Primera noche: Roye, Francia. Con catorce horas de carretera a sus espaldas y 1.356 kilómetros recorridos, no han perdido las ganas, la sonrisa ni el ánimo. El milagro es producto del “subidón por cómo se han volcado los zamoranos para que todo esto se haga realidad”. Ese “gesto intenso” de los ciudadanos ha mitigado el cansancio de estos dos zamoranos que partieron la madrugada de ayer, día 11 de marzo, rumbo a Ucrania en busca de cuatro mujeres y cinco niños atrapados por la guerra con Rusia.

A las 17.26 horas de ayer estaban a 90 kilómetros de París. “Para ser el primer día no ha estado mal”, declaraba Ángel Ferreras Rodríguez, impulsor del acto solidario junto a Julián Guerra Diego, a punto de llegar al económico hotel en el que se alojarán en este primer alto de la ruta de 6.000 kilómetros que les espera.

El reloj de la furgoneta alquilada en la que viajan marcaba las 5.55 horas cuando se disponían a dejar atrás Zamora para enfrentar una acción solidaria que ha obtenido una respuesta “impresionante”, recalcaban.

Ángel Ferreras recoge material del estanco de su compañero de viaje Julián Guerra. | José Luis Fernández

A última hora, se sumaron a la entrega de artículos “hasta proveedores y gente que nos ha ayudado a meter todo el material en cajas para transportarlo de forma segura”, explica Ángel, mientras que Julián matiza nombres: “José Ángel, que nos ayudó a empaquetar todo y a organizarlo bien; y a Alberto, que nos ha rotulado la furgoneta y no nos ha cobrado nada”.

VÍDEO | Los dos zamoranos que van dirección Ucrania, a punto de llegar a Paris

VÍDEO | Los dos zamoranos que van dirección Ucrania, a punto de llegar a París en la tarde de ayer Cedido

Sobre el fondo rojo del vehículo, destaca la inscripción “Humanitarian Aid Spain” que identifica la carga que llevan como productos para ayuda humanitaria. El turismo, cargado apenas ocho horas antes de emprender el aventurado tour, va hasta arriba gracias a la generosidad de ciudadanos de a pie, “da gusto sentirse zamorano”, recalca Julián en un vídeo emitido en pleno viaje, mientras que Ángel reseña que “no queremos pasar por desagradecidos. Recibimos constantemente mensajes de ánimo”.

Julián Guerra carga material embalado en la furgoneta la noche antes del viaje. Jose Luis Fernández

Unidos desde hace solo tres días por el destino y su determinación para poner un pequeño rayo de esperanza entre tanta barbarie, se muestran sorprendidos de que en tan poco tiempo hayan sido capaces de organizar toda la intendencia y movilizar a Zamora para hacer realidad su sueño.

Ese propósito no es otro que “intentar ayudar a unas personas que lo están pasando realmente mal e incluso salvarlas del follón que están viviendo en la frontera con Polonia”, donde recogerán a los refugiados.

Ángel y Julián recogen artículos donados por zamoranos en el estanco de la calle del Riego, 19. Jose Luis Fernández

La iniciativa de estos zamoranos persigue que estas mujeres y los niños “puedan rehacer su vida en un lugar como Zamora. Esa es nuestra única manera de poder ayudarles, después de tanta burocracia que hemos tenido que salvar para traer la furgoneta llena de cosas”.

“El trabajo más duro vendrá después”, apostilla Ángel, “a la hora de acoger a esta gente como es debido, ayudarles a rehacer su vida y que puedan volver a casa lo antes posible”.

Productos entregados por ciudadanos para ayudar a los ucranianos. Jose Luis Fernández

Los dos zamoranos animan a otras personas a que hagan su viaje solidario, “cualquiera puede hacer lo que nosotros, es ponerle ganas, intención y motivarse”, apunta Julián.

Y recalca la importancia de tomar conciencia de que “hay un problema a 3.000 kilómetros pero nos puede llegar a pasar a nosotros. Es gente que lo ha perdido todo de la noche a la mañana, se han quedado sin futuro y con un país destrozado. Hay que hacer algo para que pare la guerra de una vez”.