Tres muertos, dos de ellos en una sola jornada (hecho que no ocurría desde el 13 de agosto) y 790 nuevos infectados. Es el balance de las dos últimas jornadas de pandemia del coronavirus en Zamora. La cifra de brotes baja, pero es el dato menos significativo debido a que estamos en plena transmisión comunitaria.
La incidencia de la enfermedad continúa subiendo imparable, por más que Zamora sea una provincia “privilegiada” dentro de una comunidad hiperinfectada. La incidencia está en 2.750 casos por cien mil habitantes a 14 días y 1.369 a siete días. Y entre los mayores de 65 años, la incidencia casi está ya en mil (946) a 14 días, con casi 500 (493) a siete días.
Se puede atisbar un rayo de esperanza en la velocidad de reproducción del coronavirus, que ha bajado por debajo de 1 por primera vez en la sexta ola, lo que significa que la propagación de la enfermedad se ralentiza, y cada contagiado infecta a menos de una persona. Si se consolida esta tendencia puede suponer el principio de la curva descendente de una sexta ola que se mantiene en un ritmo de contagios muy alto.
De hecho el hospital sufre las consecuencias, con siete ingresados más en las fechas de Reyes, lo que supone ya la presencia de 45 personas ingresadas con COVID en el Virgen de la Concha. En la UCI se alivia un poco la presión ya que hay un paciente menos que la jornada precedente, cuatro en lugar de cinco. La positividad global de las pruebas, que baja ligeramente es otro dato positivo, aunque una de cada tres personas que acude a hacerse la prueba da positivo por coronavirus.
Hay ahora mismo 196 de los 248 municipios de Zamora con algún vecino contagiado. La incidencia a 14 días por cien mil habitantes sube a 2.990 casos en Zamora capital, 3.947 en Benavente, 3.750 en Toro, 2.120 en Morales del Vino, 1.657 en Villaralbo, 2.020 en Moraleja del Vino, 2.394 en Fuentesaúco, 3.294 en Villalpando, 5.014 en Puebla , 5.259 en San Cristóbal de Entreviñas, 1.460 en Fermoselle, 2.329 en Santa Cristina o 3.256 en Coreses.
