Zamora acumula doce muertes por coronavirus en lo que va de enero. La cifra roza el fallecimiento por día, en un contexto en el que la pandemia sigue desatada en número de contagios, más allá de que muchos de los casos resulten más leves que en olas anteriores. El avance de la vacunación y las particularidades de la variante ómicron han puesto coto a la letalidad, pero los constantes records de positivos provocan que la ciudadanía siga lamentando pérdidas a causa de una enfermedad que siempre regresa, repunte tras repunte.

De hecho, las cifras dejan patente cómo se han incrementado las muertes en paralelo a la evolución de la sexta ola. En estos quince días se han notificado tantos fallecimientos por coronavirus en Zamora como los que se produjeron entre el 1 de septiembre y el 31 de diciembre. Eso quiere decir que la provincia tuvo un otoño relativamente tranquilo, pero también que el nuevo impacto no siempre se sobrelleva con síntomas leves; también le cuesta la vida a un pequeño porcentaje de los infectados.

Como es evidente, la cifra de decesos se eleva de la mano del crecimiento de una incidencia que se sitúa ahora en casi 3.500 casos por cada 100.000 habitantes a 14 días en la provincia. La parte buena es que la tendencia de la última semana muestra un leve retroceso de la pandemia que permite intuir en el horizonte el final de esta ola.

Otra de las razones para mirar hacia el futuro con mejores perspectivas tiene que ver con el hecho de que casi un 90% de los ciudadanos de la provincia se ha puesto la pauta completa inicial de la vacuna, y que más de la mitad de los zamoranos ha acudido a los puntos correspondientes para recibir la dosis de refuerzo.

A partir de ahora, la expectativa de los ciudadanos se centra en que la ola vaya bajando, acompañada también por el descenso del movimiento tras la Navidad y por la propia autoprotección de una sociedad que continúa realizando esfuerzos para evitar la propagación del virus y para ver, de nuevo, la luz al final del túnel.