La periodista, escritora y psicóloga Irene Villa visita Zamora en su faceta de conferenciante. Esta mujer, que sufrió un atentado de ETA en 1991, intervendrá en el congreso motivacional “Ahora ilusión que tendrá lugar el sábado en el Teatro Ramos Carrión.

–¿Nos podemos preparar para afrontar los ochomiles que nos depara la vida?

–La vida va de prepararse para afrontar lo que venga, adaptarte a lo que no se puede cambiar y aceptar las cosas que ocurren que no significa resignación, sino aceptación. Eso último es lo que más nos cuesta porque, al final, esas resistencias son lo que nos limitan y nos roban la felicidad. Tenemos que aprender a escalar los ochomiles porque en la vida tenemos que aprender a superar retos, desafíos y afrontar frenos, barreras y miedos.

Irene Villa

Irene Villa Cedida

–Por su experiencia propia, ¿qué es lo más complicado?

–Superar las creencias limitantes resulta lo más complicado, las creencias que hemos ido adoptando desde pequeños y que verdaderamente nos limitan. Yo me he dado cuenta cuando he conocido a personas con discapacidades muy diferentes, algunas muy severas, que no tienen ese freno mental. Lo más difícil es despojarse de aquello que lleva uno dentro, lo que también es lo más potente. Para lo bueno y para lo malo nos condiciona lo que tenemos asumido. El pensar que no vas a ser capaz, el creer que no te mereces ser feliz o que el echarte las culpas, el miedo… eso sí que son las verdaderas discapacidades.

–Y ¿cómo se pueden superar?

–Hace falta invertir en uno mismo y con mucha fuerza de voluntad, que es fundamental, y , sobre todo, confiar en ti. Cuando no puedes o tienes las creencias tan arraigadas, recurrir a terapia. La psicología está para eso, para romper las barreras.

–Pero todavía cuesta mucho dar el paso y acudir a un especialista en salud mental.

–Me parece increíble que todavía nos cueste ir a la consulta de un psicólogo. Tras dos años de pandemia, cuando mucha gente ha visto que su salud mental mermaba, comienza a plantearse el ir a un psicólogo, el pedir ayuda y de contar todo aquello que nos ocurre. Yo soy una persona muy abierta y extrovertida y creo que es un valor importante porque necesitamos comunicarnos, necesitamos trasmitir lo que nos preocupa. A veces simplemente con comentárselo a una amiga ya es cambio en tu vida.

La pandemia ha puesto en valor las relaciones humanas como lo necesario e importante para sobrevivir y ser feliz

–La pandemia ¿ayudará a normalizar el cuidado de la salud mental?

–Esto convencida de que sí. La pandemia ha puesto en valor las relaciones humanas como lo necesario e importante para sobrevivir y ser feliz. También ha puesto en valor el sentirnos bien emocionalmente como una prioridad. Si tú te sientes bien, las cosas fluyen de toda manera desde tu trabajo a tu vida en pareja. Es fundamental poner el foco en la salud mental y en que estamos en este mundo para disfrutar y vivir, no para estar angustiados o llenos de miedos. El miedo lo que nos hace es debilitar, empequeñecer y nos hunde.

–Ha hablado de invertir en uno mismo. ¿A qué se refiere?

–La mejor inversión que uno puede hacer es el autocuidado. Hay gente que es muy práctica y optimista, como es el caso de mi madre, pero la mayoría de las personas tenemos que trabajar la falta de autoestima en algunos momentos, nuestra falta de afectividad en otros, sobre todo, las mujeres que somos bastante duras con nosotras mismas.

Irene Villa

Irene Villa Cedida

–Explíquese.

–Nos boicoteamos a nosotras mismas, ¿a quién no le ha pasado, sobre todo cuando eres joven? Sientes que no eres lo suficiente en algo con el síndrome de la impostora. Yo he estudiado tres carreras y varios másteres porque nunca estaba donde tenía que estar, hasta que ya cumplí los 40 y fui más generosa y benévola conmigo misma. A veces nosotras somos nuestros peores jueces. A mayores, los trastornos asociados a la alimentación, que se dan más entre las mujeres, unos problemas terribles que son muy limitantes y que te hacen vivir una vida que no es la que tienes que vivir. Mi máxima es que hemos venido a mejorar, a crecer y disfrutar. Todo lo que signifique involucionar, sufrir, lamentarse y autocompadecerse lo tenemos que eliminar. Si no lo lograr con esta filosofía de vida tan práctica, tienes que ir a un psicólogo, lo que no es malo. Todos hemos necesitado ese empujoncito con un cambio de trabajo, un divorcio o por la pérdida de un ser querido. Todos necesitamos creer en nosotros mismos y se nos olvida.

