Su larga carrera diplomática le ha otorgado el ojo crítico necesario para desgranar la política nacional e internacional, que ahora mismo está atravesada por la pandemia mundial. Las últimas reflexiones de Inocencio Arias se pueden leer en su reciente libro “Esta España nuestra”, que presentó esta semana en el Club LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA.

–Recientemente declaró que España estaba más dividida que hace 20 o 40 años, ¿en qué se basa?

–Mucho más dividida, en efecto. En los inicios de la transición, la gente quería pasar página, encontrar las cosas que nos interesaban a todos y dejar a un lado las que nos dividían. Hace 20 años el independentismo comenzó a crear divisiones en Cataluña y ahora la polarización es muy aguda en todo el país. Estados Unidos y España, gracias a Trump y a Sánchez, son dos de las naciones más polarizadas de Occidente. Francia, Italia, Portugal, Alemania.... están interiormente mucho menos enfrentadas.

–¿Eso significa que el país no ha avanzado o que sigue tropezando con las mismas piedras?

–El país ha progresado económicamente, aunque hayan aparecido recientemente signos alarmantes, pero, políticamente, la cuestión del independentismo divide sobre todo en Cataluña y, además, el gobierno que tenemos está obsesionado con convencernos de que la izquierda es pura, honesta, humana y la derecha nefasta y demoniaca. Esto es la Ley de la Memoria Histórica. El PSOE de hace treinta años pensaba que era mejor que la derecha, pero no demonizaba al adversario insistentemente. Actualmente, el partido socialista tacha a la derecha de ser fascista, esto no lo hacía Felipe González, mientras que el PSOE actual, culpando al PP o a Vox de fascistas, mete en el Gobierno a ministros de Podemos que tienen mucho de fascistas, de izquierda, pero fascistas.

–¿La pandemia ha empujado a que esta situación sea todavía más visible?

–La pandemia ha mostrado el cinismo del Gobierno. Tardó en reacciona mientras proclamaba que éramos los mejores del mundo mundial, en momentos en que estábamos casi a la cabeza de muertos, mintió en las cifras de fallecidos por el COVID, mintió sobre el comité de expertos y, lo más grave, algo que roza lo criminal, montó y alentó una manifestación feminista en momentos en que sabía, porque se lo habían advertido desde el extranjero, algo que usted y yo no sabíamos: que la pandemia existía y se estaba propagando velozmente. Montar en esas circunstancias manifestaciones es canallesco.

–En plena sexta ola y con los casos disparados, ¿qué opina de aquellos que se niegan a ponerse la vacuna?

–Estoy en contra de los negacionistas. Es problemático forzarlos a que se la pongan en una sociedad libre, pero hay que encontrar formas de persuadirlos o forzarlos, desde que no puedan montar en transportes públicos, ir al cine, asistir a reuniones, prohibir su participación en determinados actos o sancionarlos económicamente. Tomo el caso de Djokovic . ¿Pueden los otros tenistas ser obligados a vacunarse y él, porque sea un campeón, participar en torneos sin hacerlo? No debería hacerlo con la que está cayendo actualmente

El diplomático, con su último libro, antes de comenzar la presentación en el Colegio Universitario. Jose Luis Fernández

–¿La pandemia nos ha dado un baño de realidad, descubriendo que somos más vulnerables de lo que pensábamos?

–Somos más vulnerables, independientemente de la riqueza de un país. Hay tasas de contagio altas en países muy avanzados e inferiores en otros menos desarrollados. La vulnerabilidad es, además, errática. Países que habían escapado muy bien han entrada después en una seria espiral de casos, Alemania, por ejemplo, y viceversa. En España arrancamos muy mal, luego mejoramos, y ahora estamos otra vez en la cabeza de los contagios. No hay que pensar que la responsabilidad es toda del Gobierno. En bastantes cosas no tiene culpa. Lo malo es que pregone, una y otra vez, se jacte de que somos los mejores cuando no es ciertamente así. Cuando recuerdo la frase de Pedro Sánchez de hace un año y pico, aquella de que “vamos a salir más fuertes” se me cae la cara de vergüenza. Era obvio que el problema no había sido superado y que España iba a tener considerables perjuicios físicos y laborales. Era obvio, pero este hombre erre que erre, porque somos cojonudos y tenemos un Gobierno formidable que yo presido.... ¡ridículo!, qué insensato!

–¿Qué efectos ha tenido en el mundo el coronavirus, más allá de los obviamente sanitarios?

