Cecilia Pollos C., zamorana de origen, invita en su última obra “Quizás lo entiendas” a dar la vuelta al pensamiento negativo, a controlar la alquimia de los pensamientos, “un poder que hay que aprender a utilizar para que nos favorezca en la vida”. Esta abogada está convencida de que en toda experiencia adversa, hay un aprendizaje, como ella lo halló en dos graves accidentes que la colocaron al borde de la muerte. Cecilia Pollos C., criminóloga, jurista del Cuerpo Superior de Técnicos de Instituciones Penitenciarias y consejera Técnica en la Secretaría de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, presentó su libro en Zamora, en la Biblioteca Pública del Estado.

–¿Su libro “Quizás lo entiendas” podría entrar en los denominados de autoayuda?

–Parte del libro, sí. En algunos catálogos de librerías está dentro del género de desarrollo personal, ya que se trata de “un viaje hacia nuestro interior a través de reflexiones, versos y relatos simbólicos”. Intento ayudar a reflexionar sobre diferentes aspectos de la vida y a evadirse.

–Sufrió dos graves accidentes en apenas unos minutos, a partir de ahí se replantea su vida.

–En el año 2018 y me hizo ser más consciente de algunas cosas de mi vida y quise reflejarlo en el Blog de Ce por si pudiera ayudar a otras personas a reflexionar y a no olvidarlo yo misma.

La jurista y escritora zamorana con su último libro. Ana Burrieza

–¿El ser humano tiende demasiado a la tragedia, a vivir desde el victimismo?

–Sí, tendemos a ello, porque nuestro cerebro está programado para la supervivencia y para estar alerta de lo malo. Por eso, hay que trabajar siempre el pensamiento positivo y valorar lo bueno que tenemos en el presente para que no caigamos en el victimismo constante.

–En las etapas de crisis económicas y, por tanto, sociales, tan profundas como la actual, ¿no es inevitable tender a la depresión?

–Se puede evitar, aunque sea difícil en muchos casos. Es normal sentirse deprimido, pero no podemos dejar que se prolongue más de lo necesario para que nos impulse a salir de ese estado y buscar solución. Hay que tender a la resiliencia con la actitud adecuada.

"Tendemos a vivir en el victimismo porque nuestro cerebro está programado para a supervivencia y para estar alerta de lo malo, pero hay que trabajar el pensamiento positivo siempre y tender a la resiliencia"

–¿Cómo mirar con optimismo al futuro cuando es difícil llegar a fin de mes o independizarse de los padres para construir una vida propia?

–Manteniendo siempre la esperanza en que las cosas mejorarán, siendo proactivos; creyendo en nosotros mismos y siendo perseverantes, sin quedarse de brazos cruzados.

–¿El COVID ha sido un mecanismo de control social, como ya indican algunos sociólogos?

–Hay gente que es incontrolable ocurra lo que ocurra. Creo que el COVID ha sido un mecanismo de descontrol social.

"COVID ha sido un mecanismo de descontrol social, hay gente incontrolable ocurra lo que ocurra"

–¿Es posible transformar las experiencias negativas en positivas?, ¿cree que siempre hay un aprendizaje detrás de esas experiencias duras?

–Sin duda alguna. Es la alquimia de los pensamientos, un poder que hay que aprender a utilizar bien para que nos favorezca en nuestra vida y en la de los demás. Hay que buscar el aprendizaje a toda experiencia adversa, para evolucionar y que no sufrir en vano.

–Es jurista y especialista en violencia de género, ¿existe aún mucha resistencia en el ámbito jurídico a creer en esta realidad?

–Me considero estudiosa de ese tipo de violencia desde distintas perspectivas, más que experta, habiendo trabajado en relación con las víctimas y agresores. En el ámbito jurídico, no considero que hoy en día haya resistencia en general, aunque sí se puede mejorar la actuación y formación jurídica para legislar y aplicar las leyes mejor en algunos casos.

"No creo que hoy en día haya una resistencia entre los juristas a creer en la violencia de género, en general, aunque sí se puede mejorar la actuación y formación para legislar y aplicar las leyes mejor en algunos casos"

–¿Qué mecanismos le faltan al sistema para acabar con el patriarcado que tanto pesa en todos los ámbitos de la vida del individuo y sus relaciones, en el ideario político?

