“Es ese, tienes que hacerlo”. Esa fue la señal para descargar hasta “seis balas, a una distancia de dos metros” sobre un hombre de 42 años que se encontraba en su furgoneta esperando a su antiguo jefe para acompañarle a entregar un paquete, según la acusación de la Fiscalía de Zamora, causa que juzgará la Audiencia Provincial a final. La víctima logró sobrevivir porque se lanzó al asiento del copiloto para protegerse, pero, aún así, terminó con heridas en la axila, hombro y antebrazo izquierdo, y tres balas alojadas en el cuerpo que fue imposible extraerle, de acuerdo con las diligencias judiciales.

Los tres imputados, el que citó a la víctima, el que disparó y el que se deshizo del arma, se enfrentan ahora a 23 años de cárcel por un delito de intento de homicidio y otro de tenencia y porte de armas, acusados por la Fiscalía de tener “un plan preconcebido con el objetivo de acabar con la vida” del dueño de la furgoneta, que había trabajado a las órdenes de quien le citó en el polígono industrial de Benavente, en la calle Jamaica, donde fue tiroteado.

La acusación particular describe el lugar como una “zona aislada y no habitada, que posibilitaba una salida inmediata de la localidad” una vez cometido el delito que califica como intento de asesinato. Detrás del suceso, que conmocionó el 7 de agosto de 2019 a la localidad de Benavente, podría haber un ajuste de cuentas sobre el que existen diversas versiones, la que expuso la víctima durante la investigación alude a una deuda económica que mantenía con el acusado de iniciales J.P.T., que había sido su jefe en un matadero de León y al que le había pedido 1.000 euros “porque andaba mal de dinero”.

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El abogado del hombre tiroteado sostiene que J.P.T. “ideó la ejecución de forma premeditada” de su cliente porque “de vez en cuando le pedía dinero” para lo que prometió una cantidad al hombre de 42 años a cambio de que le acompañara y vigilara mientras él entregaba un paquete, para lo que sostiene que recibió 100 euros para los gastos del viaje a Benavente.

"Mataba por dinero"

La acusación particular, que representa a la víctima del tiroteo, sostiene que J.P.T. contactó con otro de los imputados, de iniciales J.D.P.C, de 24 años y encargado del matadero de León, de nacionalidad colombiana, quien admite que el jefe de esa industria le coaccionó “para dar un escarmiento” a la víctima, a la que aseguró no conocer, y que accedió por miedo a perder su empleo y tener que dejar España, siempre pensando que el arma era de fogueo, según declaró. Sin embargo, la acusación particular indica que este acusado, que estuvo en prisión provisional por este caso, “mataba por dinero” según testimonios que recoge en su escrito, en el que pide para los tres imputados una condena por intento de asesinato y tenencia de armas.

Estos dos principales acusados, se desplazaron en un Opel Corsa hasta Santibáñez de Vidriales, para dejar el turismo en las inmediaciones del matadero, y pedir prestada a un amigo del exjefe de la víctima una moto BMW, un casco y una cazadora para dar un paseo. Los dos imputados se trasladaron, cada uno en un vehículo, a otra localidad, donde J.D.P.C. dejó el automóvil y subió a la parte trasera de la moto conducida por J.P.T. para ir al encuentro de la víctima, indica la Fiscalía.

Hasta vaciar el cargador

Una vez alcanzada la furgoneta y colocada la moto en paralelo, J.D.P.C. “apuntó a la cabeza” de la víctima y, “de forma sorpresiva, disparó hasta seis veces en dicha dirección, vaciando el cargador”. La primera bala impactó en el cristal de la ventanilla que se rompió, los cinco proyectiles restantes alcanzaron al único ocupante de la furgoneta. Los motoristas huyeron a gran velocidad.