Dos veces controlada y otras tantas resurgida. Es el sino de la pandemia del coronavirus, un diminuto patógeno al que no se acaba de dominar por más que se le ataque con restricciones y vacunas para evitar que se propague. 2021 empezó con un súbito aumento de los contagios, una ola explosiva justo tras las Navidades que rápidamente produjo contagios, posteriormente ingresos hospitalarios y después en la UCI y que llevó incluso a medidas tan drásticas como la de cerrar la provincia entre el 15 de enero y el 18 de febrero. Apareció otra poco antes del verano, que obligó asimismo a tomar medidas restrictivas a parir de 20 de junio y otra más diciembre, en la que estamos, que ha superado récords de contagios, aunque por fortuna, no de casos graves ni muertes.

El gran hito contra el coronavirus, las vacunas, que protegen ya con la pauta completa a 144.000 zamoranos, no han sido capaces de evitar los contagios, aunque sí los casos graves y los fallecimientos, de una pandemia, la del corononavirus que ha dejado en este año 13.937 personas contagiadas y 135 fallecidos sólo en el hospital.

Protagonista el COVID. Sin duda ha sido el COVID por segundo año consecutivo el gran protagonista de la sanidad en Zamora. La primera ola de enero vino acompañada de una gran carga de enfermedad grave y fallecidos. De hecho la UCI alcanzó ese febrero su pico máximo de pacientes y también fue entonces cuando se llegó a la ocupación más alta del hospital con esta patología, 141 enfermos. En marzo fue remitiendo, hubo un pequeño repunte en abril, pero se llegó al pie del verano pensando en que mal se tenía que dar la cosa para volver a las restricciones estrictas. Y se volvió.

La movilidad juvenil de viajes y fiestas fue la que empezó a agitar de nuevo al virus que rápidamente se apuntó a la jarana y fue pasando de persona a persona sin fijarse si era joven o viejo. Otra tanda de restricciones se empezó a poner en marcha cuando aún no había acabado junio. Mientras, la vacunación seguía a todo ritmo y se recuperaron incluso los cribados masivos para intentar encontrar asintomáticos entre la juventud y evitar así la cadena de contagios.

Vacunódromos. En todo este proceso de vacunación Zamora tuvo un papel destacado. Lideró durante muchas semanas la administración de las dosis y la gente respondió. Funcionó la estrategia de centrar la vacunación en dos sitios, Ifeza en Zamora y el Centro de Negocios en Benavente. El 30 de septiembre se cerraban ambos, en la idea de que los vacunódromos quedarían como un mal recuerdo de lo que fue una pandemia terrible. Nos las prometíamos muy felices y de hecho todos los factores estaban a favor: en octubre hubo días con cero casos e incluso Zamora capital llegó a tener una incidencia cero el 18 de ese mes, lo que le llevó a ser noticia en los telediarios nacionales.

Sin embargo el virus tenía aún mucho que decir, de nuevo resucitó este diciembre. Las autoridades confiaron sobre todo en las vacunas y se resistieron, se resisten aún, a tomar más restricciones. El hecho de que la alta incidencia no se traslade al hospital ni a la UCI es un dato favorable, que no debe ocultar lo que está ocurriendo: que los contagios se están produciendo como nunca. Y es al final del año cuando se ha alcanzado el récord absoluto: 573 casos en un solo día.

Restricciones. Las medidas restrictivas a las que ha obligado la pandemia han hecho que en Zamora mucha gente no llegara nunca a quitarse la mascarilla y para ir por la calle, a pesar de que el optimismo de la buena racha hiciera al Gobierno considerar que ya no era obligatoria. Una de las tónicas de la pandemia ha sido la responsabilidad de la mayor parte de la población para hacer caso a las medidas propuestas por las autoridades sanitarias. Sin embargo, no han sido suficientes para acabar con un virus que se las sabe todas.

Sin médicos. A medida que se salía de la pandemia se iba poniendo al descubierto una realidad, la de la falta de médicos que se deja sentir sobre todo en la sanidad rural y en algunas especialidades del hospital. El Plan liderado por la consejera de Sanidad Verónica Casado y el vicepresidente Francisco Igea no acababa de convencer a las plataformas que han venido manifestándose incansablemente por una sanidad de calidad. Las desavenencias de los dos socios del Gobierno autonómico en este asunto se hicieron evidentes hasta tal punto de que uno de los proyectos estrella, conocido como Plan Aliste, se fue al traste. Cuando todo parecía arreglado entre los socios, el presidente Alfonso Fernández Mañueco cesó a los responsables de Ciudadanos. Nadie sabe ahora por dónde va a ir la solución a los problemas de la sanidad.

Listas de espera. Tanta atención al COVID ha tenido su reflejo en las listas de espera de otras patologías, y ha condicionado a la atención en consultas y realización de pruebas. Poco a poco la lista de espera se estaba arreglando en Zamora, aunque de nuevo se han tenido que ir empezando a poner restricciones. Evitar que la pandemia impida atender el resto de patologías es una de las líneas de trabajo fundamentales, conscientes de que en este 2021 han ido apareciendo patologías que quizá se podían haber diagnosticado bastante antes.

La fiebre del test. Y en este año parecían superados ya los cribados masivos de los primeros meses para detectar los casos asintomáticos, se acaba 2021 con la fiebre por los test de farmacia, con el fin de sabe en cada momento si se está infectando o no. El artículo en cuestión, como en su día pasó con las mascarillas, se llegó a agotar en las farmacias, aunque parece que poco a poco se va recuperando el suministro.

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