La Opinión de Zamora

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Nieves Herrero Periodista y Escritora

“Los reyes tienen presente que deben ganarse en la calle el puesto que tienen”

“Las leyes marcan el rumbo y el camino para presidentes del Gobierno, políticos, monarcas, periodistas o ciudadanos en general”

La periodista Nieves Herrero

Se ha convertido en una de las invitadas más especiales del Club LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA. Siempre que escribe un nuevo libro, la periodista Nieves Herrero hace un hueco en su agenda para presentarlo en el foro del periódico y así ha sido con “El joyero de la reina”, que tiene a la reina Victoria Eugenia de protagonista. Una historia más allá del lujo de la Corte, adentrándose en los sinsabores de la monarca.

La periodista, durante la entrevista en Zamora. | | JOSE LUIS FERNÁNDEZ

–Las joyas de Victoria Eugenia, también protagonistas de su última novela, ¿cómo se han mantenido en el tiempo?

–Se trata de ocho piezas a las que la reina denominó joyas de pasar. A esas, en concreto, las quería proteger por encima de las demás y así lo dejó estipulado en su testamento, porque sabía que muchas veces acababan en casas de subastas o antigüedades, ya que los reyes las solían utilizar como forma de subsistencia cuando estaban fuera de su país, en el exilio. Ella quiso proteger a estas joyas, para que fueran de mano en mano, pero entre los herederos de la Corona. De hecho, se las dejó a su hijo Juan, pensando que algún día sería el rey de España. En definitiva, no eran muchas, pero para ella eran piezas fundamentales.

–¿Cuáles destacaría?

–La tiara de la flor de lis, que es el símbolo de los borbones. Ella la estrenó el día de su boda, donde también llevaba un collar estilo ribier, la supuesta perla peregrina y unos pendientes. Trajo de Inglaterra un joyero importante, pero estas joyas de pasar son las que habían pertenecido a otras reinas como María Cristina, la infanta Isabel o Isabel II, por eso las quiso resguardar de alguna manera. Hoy pertenecen a la Familia Real y seguirán pasando a los descendientes de Felipe VI.

–¿Se pueden ver en algún lugar?

–Solo se ponen en momento especiales, pero no se exponen como las joyas de la Corona inglesa, por ejemplo, que están en la Torre de Londres. Y es una pena, porque creo que son obras de arte que se deberían exponer. En España no tenemos esa tradición, no pertenecen a Patrimonio Nacional como sí lo son la corona de plata dorada, presente en los comienzos de legislatura, igual que el cetro. Sin embargo, las joyas de pasar son de la familia Borbón y del joyero real, que tiene esa protección especial. Luego existen otras joyas de Victoria Eugenia que ahora pertenecen a la reina Sofía o que se han distribuido entre las infantas Margarita y Pilar.

–¿Son ahora buenos tiempos para hacer ostentación de ellas en los actos reales?

–Creo que nos hemos quitado ya ese prejuicio. En el comienzo del reinado de Felipe VI sí que lo hubo y, de hecho, la reina se las ponía muy poquito. No eran tiempos para grandes exhibiciones de joyas. Pero, poco a poco, según se ha ido conociendo que estas joyas tienen una enorme carga histórica, que son verdaderas obras de arte, se las ha ido poniendo. Por ejemplo ahora, después de la pandemia, el primer viaje de un jefe de Estado, concretamente un ministro italiano, doña Letizia sacó a pasear sus joyas y en el primer viaje que hicieron los reyes tras esta situación, a Suecia, se trataba de un viaje de invitación de la Corona Real sueca y ahí sacaron la dos monarquías a relucir sus tiaras y joyas.

–¿En qué lugar está ahora la Corona española con todo lo ocurrido con Juan Carlos I?

–Creo que el rey Felipe VI y la reina Letizia lo están haciendo muy bien, han sabido coger distancia en el momento justo. Fue un momento muy difícil, porque estaba la monarquía tenía tan baja popularidad que ya el CIS ni se atrevía a preguntar por la Corona. El rey Felipe VI le dio la vuelta a todo y creo que, hoy en día, la institución está en su lugar. Solo hay que ver que los españoles tienen en alta estima a Felipe VI. Además, a mí, como periodista, me gusta mucho que tengamos a alguien como la reina Letizia. Sinceramente, cuando conocí la noticia me gustó que fuera una mujer muy enterada de su tiempo, de cómo estaban las cosas y que no perteneciera a la familia real. Ahí se vio que eran otros tiempos y que en todas las coronas europeas pasaba lo mismo, los monarcas se casaban con plebeyas.

