El antiguo convento de San Francisco, actual sede de la Fundación Rei Afonso Henriques, ha logrado la declaración de Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento.
El reconocimiento, hecho público ayer tras el Consejo de Gobierno, representa la materialización de una verdadera carrera de fondo, ya que el expediente comenzó su tramitación en el año 1977 y el pasado mes de noviembre la Junta de Castilla y León sacó a información pública el expediente de la designación.
Cuando se abrió el proceso, en noviembre de 1977, lo que se intentaba proteger era un conjunto de ruinas y a lo largo de estas décadas el edificio ha experimentado una auténtica transformación recuperando su esplendor a través de una intervención que dotó de un nuevo uso al conjunto, el albergar a la sede en Zamora de la Fundación Hispanolusa Rei Afonso Henriques.
Del edificio, situado en la margen izquierda del Duero, se conservan escasos datos históricos, pero existe la constancia de que tuvo importancia en los siglos XV y XVI. La vista de Zamora de Wyngaerde del año 1520 inmortalizó su porte arquitectónico, alejado de lo que debió ser el edificio fundacional en torno a 1260. Durante el desarrollo de la Guerra de Independencia, las tropas francesas estuvieron alojadas en él y destruyeron gran parte de conjunto. Para posteriormente en el 1835, con la desamortización de Mendizábal y la exclaustración de los monjes, comenzó su proceso de venta y paulatino desmantelamiento.
El actual convento de San Francisco cuenta con dos partes diferenciadas y es en la parte histórica en la que se centra la declaración BIC. En ella se pueden observar los restos arquitectónicos de la cabecera de la iglesia conventual, como son el ábside del siglo XIV, la capilla funeraria del deán Vázquez de Cepeda del siglo XVI, a través de la cual se accede a la capilla de los Escalante.
También persiste la bodega del convento, espacio abovedado situado en sótano. Además, hacia el lado norte preexiste una capilla que también cuenta con bóveda de crucería estrellada, que podría datar del siglo XVI y cuya construcción se atribuye a Rodrigo Gil de Hontañón.
Los resultados de los trabajos arqueológicos realizados previamente a las obras de los años 90, permitieron conocer un primer replanteo de la cabecera del templo, el espacio claustral, las dimensiones de la iglesia sin olvidar algunos de sus enterramientos y un complejo de hornos de fundición de campanas bajo el suelo de la capilla de los Ocampo.
A día de hoy, todos estos restos se encuentran integrados en un conjunto más amplio, resultado de la rehabilitación del antiguo recinto para su nuevo uso para albergar la sede de la Fundación Hispano-Lusa Rei Alfonso Henriques efectuado con maestría por el arquitecto Manuel de las Casas, uno de las grandes referencias en su campo.
El arquitecto, Premio Nacional de Arquitectura en el año 1999, combinó la belleza de lo que fue el conjunto conventual, con las privilegiadas vistas del río y la ciudad de Zamora en un edificio en forma de “L”. En el inmueble De las Casas integró la vieja fábrica de piedra y la nueva construcción, caracterizada por el uso de vidrio y acero en los revestimientos. Los restos de la cabecera de la antigua iglesia se integran en el conjunto al igual que las construcciones preexistentes por el lado este, que se han cubierto y rehabilitado, pasando a formar parte de las dependencias de la entidad hispanolusa.
En un espacio de 8.000 metros cuadrados, 3.500 de ellos construidos, el conjunto alberga salón de actos, sala de viodeconferencia, en capilla del Escalante; una sala de reuniones que coincide con capilla de los Ocampo; una sala de exposiciones habilitada en la capilla del deán, un centro de Documentación, cafetería, área privada y área residencial.
La rehabilitación y adecuación a su nuevo uso “integra los restos del antiguo convento en un nuevo proyecto acorde con las necesidades actuales, sin perder sus características históricas y arquitectónicas básicas, lo que convierte al monumento en un hito reconocible dentro de la ciudad de Zamora, parte de la memoria de la ciudad y de su propia identidad”, indican desde la Junta de Castilla y León. La administración concreta que la declaración se delimita a un entorno de protección como su entorno visual y ambiental inmediato, en el que cualquier intervención que se realice puede suponer una alteración de las condiciones de percepción del bien o de su propio carácter y se incluyen en la delimitación el conjunto de parcelas que conforman su entorno inmediato.
