La Opinión de Zamora

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La zamorana que transforma el Teatro Real

La ingeniera Nuria Gallego está inmersa en un plan de eficiencia energética para optimizar el edificio, levantado en 1850

La ingeniera zamorana Nuria Gallego, a las puertas del Teatro Real. Cedida

Ha recorrido mundo haciendo campos de fútbol, hospitales o estaciones de metro en Riad, Doha, Lima y Bogotá, pero el Teatro Real es su ojito derecho, uno de los lugares donde más disfruta trabajando. La zamorana Nuria Gallego tuvo su primer contacto profesional con este lugar hace 25 años, cuando se puso en marcha, como jefa de mantenimiento. “Después me ofrecieron un ascenso y he visitado muchos países. Hace tres años surgió la oportunidad de volver, mientras estaba en el proyecto del estadio Bernabéu, y accedí sin pensármelo”, afirma.

De este lugar atesora muchos recuerdos. “Pasé aquí mi luna de miel y la primera hija de un trabajador del Teatro Real fue la mía”, pone como ejemplos. Para ella, este enorme edificio en la zona noble de Madrid es “como una gran ciudad en continuo movimiento, tiene algo que te entra por los sentidos, es todo muy emocionante y te cala. Yo nunca había escuchado una ópera y, cuando lo haces por primera vez, sabes que no va a ser la última”, recuerda con emoción.

La zamorana Nuria Gallego, en el interior del Teatro Real. Cedida

Especializada en eficiencia energética, sus próximos retos con el Teatro Real pasan por este ámbito. “Hacerlo en un edificio histórico es un desafío impresionante. Hay que ser muy respetuoso con el alto grado de protección que tiene”, advierte la ingeniera zamorana. Se trata de un edificio de 1850 donde no se pueden cambiar determinadas condiciones sin pedir permiso a Bellas Artes. “Pero tiene compensaciones muy agradables cuando encuentras la manera de hacerlo”, sonríe.

Nuria Gallego, en el paraninfo de la Universidad de Alcalá Cedida

En la actualidad está preparando un espacio especial en la cubierta del teatro “con una dotación de energía renovable muy importante, generando un forjado solar que por el día va a funcionar como tal, pero por la noche se convertirá en un espacio de eventos precioso”, adelanta, mientras está inmersa en la obtención de permisos y financiación.

Otro de los proyectos que tiene en mente es introducir la geotermia en el teatro. “Por debajo pasa un río y quiero cambiar a esta energía en vez de las plantas hidráulicas que hay para parte de la calefacción que tenemos. Así llegaremos a un consumo de energía nulo”, aspira.

Nuria Gallego, en las bambalinas del Teatro Real. Cedida

De las mujeres mujeres ingenieras

Esta zamorana fue una de la primeras mujeres que estudió la carrera de Ingenieria Técnica Mecánica en la Escuela Politécnica Superior, tras pasar por el colegio Medalla Milagrosa y el IES Claudio Moyano “el primer año que fue mixto, porque decían que allí preparaban mejor para una ingeniería”, apostilla. De hecho, su primera opción fue Aeronáutica en Madrid, pero finalmente regresó para estudiar en casa. Una pasión por formarse que continúa, porque en la actualidad está con el doctorado en la Escuela Técnica de Alcalá. Los primeros destinos de su extenso currículo fueron la Expo 92 o el AVE. “Me incorporé muy pronto al mundo laboral, Presenté el trabajo de fin de carrera en enero y, un mes después, comencé a trabajar en Madrid. Tuve la suerte de dar una persona que me enseñó muy bien y nunca he estado en el paro”, agradece. Ahora, sigue desarrollándose profesionalmente en uno de los edificios más bellos del país, por lo que se siente afortunada.

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