Hacer de la medicina de Atención Primaria una profesión más atractiva que anime a los doctores a prolongar el servicio activo más allá de los 65 años y acerque a los jóvenes al mundo rural. Es una de las ideas que propone Hermenegildo Marcos Carreras, médico en la zona básica de Corrales, representante nacional de los médicos de Atención Primaria Rural en el Consejo General de Colegios de Médicos y uno de los autores del estudio sobre el médico rural presentado esta semana. Marcos cree que los consultorios pueden estar abiertos, pero no a diario, defiende la consulta presencial, pero considera que la telefónica tiene su papel y cree que las nuevas tecnologías pueden ser una ayuda muy importante para paciente y médico.

—¿Qué les motivó a hacer el estudio sobre la medicina rural?

—Para conocer exactamente cuántos médicos rurales hay en España, entendiendo como tales a los que trabajan en Atención Primaria en poblaciones de menos de 15.000 habitantes. Estimamos que un 40% de los médicos de Primaria, en torno a 11.000 de los 19.000 que hay en España, trabajamos en el medio rural, además de los pediatras, unos 6.500 y los médicos de urgencias y área, unos 5.900. Además sabíamos que hacíamos muchos kilómetros, que la edad era avanzada y nuestras condiciones de trabajo, pero no lo teníamos cuantificado. En Zamora entraría en la medicina rural casi toda la provincia, excepto la capital y Benavente, unos 200 médicos.

—Entre sus conclusiones, que un tercio de los médicos se jubilará en los próximos cinco años.

—Efectivamente, son médicos a partir de 60 años que a los 65 llegan a la edad de jubilación. La podemos prolongar hasta los 70 años lo que pasa es que ahora casi nadie quiere por las malas condiciones de trabajo. La gente está quemada e incluso alguno de va antes de tiempo aunque pierda algo en la jubilación.

—¿Hay solución para este problema?

—Si las condiciones de trabajo mejoraran habría gente dispuesta a seguir hasta los 70 años. Hay gente que estaría dispuesta a seguir pero asumiendo solo su trabajo, no el del compañero, cuando toca acumular.

—El siguiente tramo de edad también aglutina muchos médicos de edad madura.

—Fue con el “baby boom”. En 1981 hubo una oposición nacional en la que se cubrieron todas las plazas y desgraciadamente había mucha gente en paro. El paro desapareció y los médicos que había preverían ir a las urgencias del hospital o zonas urbanas o cercanas a las ciudades. Nadie quería ir a las zonas más alejadas, como Sanabria o Sayago.

—Una de las soluciones que proponen es que se formen MIR también en el medio rural.

—Los recién titulados y los que aprueban el MIR se van más por la alta tecnología, los trasplantes y especialidades que tiene más prestigio social, pero nadie quiere ir a una plaza de médico o pediatra rural. Habría que empezar en la universidad, que los estudiantes conozcan como se trabaja en Atención Primaria. Y resolver el problema de los tutores, porque es un trabajo mal retribuido y mal valorado, una carga sin suficiente compensación. Habría que hacer más atractivo el puesto de tutor y abrir la mano a que se incorporaran médicos rurales. Porque de las facultades salen suficientes estudiantes, el cuello de botella está en las plazas MIR.

—¿Han empeorado sus condiciones de trabajo con el COVID?

—Ha empeorado porque a nosotros nos gusta trabajar cara a cara con el paciente ahora no podemos y estamos sufriendo por ellos y por nosotros. La ventaja de los médicos de los pueblos es que conocemos más a la gente. La falta de médicos obliga a acumular cupos de compañeros y hay épocas, como este pasado mes de enero, que hay que gastar los días de permiso porque si no caducan, lo que empeora la situación. Esperemos que ahora se normalice.

—Se quejan también de que además de estar obligados a poner su coche particular para trabajar, les cuesta dinero.

—Es una condición indispensable para trabajar. Nos pagan el kilómetro a 0,19 euros. Queremos que se abonen los gastos, se reconozca el trayecto que hacemos y a la hora de adquirir un vehículo que se considere su uso profesional.

—Hablaba de que nadie quiere ir a zonas alejadas. Siempre se habla de la necesidad de incentivos para favorecer que se cubran esas plazas.

—Si, pero no tanto económicos o de puntos para el concurso de traslados que pueden crear agravios comparativos con otros compañeros, sino más bien facilidades para conciliar al vida familiar o la formación, por ejemplo en forma de más días libres. Hay problemas en Zamora en muchos otros puntos del país: nadie quiere ir, por ejemplo, a los Pirineos.

—¿Son necesarios cambios en la Atención Primaria?

—Hay que hacer cambios reales, pragmáticos para solucionar la falta de médicos. Se tienen que poner todos de acuerdo, sin batalla política. En la toma de posesión la ministra Carolina Darias habló de un pacto de estado que aún estamos esperando. Y el Foro de la Profesión Médica le hemos pedido una reunión hace cuatro meses y aún no nos ha recibido. Próximamente vamos a presentar los resultados de otra encuesta específica sobre los problemas laborales.

—Estamos rodeados de protestas sanitarias en el medio rural, incluida la zona de salud donde usted trabaja. ¿Cómo analizan las protestas de los pacientes?

—Tenemos el mismo objetivo que es mejorar la Atención Primaria. Todas esas reivindicaciones vienen bien siempre y cuando mejoren la Atención Primaria y no nos hagan culpables a nosotros, porque realmente somos también unas víctimas más. Las vemos bien y seríamos los más beneficiados. Si se mejora en todo o si se aumentan las plantillas lógicamente estamos de acuerdo con ellos.

—¿Es posible mantener abiertos todos los consultorios?

—Es posible abrir todos los consultorios, lo que no es posible es ir a todos los consultorios todos los días, hay que racionalizar la asistencia.

—¿Las nuevas tecnologías son positivas o una excusa para evitar la consulta presencial?

—La tecnología es algo bueno, porque te puede ayudar. La consulta telefónica se va a quedar porque hay supuestos en los que es útil y no hay que demonizarla. Y otra tecnología interesante son las aplicaciones, las app de salud, siempre controladas y homologadas, porque pueden ser fantásticas, ya que te permiten por ejemplo controla el azúcar, la tensión o si el usuarios padece una arritmia.