El objetivo es lograr el certificado de sello ambiental Centro Educativo Sostenible, que otorga la Consejería de Fomento y Medio Ambiente. Para ello, el colegio Riomanzanas lleva tiempo inmerso en una serie de iniciativas —desde reciclado hasta sostenibilidad o hábitos saludables— que continúan este curso con la puesta en marcha de un huerto escolar que contará también con árboles frutales, recién plantados esta semana. “Hemos seleccionado aquellos que dan sus frutos a partir de septiembre, para que los niños puedan ver todo el proceso de floración”, argumenta la directora del centro, Manuela Corporales.

Un niño ayuda a plantar uno de los árboles. Cedida

Una iniciativa que ha sido posible gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Zamora, que les ha facilitado los árboles, tras solicitar su ayuda presentándoles el proyecto escolar. “Nos dijeron que seleccionáramos los que nosotros quisiéramos y hemos tenido incluso la visita de un técnico de Medio Ambiente para explicarnos cuáles eran las mejores zonas para plantarlos y cómo cuidarlos”, indica la directora. “Todos estamos aprendiendo, profesores y alumnos”, reconoce, una vez que ya tienen en su patio una higuera, dos granados, un membrillo, dos manzanos y dos perales, a la espera de la próxima llegada de un níspero para completar el conjunto, que se añade a la colección de árboles ornamentales de la que disfrutan desde hace tiempo.

Uno de los alumnos empapa la tierra ante la vista de sus compañeros. Cedida

Toda una experiencia para los alumnos de todas las etapas ha sido el proceso de plantado de los árboles. “Todos han colaborado de alguna manera y, a partir de ahora, por turnos, se encargarán de cuidarlos. Se tienen que hacer responsables de ellos”, advierte Corporales. Una tarea que es “emocionante”, sobre todo para aquellos que solo han visto esos tipos de frutas directamente en el supermercado. “Los procesos naturales que ellos suelen ver en una pantalla o en un manual de texto se hacen reales, observando cómo se planta una semilla para que germine antes de pasarla a la tierra, crezca y salga el producto final”, valora.

Se trata de una iniciativa a la que se le quiere dar continuidad. “Lo ideal sería incluir alguna variedad más y, por otra parte, trabajar en el huerto, que lo están acondicionando los padres y madres del AMPA del centro, que también se han implicado en el proyecto”, agradece la directora, quien tendrá muy en cuenta todas las nuevas ideas que han aportado las familias para enriquecer esta propuesta educativa, como disponer de una zona de compostaje o construir un pequeño invernadero.