Los ingenieros industriales subrayan que un proceso rápido de descarbonización de la industria conllevaría una elevada factura, que se traduciría en una importante inflación de costes. Se trata, sin embargo, de una transición “necesaria” que debe pasar por la electrificación de los procesos con certificado de electricidad de origen verde, así como por el uso de otros combustibles bio y por el hidrógeno, “que promete ser el combustible del futuro” en los sectores considerados difíciles de abatir, como el transporte de mercancías por carretera, el ferroviario o el aéreo.

En el marco de la reflexión promovida por los colegios de ingenieros industriales de Castilla y León sobre la composición del futuro mix energético regional, los expertos subrayan tres cuestiones clave: estarán las renovables, los sistemas de almacenamiento a gran escala y la generación síncrona.

Nuevas tecnologías de almacenamiento

Las renovables tendrán un papel importante, pero hay que tener en cuenta que aportan una energía no fácilmente gestionable, que depende de factores no predecibles o no regulables, por lo que es preciso desarrollar en paralelo tecnologías de almacenamiento.

“Castilla y León tiene la oportunidad de aprovechar la energía eólica y solar para que se conviertan en unas renovables más estables, que no dependan exclusivamente de los momentos en que haya sol y viento. Y ahí, el hidrógeno tiene mucho que decir para aprovechar las horas de producción excedentarias”, subraya Andrés Hernando, ingeniero industrial y CEO de la empresa Hiperbaric. “Una economía basada en el consumo de hidrógeno empieza a tener sentido, especialmente en la región, que tenemos mucha generación de renovables y daría un valor añadido a esa generación”, añade. En este sentido, Hernando sostiene que la energía eléctrica se puede convertir en hidrógeno y posteriormente en electricidad destinada a la movilidad o para devolver a la red. “Y en cuanto a precio, el hidrógeno es competitivo respecto al gas natural”, añade.

Papel de la cogeneración

La cogeneración volverá a ocupar un papel importante para ciertas industrias, ya que la producción simultánea de calor y electricidad tiene un impacto positivo sobre el negocio, si la regulación y la retribución son adecuadas, como sucede en los países vecinos.

Además, en los últimos meses, se han multiplicado los proyectos de almacenamiento energético.

El gran reto para la comunidad en materia energética es cubrir el hueco que han dejado las térmicas en el PIB con otras actividades económicas, sean afines al sector eléctrico o no. La gran oportunidad asociada a la antigua generación es la utilización de los enclaves de las térmicas para otras actividades industriales. Por un lado, están las ayudas económicas denominadas “de transición justa”, que hacen muy atractivos estos lugares. Por otro lado, se encuentra la antigua generación térmica, la cual ha dejado unas infraestructuras y unos nudos eléctricos que pueden y deben ser usados para la conexión de nuevas tecnologías de generación o de almacenamiento.