–Considerables. La pandemia se ha cargado a Trump. Sin ella, le habría ganado fácilmente las elecciones a Biden. Es decir, ha cambiado al presidente de la nación más importante del mundo. Ha puesto en un brete al británico Johnson, ha producido dimisiones y, sobre todo, ha originado una crisis económica prácticamente mundial y mostrado, lamentablemente, la desigualdad en el mundo. En Europa, la media es de 73% de vacunados y en África del 10%. Algo muy injusto.

–¿Y en concreto en España ha ayudado a precipitar algún aspecto?

–En España ha ayudado a crear a la señora Ayuso. Tiene cualidades, simpatía, humanidad, carisma, pero sin el modo decidido con el que enfrentó la pandemia, con ideas propias y sin las zancadillas arteras del Gobierno en los momentos clave de la pandemia, habría ganado más apretadamente. La pandemia, por otra parte, ha mostrado nuestras vergüenzas a pesar del triunfalismo del Gobierno. Altísimo paro, el desempleo juvenil más alto de Europa, una deuda escalofriante, un déficit enorme, mucha economía sumergida.... Todo esto son letras que tendremos que pagar.

–¿Cómo valora la gestión de la crisis que está haciendo Pedro Sánchez?

–Menos que mediocre. Ha mentido en temas importantes, se ha quitado el problema de encima pasándoselo a las autonomías cuando ha visto que le quitaba votos, ha tomado medidas que la justicia ha considerado anticonstitucionales, en varias ocasiones. Da vergüenza.

El diplomático Inocencio Arias, con uno de sus últimos libros. Jose Luis Fernández

–No parece un presidente santo de su devoción.

–Cierto, lo considero un farsante, un tahúr. Hace tiempo que me di cuenta de que no tiene el menor escrúpulo con tal de mantenerse en el poder. Pero esto quizás no sea lo peor, aunque sea bastante funesto. Lo peor es que miente constantemente, hace promesas que sabe que nunca cumplirá y, simultáneamente, hace concesiones a los independentistas que dañan la unidad de España. Esto, unido al triunfalismo infantil, presumir de que somos los mejores en esto o aquello cuando es totalmente falso —recordemos cuando alardeaba de que habíamos sido los mejores evacuando a gente de Afganistán, una sandez—, es lo que me afecta más. Si fuera más modesto, como el italiano, la señora Merkel o Macron, lo encontraría menos irritante.

–Ha llegado a compararlo con Donald Trump, ¿sería posible algo parecido en España al asalto al Capitolio de hace un año?

–Tienen muchos puntos de contacto y no me refiero solo a que sean dos grandes mentirosos. Los dos han secuestrado a su partido, el partido republicano de ahora no es el de antes y el PSOE actual es irreconocible. Y los militantes y el aparato socialista callan cuando Sánchez desbarra. Veremos dentro de unos años cómo lo explica. Por otra parte, los dos han tratado de someter al poder judicial, han sido partidistas en la aplicación de las leyes.... Hay más similitudes y pocas buenas.

–¿Cómo valora la situación política actual de España?

–El momento no es bueno. Gobernar con grupos que quieren cargarse la constitución, la monarquía —lo dicen en voz alta— y atentan a la unidad de España no me hace demasiado optimista.

–La corrupción es una realidad tanto en el PSOE como en el PP, ¿en qué políticos puede confiar ahora mismo el ciudadano?

–No tengo idea, no soy de ningún partido. Desde luego, en Sánchez, no. Qué pensará en realidad un verdadero socialista, es decir, uno de izquierdas, pero al que le preocupa la unidad de España y la importancia de la verdad, si lo compara con Felipe González, con Guerra o con Fernández Ordóñez. Se hará cruces.

–Ya hay movimiento en algunas comunidades, como Castilla y León. Tras la ruptura con Ciudadanos, ¿cree que el votante volverá a votar al PP? ¿Es la comunidad un feudo para el partido de Pablo Casado?

–Tampoco soy experto en Castilla León. No conozco a Mañueco, por ejemplo, ni a su rival del PSOE. Imagino que el votante de Ciudadanos tiene que plantearse quién gobernará mejor y más honradamente y también, muy importante, si la victoria de uno u otro puede ayudar va a mantener a Sánchez en el poder o a dar un paso para su caída. Y entonces, considerado el tema, decidir.

–¿El líder del PP tiene a su enemigo en casa, con Isabel Díaz Ayuso?

–No creo que Díaz Ayuso quiera disputar el cetro a Casado en estas fechas. Se la ve muy contenta presidiendo Madrid. Pienso que le basta. Otra cosa es que Casado se diera un batacazo en las próximas elecciones y se abriera su sucesión. Entonces, imagino de nuevo, Díaz Ayuso podría pensar “¿ y por qué no yo?”. Pero hoy por hoy no creo que Ayuso esté tratando de erosionar el liderazgo nacional de Casado.

