Alquilar un piso en Zamora es cuatro veces más difícil que hacerlo en Madrid, o en la más cercana Valladolid, ya que solo un 5% de los disponibles están en arrendamiento, frente al parque de las 1.200 viviendas que se encuentran a la venta. Estas últimas “suman 20 veces más de las que se arriendan”, a pesar de que el dueño tarda una media de un año en deshacerse de la vivienda. Ese porcentaje indica que el parque de inmuebles en renta en la capital está conformado por “unas 60 de forma continuada, frente a las 80 que había hace un par de años”, según el estudio de mercado que maneja el operador inmobiliario Alberto Salas.

La clave para explicar esta situación se halla en la escasa estabilidad que existe en el mercado laboral y, por tanto, en la capacidad económica del futuro inquilino. A esa circunstancia se añade la legislación que se aplica para los desahucios por impago, con plazos demasiado largos para el titular que intenta rescatar su propiedad, puede tardar hasta seis meses. La venta de la propiedad, pues, sortea “el riesgo” de enfrentares a cuotas mensuales impagadas y el consiguiente proceso judicial para reclamarlas.

Estos factores explican que el arrendatario incluya mayores exigencias en los contratos de alquiler “para asegurarse de que cobrará la renta”, explica Alberto Salas, propietario de Inmobiliaria Duero. Los precios de alquiler oscilan entre los 300 euros al mes, incluso un poco más bajos para aquellos los que peores condiciones presentan, inmuebles escasos y situados, en su mayoría, en zonas de la periferia; y los 500 o 600 euros si son de lujo. “Un piso moderno, de tres habitaciones, sin incluir el gasto de calefacción ni de comunidad, situado en la zona centro y del ensanche de la capital puede costar entre los 450 y los 500 euros al mes”, según el estudio de marcado que baraja Alberto Salas.

El empresario del sector apunta que el usuario destina en torno al 30% de su sueldo a la renta, al margen de los gastos de calefacción y la comunidad, que no suele entrar en el precio total, como ya se ha puntualizado. En el casco antiguo, existe muy poca oferta tanto en renta como en venta y “los precios son muy dispares” frente a las cuotas mensuales más definidas del ensanche: la avenida de Tres Cruces o la calle de Pablo Morillo.

Otra característica de las viviendas en alquiler en Zamora es su baja calidad, “hay muchas sin cuidar, con muebles muy antiguos, sin calefacción o todavía con carpintería metálica”. La mayoría de ellas se reparte por zonas de la periferia, aunque también hay alguna en el centro. Se trata de las pocas que se arriendan por debajo de los 300 euros, demandas por personas con menor capacidad adquisitiva.

El perfil del arrendatario es una persona o dos que llegan de fuera por razones de trabajo y en días se deciden por una vivienda. Pero los caseros prefieren el que se corresponde con “mujer funcionaria y que viva sola, son más cuidadosas, hay un menor desgaste de la casa ,y es garantía de pago”. Otro perfil es la familia ya residente en la ciudad que busca una casa mejor, más próxima a colegios o con más comodidades.

Tener una mascota reduce la oferta a un uno por ciento

Si dificultoso es encontrar un piso de alquiler en Zamora, las posibilidades para quien tenga una mascota se reducen aún más, al uno por ciento, “es complicadísimo, no tiene opción de escoger, tendrá que conformarse con lo que le dejen”, apunta el agente inmobiliario Alberto Salas. Tampoco lo tienen fácil las parejas que con hijos, agrega. En ambos casos, el deterioro del inmueble por la presencia de animales y de niños es la causa por la que los dueños de pisos prefieran personas que viven solas o parejas.

El barrio de Los Bloques sería el que concentra más viviendas en alquiler, y más económicos, como ocurre en Pinilla, San José Obrero, Alviar o San Frontis, frente a Vista Alegre, donde “los pisos son muy nuevos y oscilan entre los 400 y 450 euros”, indica Alberto Salas.

Por lo general, las inmobiliarias vienen alquilando una media de tres o cuatro viviendas por mes; y agosto, septiembre y octubre son los de mayor demanda, cuando los estudiantes y profesores llegan a Zamora en busca de casa en el entorno del campus Viriato, con preferencia por Los Bloques o el ensanche de la ciudad. Sin embargo, el centenar de viviendas que ocupan no influye en el encarecimiento de las rentas, aunque sí “en la fluctuación de la oferta y la demanda, especialmente en junio”. Además, “quien contrata con estudiantes no suele querer otro tipo de cliente”, apunta. La escasez de viviendas en alquiler en la capital impediría en la actualidad absorber la demanda de un asentamiento importante de ciudadanos, tendrían que optar por la compra.