La reducción de la pena de prisión a dos años de cárcel por parte del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Castilla y León para el joven que abusó sexualmente de su prima de 14 años ha permitido la suspensión de su ingreso en la cárcel de acuerdo con la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim). La norma permite esta medida si la condena no es superior a 24 meses; si el imputado carece de antecedentes penales y si ha pagado la indemnización a la víctima, como es el caso.

La aplicación de la medida no habría sido posible si el TSJ hubiera confirmado los 4 años de reclusión impuestos al acusado por la Audiencia de Zamora, que ha tenido que dejar en suspensión la pena privativa de libertad a solicitud del abogado del acusado, de iniciales D.R.C., al entender que no cometerá otros delitos en ese tiempo, lo que supondría su ingreso inmediato en Topas. La Audiencia ha tenido en cuenta el “esfuerzo” del condenado “para reparar el daño causado” a la menor, al abonar los 7.000 euros de indemnización. El Tribunal provincial ha valorado “sus circunstancias familiares y sociales”, que estipula la Ley.

Oposición del fiscal

La decisión se ha tomado en contra del criterio del fiscal de Violencia de Género que entendía que la condena “debe ser ejemplar para evitar posibles víctimas de este tipo de delitos”. Evaristo Antelo se opuso a la suspensión de la pena y argumentó “la naturaleza del delito” que cometió el joven zamorano el 15 de junio de 2019, una conducta delictiva contra la libertad sexual de una menor de edad que, además, es pariente, por lo que el imputado se valió de la confianza que su prima tenía en él.

Un hecho “grave”, subraya el fiscal, cometido en la casa familiar de ambos en Sarracín de Aliste, cuando la menor se había acostado ya, tras llegar de la verbena con sus padres, y su primo entró por sorpresa en sum dormitorio, se metió en la cama y le dijo “bueno, vamos a dormir”, para apagar la luz, comenzar a besarla y tocarle en los genitales sin consentimiento de la menor. A pesar de que le pidiera que la dejara y se fuera, no logró que el condenado saliera de su cama y del cuarto, actitud que solo cesó cuando los gritos de la joven alertaron a su padre, según los hechos probados en sentencia.