Además de comer en El Perdigón y pedir pescado en el Día de los Santos Inocentes de 1997 junto a entonces su esposo Iñaki Urdangarin, la infanta Cristina también se paseó por Zamora con motivo de la inauguración de "Las Edades del Hombre", el acontecimiento del 2001 en Zamora. En sus dos horas en la capital, doña Cristina de Borbón dio muestras de su simpatía e interés en el mundo de la cultura.

Según relatan las crónicas de aquel día, la hija menor de los Reyes Eméritos de España observó con "mucho cuidado" el Bote de Zamora y durante su recorrido por las distintas salas de la muestra, se detuvo especialmente ante el cuadro de la Virgen de la Mosca. Igualmente, disfrutó al contemplar la selección etnográfica con el Zangarrón, el Tafarrón o los Carochos de las mascaradas zamoranas de invierno.

Asimismo, admiró las vestimentas de las águedas y se interesó por la Semana Santa de Zamora. Además, durante un receso, la infanta probó el queso zamorano en el Parador y durante su visita fue agasajada con varios regalos.

La Fundación de Las Edades del Hombre le hizo entrega de un catálogo de la exposición que, aseguró, haría llegar a "otros miembros de la Familia Real".

La infanta Cristina en Las Edades del Hombre de Zamora. L. O. Z.

Asimismo, antes de salir desde la Catedral en dirección al CEI (donde le esperaba un helicóptero), doña Cristina recibió de la manos del alcalde Antonio Vázquez un cojín bordado por un grupo de gitanas de la Escuela Taller de la Concejalía de Servicios Sociales.

Por su parte, Pilar Álvarez, entonces presidenta de la Diputación de Zamora, entregó a la infanta la talla de un músico del pórtico de La Colegiata de Toro. Obsequios de la tierra para que la realeza no se olvidara de Zamora.