La sexta ola del coronavirus causa estragos desde la óptica sanitaria, pero también impacta en la actividad económica. La gran cantidad de contagios detectada en las últimas semanas ha provocado un elevado número de bajas laborales que está llevando al límite a las empresas zamoranas. Las cifras ponen de manifiesto la gravedad del problema. Solo en diciembre, la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo contabilizó 1.384 ausencias laborales a causa del COVID en la provincia.

Esa cantidad supuso un incremento del 739% en relación al mes de noviembre, y la tendencia alcista de la incidencia de la enfermedad hace presagiar una subida aún mayor en enero. Desde la CEOE, su presidente, José María Esbec, recibe a diario mensajes de los negocios zamoranos que constatan una problemática difícil de resolver. “Hay muchas empresas con estructuras reducidas donde resulta muy complicado cubrir esas ausencias”, reconoce el representante del colectivo en la provincia.

Hay que recordar que, en la fase actual de la pandemia, con la reducción de las cuarentenas y la aparición de síntomas leves en un elevado porcentaje de los enfermos vacunados, las bajas suelen reducirse a una semana. Esbec apunta que, en esos días, apenas da tiempo a encontrar sustitutos, pero la actividad sí se resiente, principalmente si se produce más de una ausencia dentro de la misma plantilla: “Por poca cualificación que se requiera, alguna se necesita y resulta una búsqueda compleja”, reconoce el presidente de la CEOE-Cepyme de Zamora.

En cuanto a las dificultades por sectores, José María Esbec remarca que “todos los ámbitos son complejos”, pero el comercio o la hostelería “concentran las empresas de menor tamaño” y además carecen del socorrido recurso del teletrabajo: “En muchos casos, dos ausencias ya suponen una merma superior al 30% de la plantilla”, recuerda el responsable del colectivo en la provincia.

Además, conviene subrayar que estas complicaciones llegan en pleno inicio de las rebajas para el sector del comercio: “Y todavía no estamos en el pico de la sexta ola”; lamenta Esbec, consciente de que “esto todavía tiene que crecer”. El presidente de la CEOE-Cepyme de Zamora ve lejos una solución práctica y a corto plazo, y da por hecho que muchos negocios tendrán que sufrir aún las amargas consecuencias del coronavirus desde el punto de vista económico.

Lógicamente, este escenario se traslada también a otras provincias. Según las cifras de la Asociación de Mutuas de Accidentes de Tráfico, las bajas por COVID registradas en diciembre en Castilla y León alcanzaron las 36.295. Esta agrupación habla de “explosión” de ausencias laborales y reclama que la emisión de los partes de alta y baja de esos procesos se realice de manera simultánea para evitar colapsos y acortar determinadas demoras “innecesarias”.

La crisis sanitaria debilita a unos negocios ya muy castigados

La crisis sanitaria no es el único problema que afrontan los negocios de la provincia. El incremento de los costes, los precios de los locales o la propia situación demográfica y de desarrollo de la provincia suman también factores de riesgo para la propia supervivencia de determinadas empresas. En muchos casos, no se trata de grandes firmas, sino de tiendas de carácter familiar o de pequeño tamaño que tratan de sobrevivir en un contexto de “mercado muy competitivo”.

El propio Esbec señala que la problemática del coronavirus disuade a la población de salir a comprar: “La gente que está confinada, obviamente no consume, y el resto acude menos a las tiendas”, lamenta el presidente de la CEOE-Cepyme Zamora, que también alude a otro tipo de cuestiones. Entre ellas, el representante de los empresarios cita la inflación y el incremento del precio de la luz como complicaciones para unos negocios que “intentan contener los precios” y que mantienen como “último recurso” el traslado de la subida a la clientela.

A su juicio, esa contención provoca dificultades económicas y, además, tiene fecha de caducidad si la tendencia alcista continúa. José María Esbec menciona a su vez los problemas particulares de Zamora y subraya que, después de dos años de pandemia, “se van acabando las fuerzas y también la financiación”; los negocios se quedan sin el colchón que tenían y afrontan un periodo de incertidumbre que marca el arranque del curso 2022. Todos esperan pronto el alivio del fin de la pandemia.

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