El mural dedicado a Justa Freire frente al edificio de Centro de Adultos y Biblioteca Municipal de la avenida de Galicia ha sido el lugar elegido por UGT para rendir homenaje a la maestra represaliada por el franquismo que se convirtió en un referente de la educación en España, justo en la víspera del Día Internacional de la Mujer.
Un grupo de afiliados de la Federación de Enseñanza (Fete) de UGT colocaron un ramo de flores en el mural de Justa Freire mientras el secretario general del sindicato, Ángel del Carmen, se encargaba de la semblanza de la importante docente, descripción que ampliaba poco después Nuria López Uña.
Nacida en Moraleja del Vino, Justa Freire es una reconocida figura del magisterio nacional y su nombre saltó de nuevo a la palestra hace muy poco tiempo, con motivo de la eliminación de su nombre del callejero de Madrid para reponer el su lugar el del general franquista Millán Astray, fundador de la Legión.
Justa Freire sacó la oposición de maestra en 1918 y sus primeros pasos en el mundo de la enseñanza transcurrieron en el Grupo Escolar Cervantes de Madrid, una escuela pública donde acudían niños y niñas sin recursos. "El modelo de esta escuela se transmitió por todas las escuelas del país. No solo se trataba de enseñar, sino de educar el salud, implicar a las familias, desarrollar actividades innovadoras, trabajos manuales...todo esto que ahora oímos en Educación ya empezó entonces y una de las fundadoras de este modelo fue Justa Freire", explicó la docente de Fete.
Posteriormente funda el Grupo Escolar Alfredo Calderón de Madrid, donde se convertiría en una de las primera mujeres directoras de un colegio. Cuando estalla la Guerra Civil "formó parte del grupo de personas que fundaron las colonias para cuidar a los niños y niñas de los bombardeos. Los llevaban de una ciudad a otra según se iban acercando, desde Madrid, Castellón, Valencia o Murcia. La forma de llevar a cabo estas colonias sirvió de modelo por las ONG para conflictos bélicos que se han dado en el mundo", indicó Nuria López Uña.
Acabada la guerra el franquismo le quita su plaza. Un día le fueron a buscar a casa y la pusieron ante un juez, a quien relató su trayectoria docente y su trabajo por los demás. Al preguntarle si podía señalar a alguien que la avalara, Freire mencionó a un maestro que trabajó con ella "y el juez le dijo que había sido ese maestro el que le había delatado". Fue condenada a seis años de cárcel por ser maestra de la República.
Finalmente cumpliría dos años de prisión efectiva y en la cárcel siguió enseñando, alfabetizando a las reclusas más jóvenes, entre ellas algunas de las que posteriormente se conocerían como las trece rosas.
En 1944 entra a trabajar como secretaria del Colegio Británico en Madrid, donde también realizó labores docentes, aunque no lograría recuperar la plaza de maestra hasta 1953. Volvió a dar clases en el Colegio Británico donde, paradójicamente, asistían hijos de los aristócratas del régimen y los falangistas. También escribió artículos en la revista El Magisterio Español hasta su muerte en Madrid a los 69 años de edad.
"Justa Freire fue una maestra que puso su cuerpo y su tiempo en este planeta al servicio de la ampliación de las mentes de los demás. Les regaló lo más bonito que se le puede regalar a un ser humano, la libertad que da el saber. Si nos quitan el nombre a las calles tendremos bocas, palabras, libros, tendremos homenajes para recordarla", finalizó López Uña.
Un grupo de personas de la Fundación Intras se unió espontáneamente al homenaje, ya que desarrollaban una actividad también relacionada con el Día Internacional de la Mujer, concretamente con una representación alusiva al movimiento "sin sombrero" mujeres ilustradas y comprometidas a nivel cultural de los años 20 en España que se quitaron el sombrero como muestra de rebeldía y modernidad.
