En torno a 3.544 alumnos de las escuelas de Zamora se incorporan hoy a las aulas aún sin la primera dosis de la vacuna, que falta sobre todo entre los pequeños de 5 y 6 años por la simple razón de que no han llegado dosis suficientes.

El ritmo de vacunación en Zamora no es que se pueda considerar malo, pero no ha sido suficientemente rápido como para lograr que el inicio del segundo trimestre del curso escolar haya podido empezar siquiera con una protección inicial frene al coronavirus.

En estos momentos hay 4.254 zamoranos de entre 5 y 11 años con la primera dosis de la vacuna del coronavirus puesta: 2.204 niños y 2.050 niñas. La diferencia se debe a que hay más varones que mujeres en estas edades, puesto que los porcentajes de vacunación son muy similares en ambos casos, en torno al 54,5%. No obstante hay aún muchos, más del 45% que no están vacunados. Y parte de este porcentaje procede, como ya se ha apuntado, de que los niños de edades comprendidas entre 5 y 6 años aún no han tenido ocasión de ponerse la dosis.

Los porcentajes de vacunación entre los mayores, alumnos de instituto, se encuentran muy por encima. Así, entre 12 y 19 años hay 9.226 personas vacunadas en Zamora, más del 92% de la población de esa edad, mientras que sólo 686 se encuentran sin vacunar.

Protocolo

La Consejería de Sanidad confía para este inicio de trimestre en el protocolo en vigor prácticamente desde principio de curso, cuya última actualización se llevó a cabo en octubre. La única novedad es el acuerdo que tomaron Ministerio y comunidades autónomas para elevar de tres casos a cinco los necesarios para declarar un aula en cuarentena.

En todo caso se confía en que el protocolo, que tan buenos resultados ha dado en cursos anteriores, vuelva a funcionar, aunque lo cierto es que a finales del pasado trimestre los contagios afloraron por la comunidad educativa, cierto es que acompasados con lo que ocurría en la sociedad en general.

El presidente de la Junta de Personal Docente, Ramón Domínguez, confía en que el reinicio del curso tras las vacaciones de Navidad se pueda llevar a cabo con la mayor normalidad posible, cubriendo de forma ágil las bajas que pueda haber de profesores como consecuencia del coronavirus e intentando descargar de trabajo a los saturados equipos directivos. De momento los profesores no tienen noticia de que se hayan modificado los protocolos de actuación escolares frente al COVID por lo que esperan que se pueda capear la situación de alta incidencia en la sociedad pudiendo mantener la actividad escolar en un entorno seguro.

La Consejería de Educación mantiene como objetivo la “atención presencial en los centros educativos a todo el alumnado y con una atención específica para aquel alumnado o aulas que tengan que ser cuarentenados puntualmente”.

En el primer y segundo ciclo de educación infantil y para el primer curso de educación primaria los centros constituirán grupos estables de convivencia (los conocidos como grupos burbuja) con un máximo de entre 22 y 25 alumnos por aula, que estará formado por estos y su profesorado.

En todo caso, a medida que los alumnos cumplan los 6 años será obligatorio el uso de mascarillas, para de esta forma minimizar el impacto de un posible contagio en el aula y aumentar la presencialidad de los alumnos en los centros educativos.

En el resto de grupos será obligatorio el uso de mascarilla y el número de alumnos por aula no podrá superar las ratios máximas previstas normativamente para cada enseñanza, sin que se pueda efectuar excepción de ratio, respetando la distancia de seguridad de 1,5 metros. Se permitirá la interacción entre grupos siempre que se desarrolle al aire libre, incluidos los recreos.

Ante la aparición del un brote, que en la normativa publicada sigue considerándose con tres casos aunque según el acuerdo con el Ministerio pasarán a ser cinco, se considerarán contactos estrechos todos los miembros del mismo aula en el caso de los grupos burbuja (convivencia estable), y realizarán diez días de cuarentena.

En todo caso, aunque no se trate de grupos de convivencia estables, sino aulas normales, si sale algún positivo se controlará a los contactos estrechos y se realizarán pruebas de infección activa (test de antígenos o PCR) a todo el aula. En todo caso los centros educativos tienen ya experiencia e instrucciones precisas sobre qué hacer en cada caso, dependiendo del nivel de contactos con los positivos y las probabilidades de transmisión de la enfermedad.

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