Zamora se vacía en general, pero hay determinados territorios cuya población merma a una velocidad pasmosa. El epicentro de la caída se ubica en el oeste, donde las comarcas languidecen sin que los planes, las cumbres o las promesas tapen el boquete por el que se esfuman cada año cientos de habitantes. El último padrón resultó más benévolo que el anterior para estos pueblos occidentales, pero no sirvió ni de lejos para cambiar la tendencia. Aliste, Sayago y Sanabria continúan en vuelo hacia un futuro incierto, aunque esta vez fue otra la comarca que tuvo que padecer la mayor caída porcentual del año: el dudoso honor recayó en el alfoz de Toro.

Una mujer camina por el puente de Cardenal Cisneros. | Jose Luis Fernández

Según los datos publicados hace unas semanas por el Instituto Nacional de Estadística, correspondientes al 1 de enero de 2021, esta comarca pasó de 12.843 a 12.586 habitantes en un solo año. Dicho de otro modo, perdió 257 personas, un 2% de su capital humano. La ciudad de Toro asumió algo más de la mitad de esa caída, con 133 personas menos, pero el resto se repartió entre municipios del entorno como Pozoantiguo, que cedió 24 para quedarse en 180, o Villavendimio, que vio cómo se le escapaban 17 de los 177 vecinos con los que contaba. Casi como anécdota, Bustillo del Oro y Valdefinjas protagonizaron dos discretos crecimientos para maquillar la estadística de la zona.

Más allá de Toro y su alfoz, ya emerge el oeste, con Aliste como la comarca fronteriza más damnificada en el último padrón. Esta zona está cerca de bajar de los 7.000 habitantes, cuando hace 25 años superaba los 11.000. Los últimos datos anuales arrojan una pérdida de 140 habitantes, el 1,9% de su capital humano total, y aquí no hubo excepciones: ningún municipio creció. Por contra, Alcañices cedió 23 vecinos; Figueruela y San Vitero, 19; y Mahide, 18, por citar los ejemplos más sangrantes.

Sanabria se sujetó algo más en esta ocasión, pero aun así vio cómo se le iban 91 personas, el 1,6% de su gente. La comarca se queda ahora en poco más de 5.600 habitantes, aunque puede agarrarse al repunte de población de Puebla o a la resistencia de Trefacio o de Lubián. En la otra cara de la moneda, Pedralba de la Pradería y Galende se dejaron más de una veintena de vecinos cada uno en un solo año.

En la línea de la zona sanabresa, Sayago mantiene una pronunciada tendencia descendente, pero también encuentra algún pequeño consuelo en el padrón. El principal es que Bermillo se mantiene por encima del millar de habitantes, aunque la barrera ante ese listón sea solamente de ocho vecinos. La marcha general, sin embargo, revela un desplome del 1,5%: de 7.604 a 7.490 personas.

La comarca occidental mejor parada fue La Carballeda, que apenas se dejó 16 habitantes en el último padrón y que además pudo celebrar el crecimiento de sus dos municipios principales: Mombuey y Villardeciervos, que mejoraron ligeramente sus cifras. De hecho, esta parte de Zamora habría sido la mejor parada del año, junto a la Tierra del Vino, de no ser por la sorprendente estadística de Tábara y su entorno.

Esta comarca fue la única que creció en el último año, al pasar de 2.443 a 2.483 habitantes. No en vano, solo uno de sus municipios, Ferreruela, presentó números negativos. El resto tiró hacia arriba, en algunos casos con crecimientos moderados, y en otros con auténticos subidones, dentro de sus posibilidades. Bastan los ejemplos de Ferreras de Abajo (+15), Faramontanos (+13) o la propia cabecera de Tábara, que sumó 11.

En todo caso, los datos de esta zona apenas suponen una gota en el océano de despoblación sobre el que navega Zamora. La pérdida total se situó en 1.863 habitantes en una provincia que se desangra sin encontrar sutura que cierre la herida por la que se marcha su gente.

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La capital ensombrece las cifras de su entorno

La Tierra del Pan perdió 666 habitantes en 2022, aproximadamente un 0,9% de su población, pero esta cifra negativa viene condicionada por los malos datos de su municipio principal: la ciudad de Zamora. La capital dejó escapar 691 vecinos en el último padrón, lo cual quiere decir que el conjunto de los ayuntamientos de su entorno sumó 25 personas más durante ese periodo. Así lo reflejan los datos del INE, que muestran crecimientos acentuados en lugares como Roales, Monfarracinos o Coreses; municipios cercanos a la capital que sí terminaron en positivo el último año contabilizado en las estadísticas. Por contra, en la comarca de Benavente y Los Valles, que cayó un 1,2%, la pérdida se detectó tanto en el municipio principal como en el entorno, con Burganes de Valverde, Quiruelas de Vidriales y Villabrázaro, como algunos de los lugares más penalizados. Por lo demás, La Guareña o Tierra de Campos rozaron el 1% de pérdida poblacional en un año en el que Zamora, lejos de corregirse, ha vuelto a padecer un duro golpe de realidad.