La zona rural de Zamora se desangra desde hace décadas, pero la capital se había erigido, hasta hace bien poco, como uno de los municipios que resistía el empuje de la despoblación. Una década atrás, la ciudad incluso crecía, aunque fuese a costa del vaciado de las comarcas. Eso ha cambiado, y el principal núcleo de la provincia lleva años de caída que se traducen en la posibilidad de bajar de la barrera de los 60.000 vecinos. No a largo plazo; el año que viene.
Actualmente, la capital tiene 60.297 habitantes. Son 691 menos que el año anterior. Es cierto que parte de la fuga se explica por la mudanza de algunos ciudadanos a las localidades del alfoz, pero no toda la pérdida procede de ese agujero. La ciudad sufre una clara tendencia negativa que dificulta su desarrollo futuro.
Esa inercia se percibe en todos los barrios de la ciudad, castigados demográficamente salvo en dos contadas excepciones. En 2021, tan solo crecieron las zonas de Vista Alegre y San José Obrero, situadas en los extremos opuestos de la ciudad. Estos entornos periféricos lograron resistir al vaciado de sus calles, pero vieron cómo el resto de la capital tomaba la dirección contraria: en números negativos.
La pérdida global más elevada se detectó en el barrio de La Candelaria, que cedió 118 habitantes hasta quedarse en 4.778. Por ahí se marchó el 17% de la población total que se le escapó a Zamora en el último ejercicio. Tampoco le fue bien al populoso barrio de Los Bloques, que dejó marchar a 78 vecinos y que está a punto de bajar de la barrera de los 7.000.
La pérdida global más elevada se detectó en el barrio de La Candelaria
El centro también mantuvo su línea descendente, y se queda ahora con 5.310 personas, después de que se esfumaran otras 65 solo en el último año. Esa tendencia tiene continuidad en el casco antiguo, que cedió 46 habitantes en el último curso, y en zonas como Santa Elena (35 menos), San Lázaro (61), La Viñas (38), San Frontis (16), Olivares (17), La Horta (41) o Pinilla (19).
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Todos los barrios perdieron capital humano, salvo los citados casos de San José Obrero y Vista Alegre, que ganaron 11 y 53 respectivamente. El envejecimiento de la población tampoco ayuda a una ciudad que no sufre ese problema de un modo tan duro como el medio rural de la provincia, pero que también suma el lastre del escaso porcentaje de población joven que reside en sus barrios.
Con este panorama, si todo marcha como hasta ahora, Zamora bajará de los 60.000 habitantes en breve, cuando antes de la crisis de 2008 llegó a rozar los 67.000. La capital tampoco resiste a la sangría demográfica.
