serio la cultura porque hablar de cultura es hablar de nosotros. Decía Fernando Pessoa que la literatura, como el arte en general, es la demostración de que la vida sola no basta.

En Almagro estrenaré una reescritura contemporánea del Cerco

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–¿Qué le gustaría programar en los próximos años?

–Siempre cuido muchísimo la programación. De hecho tardo mucho en confeccionarla, pues le doy muchas vueltas. Es tremendo unificar la gestión con la programación artística. Siempre intento que los zamoranos puedan ver aquellos espectáculos que ven pocas personas en el país. El próximo año vendrá una propuesta el Centro Dramático Nacional que solo se representará en diez ciudades, dos de ellas en Castilla y León y una de ellas es Zamora. Además, me gustaría empezar a traer propuestas internacionales.

–¿El mayor condicionante para ofertar de esos espectáculos es la vertiente económica?

–El asunto económico no resulta una dificultad. Mis limitaciones son más espaciales. Por las características del teatro, como la caja escénica, no puedo ofertar ciertas producciones. Cuesta traer esas producciones porque este tipo de espectáculos están acostumbrados a ir a ciertas plazas. No obstante, tengo la suerte de tener una buena relación con distribuidores y productores.

–Los meses más fuertes del Principal corresponden a los comprendidos entre octubre y el inicio de la primavera. ¿Quiere variarlo?

–Tras la pandemia la gente está ávida. Está acudiendo un público bastante heterogéneo, donde ha habido una convivencia de público habitual y nuevos espectadores por lo que estoy muy contento. Creo que la función de un director de un teatro tiene que ser la de intermediario entre los contenidos y los públicos. A partir de ahí voy a ir lanzando una oferta paulatina y veremos cómo responde el público. La gestión funciona a posteriori. Por el momento estoy satisfecho, el público confía y se está dejando llevar.

–En verano el Principal deja de tener de actividad. ¿Hará algún tipo de propuesta estival?

–La actividad teatral cesa en verano por cuestiones burocráticas y administrativas. De momento tengo que programar en función de los ciclos de la Red de Teatros de Castilla y León y en el espacio del Teatro Principal no tengo pensado programar nada, aunque albergamos Little Ópera a finales del mes de julio.

–Ha dicho que en el teatro no programará, pero ¿en otros espacios sería factible?

–No lo sé. Para poder hacerlo tendría que tener una plantilla mucho más amplia. No obstante, a mí sí me gustaría.

–El ejemplo de colaboración con el Seminario Menor San Atilano para utilizar ese patio ¿podría ampliarse al Teatro Ramos Carrión de cara, quizá, a unir la gestión de los dos teatros que coexisten en la ciudad?

–Yo no tengo noticias de nada al respecto.

–¿Qué nos puede comentar de su faceta como director teatral?

–Llevo un tiempo en el que me he dedicado en cuerpo y alma al Teatro Principal y a la docencia, dado que imparto unas asignaturas en la Universidad Complutense de Madrid durante una parte del curso. No obstante, dirigí un monólogo en diciembre en el transepto de la iglesia de los Jerónimos en Madrid sobre la hija de Lope de Vega, sor Marcela de San Félix, una monja trinitaria que fue una de las autoras del Siglo de Oro más prolíficas. Con esa salvedad y algún taller que impartí el verano pasado no he hecho nada más como director teatral. Ahora he tenido la suerte de que me hayan invitado a dirigir en el Festival Internacional de Teatro de Almagro.

–Regresa al festival ¿con qué propuesta?

–“La verdad”. Se trata una reescritura contemporánea sobre El Cerco de Zamora que se representará el 1 y el 2 de julio.

–¿Qué impronta le ha dado?

–Me llama la atención que, pese al cotejo de las fuentes históricas acerca del contenido para algunos de dudosa credibilidad, para mí es la historia con la que he crecido y que me contaba mi abuelo de niño. Existe una gran tradición literaria-dramática vinculada al hecho, desde Guillén de Castro, Agustín García Calvo, Lope de Vega o Juan de la Cueva. Con todas esas fuentes históricas y el material literario-dramático genero una contingencia sobre lo que pudo ser la verdad acerca de lo que ha acaecido. Hago un relato aurisecular que está fundamentado, sobre todo, en el texto Guillén de Castro, pero cuento con una dramaturgia contemporánea. Intento que tenga una lectura de la Zamora actual. Está contextualizada en la Zamora actual con idas y venidas en el tiempo.

–¿Con qué actores contará?

–En principio como estoy cerrando la dramaturgia son tres, pero cabe la posibilidad de que haya un actor músico en escena.

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