–¿Sabemos sacar el mejor lado que tenemos?

–Nos cuesta mucho. Los españoles tenemos un complejo y nos cuesta. Hay que creer en uno mismo porque no valoramos lo que somos y lo que tenemos.

Hay que tener mucho cuidado con lo que piensas porque es lo que vas a traer a tu vida

–Usted defiende que la mejor etapa comienza cuando somos conscientes del poder que tenemos sobre nuestros propios pensamientos.

–Cuando viene un pensamiento menos bueno enseguida lo transformo en otro mejor porque sé, que al final, lo que creas lo acabas creyendo. Sé que cada célula de tu cuerpo responde a tus pensamientos. Soy del pensamiento de que muchas enfermedades y dolencias son psicosomáticas. Hay que tener mucho cuidado con lo que piensas porque es lo que vas a traer a tu vida. Para mí la visualización en el deporte (practica esquí adaptado) ha sido realmente mágica, bueno... en el deporte y en todo en mi vida en general.

–¿Por qué?

–Porque todo aquello que he visualizado y lo he querido, lo he materializado. Es muy fuerte, pero es así. Ha sido, por un lado, por disciplina, voluntad y esfuerzo y por otro, por creencia y por el convencimiento de que algo se iba a producir en mi vida porque lo deseaba con toda mi alma y finalmente ha llegado. En esto hay un trabajo intenso de la mente, que es poderosísima. Estoy convencida de que muchas cosas las he logrado por el poder de la mente. Yo tenía el deseo de tener tres hijos y ahora los tengo.

La conferenciante Irene Villa Cedida

–Pero, aunque lo haya visualizado y lo quisiera, habrá habido metas que no ha logrado.

–Por supuesto. He tenido momentos malos. Ha habido carreras que he visualizado y he acabado en el suelo. Aunque no estén en los planes, las caídas suceden. Las dificultades llegan, pero no importa. Lo importante es no tirar la toalla para no sentir la derrota.

–Y ¿cómo ha afrontado esas caídas?

–Me gusta afrontar todo desde un punto de vista positivo. Sabiendo que no es una derrota, sino un aprendizaje. Muchas veces se gana, pero la mayoría se aprende.

Me he dado cuenta que no sirve de nada la negatividad. Yo he decidido que para conseguir las cosas hay que centrarse en las fortalezas, en las oportunidades y ser optimas

–¿Cómo ha conseguido alcanzar esta positividad tras el atentado que sufrió y las dificultades que le ha deparado la vida?

–Me he dado cuenta que no sirve de nada la negatividad, al revés. Atraes cosas negativas y te hundes mucho más. Te enfocas más es los límites y en el no. Yo he decidido que para conseguir las cosas hay que centrarse en las fortalezas, en las oportunidades y ser optimas, no te queda otra. Ahora mi mayor reto es que mis hijos sean felices, seguir entrenando y compitiendo y ser feliz. El mayor reto es disfrutar de la vida y ayudar a los demás a que también la disfruten.

–De lo que, a veces, no somos conscientes.

–Porque no somos consciente del valor que tienen las cosas y las personas, hasta que uno lo pierde. Tenemos que vivir a tope y no mirar al pasado, que nos crea depresión, o estar pendiente del futuro, lo que nos genera ansiedad y estrés. Yo propongo vivir el presente con entusiasmo y alegría, algo que tienen los niños y que se va perdiendo según crecemos.

La comunicadora Irene Villa

La comunicadora Irene Villa Cedida

–La competitividad no forma parte de su proyecto de vida.

–Esa parte la cubro con el deporte. Empecé a competir en 2007 en el primer equipo del mundo de esquí adaptado. Entreno con gente muy joven, de hecho, soy de las más veteranas. En este ámbito aflora el deseo de mejorar y ganar, pero en la vida diaria no lo soy. Cada uno aporta lo que tiene y como cada uno es tan diferente del otro, no puedes competir. En la vida cada uno lleva una cosa: unos, una sonrisa; otros, sentido del humor, otros, inteligencia... no puedes competir con otros porque somos únicos. En lugar de competir con quien tienes al lado, compite contigo mismo, intenta que tu yo de hoy y sea mejor que el de ayer.