Iván convive cada día con el miedo desde que Rusia invadió su país. Este médico ucraniano asiste desde la distancia a una sucesión de ataques y bombardeos que le lleva a padecer una agonía permanente, espoleada por la exposición de su familia a esas embestidas del ejército rival. Las raíces de este facultativo se hunden en Korostén, a escasos 200 kilómetros de Kiev. Allí viven sus tíos, sus abuelos y sus suegros, que asisten atónitos y atemorizados a una realidad que tiene en vilo a Europa y que ha condicionado gravemente la vida de quienes sienten el peligro en su propia piel o en la de los suyos.

Varios colaboradores con la causa, en plena faena. | Cedida

“La familia está muy mal. Cada vez lanzan más bombas y estamos preocupados por lo que pueda suceder”, narra Iván, que sigue con inquietud todo lo que ocurre en el conflicto. Esa desazón se nota en su tono de voz y en las palabras que utiliza para describir su estado emocional. Para este ucraniano, afincado desde hace años en España junto a sus padres, el día a día se ha vuelto una tortura.

SIGUE AQUÍ EL DIRECTO CON LA ÚLTIMA HORA DE LA GUERRA EN UCRANIA

El médico ucraniano vive en Salamanca, pero su puesto de trabajo está en Zamora. Aquí se forma como residente de primer año en la especialidad de Familia, aunque durante los próximos días no acudirá al centro de salud. La situación le ha llevado a pedir unos días de asueto para asimilar lo que está ocurriendo a su alrededor y también para centrarse en la labor que ha emprendido, junto a otros compatriotas, para tratar de colaborar, en la medida de sus posibilidades, con quienes padecen la guerra en primer plano.

Respuesta desbordante en Salamanca

Ese afán de Iván por apoyar a su gente le ha llevado a organizar una recogida de material que se inició en Salamanca con una respuesta desbordante: “Han colaborado muchísimas personas”, reconoce el médico residente del Complejo Asistencial de Zamora, que ha extendido ya esa campaña a su lugar de trabajo, gracias al apoyo de compañeros y dirigentes de la gerencia, que le han facilitado un espacio como almacén.

Ese punto se sitúa en el centro de salud Santa Elena de la capital. Allí pueden acudir todos los zamoranos interesados en colaborar para entregar el material que estimen oportuno en horario de 8.30 a 14.00 horas. Iván explica que existen determinadas necesidades por cubrir y cita concretamente la pertinencia de llevar medicamentos o alimentos no perecederos a varios puntos de Ucrania.

Teléfonos móviles

También hacen falta otros artículos más orientados a las comunicaciones como linternas, pilas o teléfonos móviles. Aquí, Iván matiza que lo ideal es que sean dispositivos antiguos, que cuenten con baterías de larga duración y que faciliten la posibilidad de que la población se mantenga constantemente comunicada. Las circunstancias del conflicto pueden dificultar esa posibilidad y la idea es tomar medidas para paliar el problema.

El material recogido se enviará a Ucrania a través de una campaña que está sirviendo, además, para que personas como Iván se centren en las cuestiones logísticas y organizativas, y eviten pensar constantemente en lo que está ocurriendo a 3.600 kilómetros, donde su gente libra una batalla por la supervivencia: “Está siendo todo muy complicado”, insiste el médico residente, que agradece las muestras de apoyo y de solidaridad que está recibiendo en su entorno. Los gestos de empatía con la población del país atacado resultan constantes.

Las ONG y las instituciones ya han expresado su disposición para recibir en Zamora a familias procedentes de Ucrania

En todo caso, la coyuntura resulta tremendamente compleja, y los ucranianos residentes en Zamora y en otros puntos de España buscan colaborar en la medida de sus posibilidades. Algunos de ellos se han ofrecido ya para ayudar en lo que sea necesario si finalmente la provincia acoge refugiados procedentes del país. Ahí se incluyen determinadas tareas específicas, como la de intérprete, que pueden resultar muy útiles dado el escenario de aterrizaje en zona ajena.

Hay que recordar que las ONG y las instituciones ya han expresado su disposición para recibir en Zamora a familias procedentes de Ucrania, a través de un sistema ordenado que facilite el aprovechamiento de los recursos de un modo razonable. Mientras llega ese momento, y en medio de la incertidumbre que rodea al conflicto, las personas que ven la guerra que afecta a los suyos por la tele pasan momentos emocionalmente muy duros. Con cada contacto toca contener la respiración.