Zamora votará el 13 de febrero en un escenario inédito. Por primera vez, el proceso autonómico se desliga del municipal, una circunstancia que deja vía libre a los partidos para centrarse en la campaña regional sin desviar la atención hacia otros focos. Además, sin citas electorales paralelas en otros territorios de España, el paso por las urnas en Castilla y León cobra importancia en el plano nacional. La previsión es que los líderes estatales de las organizaciones se impliquen intensamente para defender sus propias posiciones y colocar bien a sus piezas en lo que será el arranque de un nuevo ciclo. En el horizonte, las generales que deben convocarse a finales de 2023.

De izquierda a derecha, Fernández, Mañueco, Tudanca e Igea, en la campaña de 2019. | L. O. Z.

Este marco convierte a las Elecciones Autonómicas que se avecinan en un evento electoral particular para los políticos y para los ciudadanos, y condiciona un análisis marcado también por lo ocurrido en convocatorias previas. En esa parte, la conclusión está clara: Castilla y León fue un feudo del Partido Popular hasta el giro provocado por el PSOE y por la fractura de la derecha hace dos años y medio. Zamora ha colaborado con ese éxito habitual de la formación de centro-derecha, que ha ganado ocho de los diez comicios regionales en esta circunscripción provincial. Todos, menos los primeros, en 1983, y los últimos, en 2019.

Reparto de victorias en los 80

Además, las dos victorias socialistas llegaron por un margen muy ajustado. Especialmente, la que lograron en la primera cita autonómica con las urnas, la que hace más de 38 años llevó a Demetrio Madrid a la presidencia de la Junta. En aquella ocasión, los votantes de la circunscripción de Zamora le dieron un 41,44% de los apoyos al PSOE y un 41,16% a Alianza Popular, la formación que antecedió al actual PP. Las dos candidaturas se repartieron equitativamente los ocho procuradores en liza, sin dejar espacio al CDS, que obtuvo la tercera posición con un 7,45% de los sufragios.

Cuatro años más tarde, AP invirtió la tendencia en la circunscripción para dar inicio a tres décadas de dominio ininterrumpido de la derecha, una superioridad generalizada en toda la comunidad autónoma. La candidatura popular logró un 43% de los respaldos, aventajó en diez puntos al PSOE y repitió con cuatro representantes en las Cortes. Esta vez, el CDS avanzó hasta rozar el 17% y le arrebató una plaza en el parlamento a los socialistas, que se quedaron con tres, su techo desde entonces.

El PP arrasa

Los 90 llegaron con el cambio de siglas en la derecha, la irrupción del Partido Popular y la decadencia del felipismo a nivel nacional. Este cóctel no hizo si no reforzar los éxitos del PP en las autonómicas, con Zamora como feudo del feudo. En el 91, se repitió el reparto del 87, con cambios mínimos en los porcentajes, pero los comicios de 1995, a un año del aterrizaje de José María Aznar en La Moncloa, dejaron patente que los ciudadanos de la provincia depositaban su confianza en la marca de la gaviota.

El PP logró un 57,23% de los apoyos en Zamora durante aquella votación autonómica. Jamás ha vuelto a superar esa cifra. El triunfo le valió para sumar cinco procuradores, por los tres que se apuntó el PSOE, que se quedó a 23 puntos de su gran rival político. Era la época dorada del bipartidismo, que no dejaba porciones del pastel para nadie más. La tercera opción en aquellos comicios fue Izquierda Unida, que no llegó al 7%.

La cita autonómica con las urnas en 1999 permitió prolongar esa tendencia, con los populares por encima del 55% de los apoyos en Zamora, pero aquellas elecciones no serán recordadas por los porcentajes de voto ni por el reparto de procuradores, que se mantuvo invariable, sino porque fue la última vez que la provincia repartió ocho plazas para las Cortes. Cuatro años más tarde, la pérdida de población dejó a la circunscripción sin uno de sus asientos en el parlamento autonómico.

La vida con siete procuradores

Así, en 2003 y 2007, el gran perjudicado fue el Partido Popular, que se sostuvo por encima del 50% de los votos, con ventajas de trece y catorce puntos sobre el PSOE, pero con un solo procurador de margen sobre su rival político. Los socialistas rentabilizaron bien sus apoyos para quedarse en tres, en los años de plomo para los aspirantes. En 2007, el tercero apenas pasó del 2,6% de los apoyos. El voto útil se reducía entonces solamente a dos opciones; el resto partía con la seguridad de que el acceso a las Cortes era una quimera.

El árbol no se agitó hasta 2011. En los coletazos finales de los mandatos de José Luis Rodríguez Zapatero en España, y con el movimiento indignado en plena ebullición, el bipartidismo cedió cinco puntos, Izquierda Unida sacó la cabeza hasta casi el 5% y otras formaciones minoritarias mejoraron sus resultados. Lo que ocurrió entonces es que el PSOE se colocó como el gran perjudicado de la reacción social y el Partido Popular contuvo esa oleada en Zamora para rentabilizarla en forma de otro procurador más. El 5-2 de aquellos comicios se convirtió en el resultado más abultado de la historia de las elecciones autonómicas en esta circunscripción.

El inicio del cambio

La espita abierta en 2011 se tornó en un torrente de votos hacia otras formaciones cuatro años más tarde. El PP bajó doce puntos y perdió un procurador que fue a parar a sus antípodas. Podemos irrumpió con casi un 11% de los sufragios para obtener el asiento más barato en las Cortes que ha repartido esta circunscripción desde que se ponen siete plazas en liza. Sin premio, pero con una advertencia, Ciudadanos rozó el 8% en el cuarto lugar, e Izquierda Unida se colocó en el 4,3%.

Ya en 2019, con Pedro Sánchez en el Gobierno de la nación, el PSOE recuperó el terreno perdido a su izquierda con Podemos para protagonizar una remontada inimaginable años atrás y mirar por el retrovisor al Partido Popular. Los socialistas pasaron del 25,56 al 36,2%, mientras que el PP bajó del 41,36 al 33,88%. La herida popular se convirtió en alimento para Ciudadanos, que creció hasta el 13,9% para conseguir su primer procurador por la provincia. Los actores del bipartidismo se quedaron con tres cada uno, mientras Vox se mantuvo lejos de las Cortes, con poco más de un 5%.

Lo que viene

Estos son los precedentes registrados en la circunscripción de Zamora antes de un proceso en el que el PSOE y el Partido Popular volverán a pugnar por la primera plaza, con la esperanza lejana de crecer hasta el cuarto procurador. Mientras, Ciudadanos intentará darle la vuelta a las encuestas y a la tendencia nacional para dar lugar a una resistencia improbable, y Vox apostará por sacar jugo a la inercia favorable para heredar la plaza del partido naranja. El resto, con la incógnita de la España Vaciada sobrevolando el escenario, necesitará algo más que una sorpresa para colar a uno de sus representantes en la delegación que enviará la provincia al centro de poder de la política autonómica.