–¿Cree que es una carga importante para alguien que no ha sido preparado desde la infancia para ese puesto?

–Veo que es una carga muy grande, sobre todo recordando lo que pasó Victoria Eugenia, con todas sus penalidades. Creo, sinceramente, que ser reina no necesariamente da la felicidad. Además, Victoria Eugenia comentaba “Inglaterra nos quieren por el hecho de ser reyes y pertenecer a la Familia Real, pero en España hay que ganárselo en la calle”. Yo creo que eso lo tienen muy presente los actuales reyes y saben que cada día hay que ganarse en la calle el puesto que ostentan.

El final del reinado de Juan Carlos I fue penoso. A mí me entristeció mucho, porque era un mal final para una historia que había tenido un buen principio. Pero a veces la historia da estos giros, no es al primer rey que le ha pasado algo parecido.

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–Don Juan Carlos parecía que lo tenía más que ganado, pero echó todo a perder en sus últimos de reinado.

–Es cierto. Incluso había gente que decía que los españoles no éramos monárquicos, sino juancarlistas. Esa frase la hemos oído todos y, de repente, como si fuese arena de playa que se escapa de una mano, perdió todo lo construido. Creo que deshacerse de todos los poderes que recibe de Franco y ser un rey que reina pero que no gobierna, dando pie a la monarquía constitucional y basándose todo en un texto constitucional, le debemos a él. Podía no haber sido la historia escrita así y, sin embargo, el final de su reinado fue penoso. A mí me entristeció mucho, porque era un mal final para una historia que había tenido un buen principio. Pero a veces la historia da estos giros, no es al primer rey que le ha pasado algo parecido.

–¿Doña Sofía sí que ha sabido mantenerse en su lugar?

–Y que la gente la aplaude allí por donde vaya. Creo que tenemos a una reina emérita a la que, en ese sentido, no se le puede poner ni un pero. También creo que estamos en un momento donde realmente la transparencia forma parte de nuestra vida, no concebiríamos que no se supiese absolutamente todo, como lo que se cobra y lo que se hace con ese dinero, porque lo consideramos, y así debe ser, nuestro dinero. Creo que son buenos tiempos para la democracia y la libertad, aunque algunos piensen lo contrario, considerar que la monarquía juega un papel importante para la sociedad. Y ahí está nuestra Constitución avalándola. En eso yo soy muy de leyes, me gusta seguir a pies juntillas las normas, porque son las que marcan un camino. Saltárnoslas es creernos prepotentes, especiales, y que no tenemos que rendir cuentas a nadie. En ese sentido, creo que la ley lo deja tan claro que va marcando el rumbo y el camino para presidentes de Gobierno, políticos, periodistas, reyes o ciudadanos en general. Por eso creo que prefiero vivir en 2022 con una monarquía parlamentaria a vivir en 1906, como le pasó a la reina Victoria Eugenia, dentro de un periodo histórico convulso. Es cierto que tampoco hubiera querido vivir de jovencita y bien entrada mi carrera periodística los atentados de la banda terrorista ETA cada día, pero, aunque son periodos que me hubiera gustado saltármelos, me ha tocado vivirlos y lo asumo, pero esa parte de tanto dolor hubiera preferido no vivirla.

–¿La novela histórica está en auge?

–Junto a la novela negra, son las dos que en estos momentos se llevan la palma. En la pandemia muchos sectores se sintieron perjudicados, pero no el editorial, ya que la gente leyó muchísimo. Algo hubo que acercó otra vez a la gente a los libros y ese algo, seguramente, fue el tiempo. Siempre nos falta para todo y en ese momento hubo de sobra para dedicarse a la familia y a leer, entre otras cosas. Así que, personalmente, ha sido lo único positivo que salió de esos meses.

–¿Es más sencillo realizar esa investigación previa para sus novelas siendo periodista?

