Tras dos años de vacío por la pandemia, el pueblo gitano volvió a reunirse en Zamora para celebrar el día internacional de su comunidad, recordar a sus antepasados y reivindicar un futuro de inclusión. El colectivo romaní hizo bandera de su identidad en este 8 de abril, la fecha anual que sirve para conmemorar el nacimiento de una simbología propia; los colores y el himno que vieron la luz en Londres en 1971. Más de medio siglo después, y en una pequeña ciudad de provincias española, aquel espíritu pervive, con una mezcla de orgullo por las raíces y de espíritu de lucha en aras de la igualdad.
“Aquí recordamos a los antepasados, pero también reivindicamos nuestra inclusión en España, en nuestra ciudad y en nuestro barrio”, señala Rubén Jiménez, uno de los asistentes al encuentro. “Queremos tener futuro aquí y estar presentes”, añade este zamorano, que subraya la importancia de que la sociedad mire a todos por igual. “Queremos que nos hagan caso y que nos valoren”, apostilla, a su lado, Gabriel “El español”, que carga contra el estereotipo del gitano que vive de las ayudas.
Lejos de ese estigma, Estefanía Fernández enarbola la bandera de un pueblo “orgulloso” de su cultura y concienciado de la necesidad de formar a sus nuevas generaciones en aras de un futuro más próspero: “A nivel educativo, los padres ya están más mentalizados de que los niños tienen que acabar los estudios”, advierte.
"La base es la formación"
“El cambio es significativo, y la base es la formación”, abunda Carlos Fernández, que predica con el ejemplo como titulado universitario y joven implicado en la vida política, hasta el punto de haber alcanzado un puesto como procurador autonómico: “Hace años, yo estaba en el segundo curso de la ESO y no tenía ningún gitano por delante de mí. Ahora, el cambio está asegurado”, razona.
Fernández recuerda que el pueblo gitano ha sido “perseguido y masacrado a lo largo de los siglos” y que sigue siendo un colectivo especialmente vulnerable ante determinados contextos. La guerra de Ucrania es ahora el escenario en el que la población romaní está batallando por la supervivencia bajo el yugo de una sociedad del este de Europa en la que esta comunidad se halla “muy discriminada”.
Desde el Secretariado Gitano, la entidad organizadora del encuentro, su coordinadora, Ana Belén Prada, incide en el apoyo hacia el pueblo ucraniano y resalta “el valor del acto” en el marco de la solidaridad con la comunidad romaní que reside en la zona de conflicto. La cita de 2022 se antoja especial también por ser la primera tras una pandemia que ha obligado al colectivo a hacer “muchos esfuerzos para paliar la brecha” abierta en plena crisis.
De hecho, la celebración del Día Internacional del Pueblo Gitano aparece como una oportunidad para “caminar hacia la nueva normalidad” y para mantener el pulso “por la igualdad y la promoción social”. “Siguen arraigados ciertos prejuicios”, lamenta Ana Belén Prada, que matiza que ha habido “muchos avances” y que insiste en que “una sociedad multicultural es cosa de todos”.
Por lo pronto, el Ayuntamiento de Zamora quiso aportar su granito de arena este viernes a través de la iluminación de Santiago el Burgo con los colores de la bandera romaní. El otro gesto simbólico consistió en el lanzamiento de pétalos al río Duero por parte de la comunidad gitana, en memoria del éxodo de sus antepasados.
