Han sido pocos los institutos seleccionados del país para la conexión y, entre ellos, se encuentra el IES Poeta Claudio Rodríguez. El centro educativo zamorano contactó ayer con la base militar española Gabriel de Castilla, donde miembros del Ejército de Tierra desarrollan su misión, sobre la que hablaron a todos los estudiantes del instituto. Fue la responsable del Plan de Igualdad del centro la que solicitó esta conferencia, apuntando que sería interesante para diferentes departamentos, como ciencias, química, geografía o tecnología.

De todo ello hablaron los dos militares encargados de la charla, a la que se conectaron todos los alumnos en diferentes aulas para conocer los detalles de la XXXV Campaña Antártica, cuyo lema es “Ninguno de nosotros es tan bueno como todos nosotros juntos”. Una campaña que se desarrolla en la isla Decepción, con una original forma de croissant, de superficie totalmente blanca —por la casi perenne capa de hielo— en el archipiélago de las Shetland del Sur, a escasos cien kilómetros al norte del continente antártico, a más de mil del lugar poblado más cercano y a 12.500 kilómetros de España.

Alumnos del IES Poeta Claudio Rodríguez atienden a la conferencia vía online desde la base de la Antártida. | | EMILIO FRAILE

“Hasta aquí solo se puede llegar en barco”, señaló el teniente Carlos Martínez, militar médico de la base, quien también explicó que, una vez en la zona, las lanchas tipo zodiac son el medio de transporte más utilizado por los que trabajan allí. Todos ellos están más que acostumbrados a vivir en ese auténtico desierto de hielo, volcánicamente activo, donde apenas nieva, aunque sí son habituales fuertes precipitaciones y temperaturas que pueden bajar hasta los 35 grados bajo cero en invierno. “Aunque solo parezca un trozo de hielo, la extensión de este continente es similar a Europa”, compara el teniente español, quien habló también de la historia de estos terrenos, los últimos en ser descubiertos por el hombre.

Convenio internacional

Se trata en la actualidad de un continente protegido por el resto de países “que, por convenio internacional, solo se utiliza para fines pacíficos y científicos”, destacó. En el caso español, se cuenta con dos bases militares, una en la isla de Livingston y otra en Decepción, donde están ellos y otra argentina, a tan solo dos kilómetros de distancia.

Investigaciones entre hielo y pingüinos

Respecto a las instalaciones, no les falta ninguna de las comodidades, aunque adaptadas a las circunstancias del entorno. Dormitorios, cocina, salas de trabajo, laboratorios y otras dependencias perfectamente equipadas con singularidades como el disponer de una potabilizadora para el consumo de agua o un incineradora, “porque debemos tener un cuidado exquisito con el medio ambiente aquí, así que tenemos muy en cuenta todos los residuos que generamos”, subraya. Otra peculiaridad es que los responsables de cocina hornean el pan a diario para dar de comer a todos los residentes de estas instalaciones.

La base Gabriel de Castilla suma ya más de tres décadas de intenso trabajo. “Comenzó siendo algo muy pequeño, con tiendas de campaña, pero ahora hay capacidad para 38 personas”, apuntó. 17 de ellas son militares, que se ocupan de la parte logística para que los científicos puedas investigar, aunque también tienen proyectos meramente militares, como telemedicina o vigilancia de buques, para que se cumpla en la zona con los tratados internacionales.

Investigaciones entre hielo y pingüinos

Respecto a las investigaciones científicas, estas se centran en aspectos tan variados como la sismología, vulcanología, geología, oceanografía o biología, puesto que son “totalmente diferentes a lo que el ser humano se encuentra en cualquier otro punto del planeta”, destaca el teniente. De esta manera, los pingüinos acompañan a los militares en algunas de sus salidas, tan habituales como los lobos marinos. Focas, elefantes marinos o gaviotas son también habituales en esta naturaleza, “pero algo que realmente sorprende es el fondo marino”, reconoce el militar, ya que es muy rico en flora.

Investigaciones entre hielo y pingüinos

El interés de los alumnos por esta expedición fue más allá de escuchar atentamente la explicación de ambos militares —acompañada de numerosos vídeos donde se mostraba cómo era su vida diaria, sus instalaciones o los proyectos en los que están embarcados— ya que, tras la conferencia, llegó el turno de tomar la palabra para lanzar preguntas recogidas por compañeros de todas las etapas, interesándose sobre los estudios que había que tener para poder trabajar en la base hasta dudas más concretas sobre alguno de los proyectos que se desarrollan en la base.

Los ponentes reconocieron que el obstáculo más complicado a la hora de las investigaciones es “sin duda, el viento, que puede alcanzar hasta los 130 kilómetros por hora, lo que nos obliga a no poder salir de la base durante horas”, advirtieron. Una dificultad que no les resta ilusión por su trabajo, aunque sea a miles de kilómetros de España.