Esta vez la primera noticia por excelencia de cada inicio de año, la del primer niño de la provincia, se ha hecho esperar más que nunca. Zamora parecía que quería hacer así el dudoso honor de pertenecer a esa España Vaciada —cada vez más extendida lejos de las grandes urbes— y desde el complejo asistencial no llegaba la buena nueva, que siempre suele ser una primera alegría nada más comenzar el año. De hecho, es bastante habitual que muchas parejas de padres no puedan tomar las uvas a las doce de la noche porque, mientras ella está ya en el paritorio, él se muere de los nervios en la sala de espera deseando ver la cara del nuevo miembro de la familia. Pero este 2022 ha querido ser diferente y parece que ha comenzado con cierto regusto de suspense.

Eran cerca de las seis y media de la tarde de ayer domingo cuando el pequeño Fernando venía al mundo, un bebé muy esperado no solo por sus padres, Víctor y Soledad —especialmente agradecidos por el trato recibido en el hospital—, sino también por el hecho de que se convirtiera, nacido ya el 2 de enero, en el primer niño del año en la provincia. Escasos ejemplos hay de bebés que tardaran tanto en obtener este título. No e vano, el primer bebé del pasado 2021 —en aquella ocasión una niña, llamada Izamar Gallego Perello— llegó al mundo muy madrugadora, nada menos que a las dos menos cuarto de la madrugada. Y algunos han sido incluso más madrugadores para hacerse con esa credencial.

Fernando Fuentes, primer bebé zamorano de 2022. Cedida

Fernando pesó al nacer 2,810 gramos y 47 centímetros de largo. Se espera que, dado que todo salió bien durante el parto, sin complicaciones, se vaya con su madre a Monfarracinos previsiblemente mañana, cuando le den el alta. Vivirá en un pueblo que, en el pasado 2018, registró más nacimientos que fallecimientos, al igual que este año que acaba de despedirse, lo que no es, desgraciadamente, nada habitual.

Lo que sí ha sido habitual en este inicio de año en Castilla y León es que los primeros bebés del año no hayan tenido demasiada prisa por nacer. Y es que Zamora no ha sido la excepción a la hora de esperar la llegada de su primer niño de 2022. El bebé de Valladolid, concretamente en Medina del Campo, fue el más madrugador de todos estos nuevos castellanos y leoneses. Tan solo seis minutos después de las campanadas de Año Nuevo, según informó la agencia Ical, llegaba al mundo en el Hospital Comarcal de Medina del Campo la pequeña Sara, con 3,15 kilos. Poco después llegaba Adriana en el Hospital Universitario de Burgos, sobre las doce y media de la noche.

La racha de nacimientos continuaba en la comunidad con el salmantino Santiago, el primero de los niños varones, con 2,88 kilos. Eran las dos y cuarto de la madrugada y veinte minutos después sería el turno de Adriana, que hacía muy felices a sus padres en Ponferrada.

Pero tras los bebés de Valladolid capital, León y Ávila —este último pasadas las siete de la tarde del día 1 de enero— llegaba la tensa espera para las provincias de Segovia, Soria, Zamora y Palencia, desde donde la Junta de Castilla y León no avisaba de nuevos nacimientos.

Soria y Segovia cumplieron ya con la buena nueva ayer domingo —con niña y niño, respectivamente—, poco antes de la noticia en Zamora con la esperada llegada de Fernando Fuentes al Hospital Virgen de la Concha, pero al cierre de esta edición todavía no había señal del primer palentino.

Padres paseando a su bebé por la calle. EMILIO FRAILE

Consecuencias del continuo descenso de la natalidad

No es extraña esta tardanza en dar la bienvenida al mundo al primer zamorano del año. Tan solo hay que mirar los números que arroja el Instituto Nacional de Estadística (INE) con los más que preocupantes datos de Zamora —que, por desgracia, tampoco difieren mucho de otras provincias de la España interior— para analizar que el descenso de la natalidad en este territorio es algo que se ha vuelto ya habitual. En 2020 fueron 792 los recién nacidos zamoranos, una cifra que se ha visto reducida en el pasado 2021 en un 20%, con una estimación del INE de 633 alumbramientos. A esto hay que añadir que, al contrario de los nacimientos, las muertes continúan en aumento, sobre todo en el ámbito rural, donde se aglutina la mayor parte de la población de mayor edad. De hecho, el 2020 cerró su curso con seis muertes por cada nacimiento registrado. Y la actual pandemia no es que precisamente haya mejorado la situación, sino al contrario. Volviendo al INE, se comprueba que en 120 de los 248 municipios que conforman la provincia de Zamora no se registró el nacimiento de un solo bebé. El panorama, por tanto, no es nada halagüeño para la provincia, por eso cada nacimiento, como el de Fernando Fuentes, llega a ser una auténtica celebración, que deja un poso de esperanza para la provincia.