–Los libros de novela histórica se pueden hacer desde muchas perspectivas, todo depende de si los has convertido en una afición. En mi caso, esa afición es doble, a la escritura y a la novela histórica, que me fascina desde pequeña, algo que viene de mis padres, que eran grandes lectores y les encantaba la novela histórica. Así que ha venido todo rodado. Yo empecé escribiendo novela no histórica y luego me ofrecieron la oportunidad, porque veían que ya estaba preparada. Y es que tiene que haber un punto de madurez para dar el paso y adentrarse en la novela histórica. Y sí, hay que documentarse muy bien y creo que un periodista lo puede hacer sin problema, desde hablar con familiares hasta con personas que a lo mejor vivieran esa época de la que quieres escribir siendo un niño. A mí esos documentos personales que hace que aportes algo a la novela, información que no la encuentras en otros libros, me gusta un montón.

–Hasta la fecha, se ha atrevido a escribir sobre personajes del pasado, como la propia Victoria Eugenia o Sonsoles de Icaza en el famoso “Lo que escondías sus ojos” pero, ¿le gustaría escribir sobre alguna personalidad actual?

–Precisamente, en este momento estoy escribiendo sobre la baronesa Thyssen. Ella misma lo comentó en su día, así que se puede desvelar este trabajo, aunque, sinceramente, yo prefiero no hablar de ningún proyecto hasta que no están las novelas impresas, por lo que ahora tengo esa presión.

–¿Será entonces una manera diferente de trabajar, pudiendo hablar con la propia protagonista directamente?

–Para mí sí, pero es muy curioso y, a la vez, muy apasionante. Pero no deja de ser novela histórica, porque Tita es la historia reciente, ha escrito muchas páginas, así que es todo un reto, un más difícil todavía, porque todo el mundo cree saber la historia de la gente que son personajes actuales.

Estoy escribiendo sobre la baronesa Thyssen. Tita es la historia reciente, es todo un reto, un más difícil todavía, porque todo el mundo cree saber la historia de la gente que son personajes actuales

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–La baronesa se une entonces a su larga lista de mujeres protagonistas de sus novelas.

–Siempre me han atraído las mujeres como protagonistas en todas mis historias, porque creo que el tiempo nos ha dado solamente una cara y yo intento que los personajes estén en 3D, que veamos la dimensión completa, no solo la que se conoce, sino también la que no se conoce y su posición en la historia. Eso a mí me gusta un montón, el que se conviertan en excusas para contar la historia de España, situar al personaje dentro de esa trama histórica y, a la vez, conocer cómo era como persona. Esto último no suele estar en los libros de historia.

–Como periodista, ¿dónde desarrolla actualmente su trabajo?

–En Onda Madrid, la radio autonómica. Pero es curioso que ya nada se circunscribe a un territorio concreto, porque los podcasts vuelan y nunca sabes quién te va a escuchar. Me he sorprendido con oyentes de Argentina o Estados Unidos, por ejemplo. A través de Internet puedes escuchar la radio de cualquier lugar del mundo.

–¿Es una manera de no echar de menos la radio generalista en la que se dio a conocer?

–En cierta medida, hacer radio en Madrid es algo también generalista, porque en la capital es también donde pasan muchas cosas a nivel nacional, todo pasa por aquí. Me encanta mi trabajo y, sobre todo, hacer radio, donde comencé con Tico Medina siendo estudiante de Periodismo todavía Luego pasó por otras emisoras y con Jesús Hermida di el salto a la televisión, aunque en un principio me negara totalmente. Volver a la radio pública me gusta mucho, ya estuve antes en Radio Nacional de España, porque no estás obligado a una audiencia que te exige una serie de cosas, tienes otros parámetros y objetivos más interesantes.

El orgullo de la profesión periodística son los que están en situación de riesgo informando, pero también lo es aquel que destapa algo y se la juega, porque al final, contando la verdad te la juegas

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–¿Puede variar la apreciación que la sociedad tiene del periodismo ahora que se reconoce la gran labor que hacen los compañeros corresponsales de guerra?

–Para mí son el orgullo de la profesión los que están en situación de riesgo informando, pero también lo es aquel que destapa algo y se la juega, porque al final, contando la verdad te la juegas. Admiro mucho al periodista y creo que tiene que ser algo vocacional. Hace doce años estudié Derecho y, al terminar la carrera, me di cuenta de que esa no era mi guerra. Yo me siendo muy a gusto entre periodistas, tenemos una manera de concebir la profesión y la vida que solo la entiende otro compañero. A veces ni siquiera tu familia, que se sorprende de que le dediques tantas horas fuera de tu horario de trabajo, pero es que es una cosa que se lleva en la sangre, no lo puedes evitar.

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