Lo había pronosticado, los duendes, el quejío, los aromas, e incluso la Razón Incorpórea, del Maestro de los Alcores, es decir, de Antonio Mairena, fluyeron generosamente la noche mágica de Santa Águeda, el día y la noche de las mujeres, el capital humano más importante que tiene, y ha tenido siempre nuestro planeta. Mairena con personalidad propia. Antonio Mairena sonando a lo que tiene que sonar, a cante con sello específico, o lo que es lo mismo, a Perico El Pañero, adobado y enriquecido con aires de Jerez a través de la bajañí de Manolo Jero.

Además de emocionarnos por la insigne actuación, nos hicieron el honor de asistir Adolfo y Luis, los socios decanos de la venerable “Amigos del Cante”. La Sede Social estaba como acostumbra desde que el irrepetible Eduardo Abril se preocupa de tenerla impoluta, perfecta, inmaculada, y, sobre todo, acogedora para todos los socios y acompañantes. Además es el encargado de proporcionar avituallamiento a los artistas, lo que lo convierte en la joya de la corona, junto con el gran presidente Santiago García Martín.

Perico no ocultó nada, vino a Zamora sabiendo a donde lo hacía. Sabiendo también que Zamora era la guarida del mairenismo, por eso rompió por soleares, para abrir boca, Joaquín El de La Paula, Roesna, de nuevo Joaquín, Pineda El Zapatero, Agustín Talega, Juaniquí de Lebrija, nuevamente Agustín y cierre de Juanillero de Marchena. Apoteósicos, cantaor y guitarrista.

Siguen por tientos aprendidos de su ilustre familia, cantaores todos aficionados, pero de especial regusto y conocimiento, por lo que es muy probable que escucharan e incorporaran de sus creadores: Enrique El Mellizo y Diego Marrurro.

Hacen cuatro fandangos y nos preguntan a los comulgantes: ¿Puede ser buen momento para las seguiriyas? Alguien le responde, “Para eso siempre es buen momento, aunque sean por la mañana”. Encaran cuatro magistrales cantes del rey de lo jondo, con ejecución a muerte, empezando por Manuel Molina y Tío José de Paula (Las dos de Jerez), Frasco El Colorao (Puede que la más antigua de Triana) y cierre por El Mellizo (Cádiz). Impresionante la interpretación vocal pero también Manolito Jero con la sonanta.

Pequeño descanso y reanudación por bulerías, precedidas de una interesantísima anécdota sobre el abuelo de Perico y María La Moreno, la mayor y mas grande intérprete de bulerías por soleá. Sevillana y habitual de La Alameda, nació en 1899 y no se sabe con exactitud cuando murió. Resulta curioso que persona tan relevante, que pudo grabar varios discos y no grabó ninguno, que todos, absolutamente todos los artistas interpretan sus cantes cuando ejecutan bulerías por soleá, o soleá por bulerías, me da igual el orden de factores, y que no se sepa cuando murió. Bueno a lo que vamos, Perico abre precisamente por La Moreno, sigue con Antonio La Peña, de nuevo La Moreno, Niño Gloria, Curro Frijones y cierre con solearilla muy en la línea de Mairena.

Bulerías, con excelente y preciosista patadita incluida. No voy a decir que lo mejor de la enorme noche, pero casi. Perico con su gran estatura deleita sus actuaciones con ese maravilloso baile que a los aficionados nos encandila tanto. Muchos, muchísimos aplausos cerrados por toná chica, tercio por seguiriyas y breves letritas por bulerías, perfectamente seguidas por Manolito Jero y valoradas con complicidad por la entendida afición peñista.

En La Peña nos queda mucho y tan bueno para dentro de unos días, pero ahora toca seguir con el Ciclo del Teatro el próximo jueves.

¡Qué no decaiga la cultura flamenca!