La tregua parcial de las fiestas toca a su fin y la precampaña que antecede a las elecciones autonómicas del 13 de febrero reclama protagonismo. Lo cierto es que los partidos tienen el foco puesto en ella desde el segundo posterior a la llamada a las urnas, pero la Navidad ha atenuado el impacto de sus mensajes y la continuidad de sus actos e intervenciones. Ahora bien, los grilletes que sujetaban a los políticos quedarán abandonados este fin de semana para dar paso a un mes largo de búsqueda feroz del voto y de posicionamiento para la batalla final que se asoma mediado el segundo mes del año.

Algunos de los mecanismos que se pondrán a toda máquina durante los próximos días resultarán familiares; en cada proceso electoral hay lugares comunes. Sin embargo, hay una cuestión que convierte las autonómicas de Castilla y León del 13-F en un acontecimiento único: nunca antes esta comunidad había volado sola a la hora de citar a sus ciudadanos a las urnas. En todos los precedentes, cada elector había ido a su colegio para escoger a la par a sus representantes a las Cortes y a sus dirigentes municipales para los cuatro años sucesivos. En casos como el de 2019, también había tenido que elegir papeleta para los comicios de la Unión Europea.

La orfandad que estrenará en febrero la urna autonómica en Castilla y León dibuja un escenario que obliga a los partidos a diseñar una nueva estrategia externa, pero también a cambiar el modus operandi interno. Así lo reconoció hace unos días el coordinador de campaña del Partido Popular de Zamora, Jesús María Prada, consciente de que su formación tendrá que hacer un esfuerzo para movilizar a toda su base municipal.

Los alcaldes y los concejales afrontan por primera vez unas autonómicas sin que su cargo se ponga en juego en paralelo. Por eso, el PP hará un trabajo fuerte “para transmitirles la importancia” del proceso. “Confío en que se vuelquen y en que lo consideren su propia campaña”, apuntó Prada, que aspira a que los populares recuperen la posición como primera fuerza autonómica que perdieron en 2019 en favor del PSOE.

Varias claves

En aras de lograr ese objetivo, Prada citó algunas claves: la primera, recuperar el terreno perdido en los grandes municipios; la segunda, estudiar los casos de los ayuntamientos en los que, en el mismo día, el PP salió por la puerta grande local y por la enfermería autonómica. Si se cruzan los datos de ambos procesos celebrados en mayo de 2019, se puede observar cómo los populares fueron derrotados, en los comicios regionales, en 23 lugares donde sí lograron convertirse en la primera fuerza en la batalla por las alcaldías.

Algunos de esos municipios resultan residuales a la hora de abordar la nueva batalla autonómica, pero ayuntamientos como Corrales, Moraleja del Vino, Villalpando o Villaralbo, donde se produjo este fenómeno, sí tendrían fuerza para desnivelar la balanza si baila alguno de los siete procuradores que se ponen en liza el 13-F.

Por su parte, el PSOE también sufrió esta situación anómala en algunos lugares, con el ejemplo paradigmático de Tábara, pero la cifra de derrotas autonómicas donde logró victorias municipales se quedó por debajo de la decena. Los socialistas lograron compensar bien esta circunstancia con el doble éxito en Toro y en Benavente, y especialmente con el caso genuino de Zamora. En la capital, Izquierda Unida arrasó con todos sus competidores en el plano local, pero la candidatura regional liderada por Ana Sánchez capitalizó el descontento con el Gobierno del Partido Popular en Valladolid y se apuntó una victoria muy holgada.

Aun así, los socialistas también encaran este proceso con la certeza de que tienen que espolear a sus filas. El partido anunció ayer la formación del comité electoral provincial, con Iñaki Gómez a la cabeza, y trazó algunas de las líneas por las que pretende llevar la campaña. En su caso, la ausencia de municipales puede resultar favorable para rascarle votos al PP de algunos lugares en los que su gran rival domina a nivel local y aprovecha esa inercia para estirar su ventaja hacia las autonómicas. El nuevo escenario crea una ventana de oportunidad para los socialistas.

Misma papeleta cuando hay dos urnas

Esa lógica que lleva a determinados electores a introducir la misma papeleta en las dos urnas cuando hay elecciones autonómicas y municipales se percibe al observar las cifras de apoyos obtenidas en el último proceso regional por Ahora Decide y Ciudadanos en los ayuntamientos donde lograron un buen resultado local.

El partido zamoranista logró un 1,67% de los sufragios por la circunscripción de Zamora en las autonómicas, una cifra de voto que creció por encima del 5% en ocho de cada diez ayuntamientos donde obtuvo éxitos municipales ese mismo día. En el caso de Ciudadanos ocurre algo similar. Con un 13,9% de los sufragios zamoranos en las autonómicas, sus líderes locales movilizaron respaldos regionales por encima del 30% en ciertos pueblos. Esa vía queda negada ahora para abrir otro panorama.

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