–La sociedad ha avanzado mucho en ese sentido, pero se necesita todavía, además del paso del tiempo, incidir en la educación en igualdad y en habilidades emocionales y sociales adecuadas. Y también hay que tener cuidado con las personas (y mensajes) que se muestran como referentes a través de los medios de comunicación, redes sociales, internet, música... Las leyes tienen que blindar todos los mecanismos de prevención del retroceso en derechos humanos.

La especialista en violencia de género en Zamora. Ana Burrieza

–¿Podrá ponerse coto a esa lacra social?

–Nunca desaparecerán las conductas sociales desviadas ni el delito, por desgracia, forman parte de la naturaleza humana y de la sociedad. Pero sí se pueden reducir y controlar, siempre que generación tras generación se persevere en la lucha por el respeto mutuo entre mujeres y hombres desde los ámbitos social, político, cultural, en la educación psicoafectiva sin violencia; en fortalecer los mecanismos de protección a las víctimas y en ayudar a los hombres que lo necesiten, no solo a las mujeres.

–¿Cómo conseguir que los hombres, en lugar de sentirse atacados, defiendan convencidos la igualdad?

–Es fundamental que haya más hombres referentes que ayuden a entender a otros lo que implica no tener en cuenta la igualdad de oportunidades y las causas de la conducta violenta como punta del iceberg. Hay que hacer ver que hay personas que han sido educadas con valores y actitudes no igualitarias, incluso, sin que sean conscientes con las consecuencias que ello conlleva, y que el machismo perjudica a los hombres también.

"Los hombres deben darse cuenta del beneficio que supone para ellos la igualdad para las mujeres y ser conscientes de que el machismo les perjudica también"

–¿Cómo hacerles ver la importancia de caminar junto a la lucha feminista?

–Es esencial no atacar ni generalizar, sino intentar entender el comportamiento de cada persona, saber qué ha llevado a alguien a pensar y, por tanto, a actuar, de una determinada manera para poder ayudar a mejorar y prevenir conductas dañinas. No se puede obligar a cambiar a quien no quiere. Deben darse cuenta de los beneficios que conlleva la igualdad para los hombres, que tengan la oportunidad de desarrollar la empatía, entender lo que han vivido las mujeres y lo que aún queda por avanzar o mantener. Es obvio que no se puede evolucionar desde posturas radicales o supremacistas, ni desde el machismo, ni desde el hembrismo.

"Es obvio que no se puede evolucionar para erradicar la violencia de género y lograr la igualdad desde posturas radicales o supremacistas, ni desde el machismo, ni desde el hembrismo"

–¿Y convencerles de que el feminismo no es un agresión ni frontal ni de soslayo hacia ellos?

–Con pedagogía y asertividad, por ejemplo. Muchos hombres son feministas por su forma de pensar y actuar aunque ellos mismos no usen el término. Lo importante es que no se dejen engañar por quienes no quieren que las mujeres tengan las mismas oportunidades que ellos han tenido siempre. O por quienes tienen miedo a perder el control por la evolución de las mujeres para igualarnos en derechos y prevenir la violencia como forma de dominación y control. Ni todos los hombres son iguales, ni todas las mujeres lo son. Debemos apoyarnos y ayudarnos desde el respeto como personas con los mismos derechos humanos.

"Las penas y medidas alternativas a la prisión, como los trabajos sociales, y la suspensión de condenas con condiciones se han comenzado a aplicar más, frente a reclusión en cárceles, eso satura más"

–Las cárceles parecen estar cada vez más vacías, el ejemplo es Topas: estuvo saturada y ahora está por debajo de su capacidad. ¿Hay menos delincuentes?

–No en todas las prisiones. Ha influido la política de extranjería, ya que en los centros penitenciarios había muchas personas extranjeras condenadas que acaban siendo expulsadas de España. También hay una mejor distribución de la población reclusa con el tiempo.

–¿La reforma del Código Penal ha favorecido penas más laxas?

–Los juzgados empezaron a imponer cada vez más penas y medidas alternativas a la prisión, como trabajos en beneficio de la comunidad, prestaciones sociales o realización de programas de tratamentales, formativos..., la suspensión de condena sujeta a reglas de conducta. Aunque en algunos centros hay menos población penitenciaria, se saturan más los Servicios de Gestión de Penas y Medidas Alternativas que controlan muchas de esas penas alternativas. El Código Penal deja cierto margen de maniobra al poder judicial para ser “más duro o más blando” en cada caso, ya que cada delito y autoría tienen su propia peculiaridad, factores y necesidades criminógenas.