A través del oído, el gusto, el tacto y el olfato descubrieron la Semana Santa un grupo de integrantes de la ONCE que ayer participaron en una visita impulsada por Luz Penitente y la Real Cofradía del Santo Entierro.

El recorrido, que pudo llevarse a cabo gracias a la implicación de una docena de voluntarios, comenzó en el Museo de Semana Santa donde los asistentes se trasladaron a las últimas 22 horas de la vida de Cristo en la Tierra. “Vamos a conocer cómo lo que ocurrió hace más de dos mil años se vive todavía en Zamora”, les avanzó Antonio Crespo, el jefe de paso de La Lanzada que actuó de cicerone.

Entre los elementos que los once asistentes descubrieron con sus propias manos, cubiertas con guantes, figuraron las campanas de la escultura de Barandales. “El Jueves y el Viernes Santo no se podían tocar las campanas y por eso sonaban estas esquilas. La de la izquierda es del Santo Entierro y la de la derecha, de la Vera Cruz”, les indicó Crespo al tiempo que les invitó a avanzar y tocar con sus manos el metal. Luego llegó el tiempo de conocer los tejidos de la Pasión y de las descripciones de los grupos escultóricos relacionados con las últimas horas de la vida de Cristo, haciendo énfasis en la composición del paso, los colores de la policromía o incluso la hora en la que tenía lugar los hechos descritos. Sonaron fragmentos de Getsemaní, Juan de Arco o Chopin sin olvidar el sonido del bombardino, interpretados en directo por dos músicos, mientras que los presentes también pudieron oír la carraca tocada por Óscar Antón, presidente de Luz Penitente que festeja este año su décimo aniversario, mientras que la matraca estuvo presente a través de una grabación al igual que la leyenda del Cristo del Olvido.

El protagonismo también correspondió a la imagen del Cristo de Filuco que por parejas fueron tocando. “Me ha sorprendido el respeto con el que tocaban la barba, la cara o incluso como la pintura tiene un relieve preguntaban si ahí había sangre” comenta todavía sorprendido Antonio Crespo quien también explicó cómo se carga e incluso alguno de los usuarios de la ONCE se puso bajo los banzos “sin darse en la cabeza al entrar lo que a veces a los que vemos nos cuesta”, comentaba un presente.

Ya en la Casa del Cofrade los destinatarios de la actividad escrutaron los paños antiguos de la mesa de El Retorno al sepulcro y degustaron sopas de ajo, garrapidañas o aceitadas, guiados por el cotanero del Santo Entierro.

La responsable de la ONCE en Zamora Esther Pérez señaló que “con mucha imaginación y un buen hacer nos han hecho partícipes a través de descripciones, sonidos y olores de una tradición milenaria” y testimonió su sorpresa al conocer que hay pasos contemporáneos. Para el semanasantero Ángel Lorenzo “ha sido maravilloso porque me imaginaba las figuras, pero hemos podido tocarlas y hemos podido sentir los olores pese a las mascarillas”.