La reciente separación de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín, cuyas tensiones “vienen ya del caso Nóos”, constituye un síntoma más de que “la familia real española se está desintegrando”, no así la monarquía, explica el periodista investigador Ernesto Ekaizer, experto en tramas de corrupción que han rozado al rey emérito, Juan Carlos I, desde los años 80 y 90 del siglo pasado. Avatares, tras su abdicación en 2014 y su marcha de España, desgranados en el último libro del periodista, “El Rey al desnudo”, centrado en las investigaciones judiciales sobre el patrimonio del emérito al hilo de las grabaciones del comisario José Manuel Villarejo, que volvieron ayer a escena en el Club del periódico.

Ernesto Ekaizer durante su intervención en Zamora. | Ana Burrieza

Ekaizer enfrenta al lector con un personaje que nada tiene que ver con aquel rey de carácter cercano, afable, sencillo que encandiló a los españoles, pero que escondía a un auténtico estratega, nada distinto a otros borbones, agrega, que echa mano de la inviolabilidad de la corona para quedar impune, afirma el periodista.

En cuanto a la continuidad de la monarquía, el experto sostiene que “Felipe VI y el Estado están construyendo un muro, por lo que Juan Carlos I se ha tenido que ir en 2020 para distanciar a su hijo de las noticias” que le han llevado ante la justicia, “creo que ese muro puede hacer pervivir la monarquía, aunque no parece una gran preocupación, fundamental, de los españoles. Puede pervivir, pero no volverá a ser lo mismo que con el campechano”.

Con la amplísima documentación que avala su trabajo y las décadas de investigación periodística sobre el Rey, su actividad económica y la de su entorno, remarca que “él ha confesado ser un defraudador, ha delinquido. Además, con la impunidad que le concede la inviolabilidad que otorga la Constitución a la Corona, va a Suiza” a depositar los 100 millones de supuestas comisiones recibidas por la construcción del AVE a la Meca, y “aparece como beneficiario por escrito” en la cuenta bancaria.

No es que Juan Carlos I tenga patente de corso ante la Fiscalía del Tribunal Supremo por ser quién es, famosa es aquella sentencia del discurso de Nochebuena, en plena eclosión del caso Nóos, “todos somos iguales ante la Ley”. El periodista responde a esta premisa con el argumento de la construcción que ha hecho el monarca “de manera meticulosa de la inviolabilidad, del artículo 56.3 de la Constitución, que lo hizo suyo”. Y le sirvió para ocultar dinero fuera de España; y para difamar y ejercer acoso, con el CNI” hacia la empresaria alemana Corinna Larsen, quien “no fue una amante cualquiera, tuvo una relación intensa con ella entre 2004 y 2009 y llegó a plantearse separarse de Sofía y casarse con ella, hubo consultas a bufetes de abogados”. Los tribunales ingleses están ventilando la denuncia de la expareja del rey emérito por tales presuntos delitos.

Esa inviolabilidad y que su figura no esté sujeta a responsabilidad serán su salvoconducto para lograr “la exoneración” de los posibles delitos que se le investigan en España, no le cabe al periodista ninguna duda de que esto ocurrirá pronto. Juan Carlos I “ha sido muy hábil, tiene gran capacidad de comunicación para seducir a los medios de comunicación y para crearse amigos” que mantienen al emérito en Abu Dabi, “no porque esté imputado en España” por ningún juez, “sino por su propia voluntad” y rodeado de lujos.

Ekaizer desmonta esa imagen del pobre monarca vilipendiado “al que Pedro Sánchez ha obligado a irse del país, como dicen José María Aznar y Mariano Rajoy”. Nada más alejado de la realidad, afirma, “está por un acuerdo con su hijo, para no salpicarle” con estas noticias judiciales. “Y esperando a que se archiven” las investigaciones sobre su patrimonio, las presuntas comisiones del AVE o su aparición como beneficiario de dos fundaciones, la rusa Zagatka y la panameña Lucum. En las que también figuraba como beneficiario Felipe VI, mientras que en Zagatka estaba “toda a familia real. ¿cómo es posible que no lo supieran?”, se pregunta el investigador, si Álvaro de Orleans, primo lejano del rey, conocía los detalles.

El rey emérito está también a la espera de la causa por el supuesto uso de tarjetas “black” sufragadas por el empresario mexicano que Juan Carlos I conoció de la mano de Corinna, “que le introdujo” en negocios situados fuera del ámbito que el rey ya controlaba en el Golfo Pérsico, con contactos potentes en Emiratos Árabes o Arabia Saudí.

Villarejo aún "tiene balas en la recámara para reventar la casa real actual, si las cosas van mal”. Como la que estuvo a punto de hacer tambalear el matrimonio entre Felipe VI y Letizia, con el “compi Yogui” de la reina de por medio. Poco o nada pasará, como demuestran los acuerdos en la trama Gürtel con la Fiscalía que permiten “grandes rebajas de la pena por confesar los delitos; y el dúo de la Gürtel, Aznar y Rajoy, ya están en campaña electoral, han salido de rositas y pueden venir a Castilla y León a vender Gürtel, esperemos que los ciudadanos de Castilla y León” no lo compren.