–Volviendo al tema de las elecciones, ¿cree que Vox está cogiendo fuerza para convertirse en llave de algunos gobiernos, incluido el de nacional, en los futuros comicios?

–Vox sube despacio, pero sube. Hay cosas que le favorecen y le dan votos, como los coqueteos de Sánchez con los separatistas catalanes, los homenajes a etarras asesinos en el País Vasco o algunos flecos del problema de la emigración. El PP va a tener que contar con Vox en bastantes de las próximas elecciones, es una realidad. Y aunque le sea mucho más cómodo gobernar solo, no sé por qué ha de producirle ascos alianzas de uno u otro tipo con Vox. A Vox se le ha etiquetado apresuradamente como fascista redomado. Es curioso, sobre todo cuando lo hace alguien que ha metido en el gobierno a varios fascistas de izquierda como Podemos. Tiene gracia, Vox no quiere cargarse la Constitución, que yo sepa.

–A pesar de la distancia, el rey emérito sigue dando que hablar cada ciertos meses. ¿Cree que su imagen se ha deteriorado en los últimos años? ¿Ha sido culpa suya o ha estado mal asesorado?

–El rey emérito, al que debemos mucho más que el nos debe, salvó la democracia, no ha sido condenado por ningún tribunal. Ha podido hacer algo irregular, habrá que verlo, pero los ataques, incluso por miembros del Gobierno, son interesados, porque van sobre todo contra la institución. El está amortizado.

Público asistente al foro del periódico. JOSE LUIS FERNANDEZ

–¿Cómo puede afectar esto a la imagen de la Corona y a Felipe VI?

–Bastante. Los que lo atacan quieren así no desprestigiar a Juan Carlos, sino a su hijo y a la monarquía, a la institución. Si cae la monarquía, es más fácil cargase a la Constitución.

–¿Qué le ha aportado su trayectoria como diplomático para entender el mundo?

–Mucho. Viajar es bueno, vivir en otros países, yo he vivido fuera unos 22 años, te enriquece. Vives otras culturas, otras sensibilidades, te hace más comprensivo y más culto.

–¿Cómo se ve España desde fuera?

–En el mundo occidental, democrático, mejor que en la época de Franco, pero bastante peor que hace 30 o 40 años, en los mandatos de González o Aznar. Con la pandemia no hemos salido bien parados, sobre todo al principio, cuando muchas publicaciones extranjeras recalcaban que España estaba teniendo muchas defunciones y que el gobierno cameleaba. Tampoco ayuda que en el Gobierno haya comunistas. Puede entusiasmar en Cuba, la Venezuela de Maduro o en Nicaragua, pero no en Londres, Berlín o Bruselas. Te miran con más desconfianza.

–¿Cómo se puede ayudar a mejorar esa imagen, qué está en nuestra mano?

–Intentar no aparecer a la cabeza de índices como paro, inflación, déficit o deuda. Es decir, una política realista, no de cartas a los Reyes Magos, como el actual presupuesto. Por otra parte, que el Gobierno no sea una quinta columna que desde dentro está torpedeando nuestra imagen. ¿ Qué pueden pensar en Canadá, Bruselas o Londres si reciben a un ministro como Pablo Iglesias que afirmaba que España no es un país verdaderamente democrático? ¿ Qué deducción sacan si entrevista un periódico a un dirigente catalán que proclama que Madrid “los asfixia económica y culturalmente”? El que lo lee, piensa “¿ y esto lo dice un aliado de Sánchez, qué está pasando en España? Un reciente ejemplo: ¿ Qué pueden pensar los lectores británicos si el ministro Garzón pregona que España exporta carne que es una mierda? Unos supermercados de Escocia o Austria lo pensarán dos veces antes de comprar nuestra carne y cualquier lector deducirá que los españoles siguen siendo unos marrulleros y tramposos, hasta exportando. Ruinoso para nuestra economía y malo para nuestra imagen. Lo increíble es que la persona que entrevistó a Garzón dio una versión no sensacionalista, sino muy ajustada de lo que el ministro dijo. Con esos ministros nuestra imagen va tocada del ala. ¿Qué concluirá un zamorano, una vallisoletana o una extremeña si oye que un ministro portugués ha manifestado que el queso de su país es una mierda? ¿ Seguirá comprándolo o consumirá queso zamorano, hay muchos excelentes, como, por ejemplo, el de Montelarreina, gallego o francés o italiano?