El proyecto ganador para la construcción de la nueva residencia de la Junta de Castilla y León en Zamora plantea levantar junto al antiguo CEI un edificio de cuatro plantas con jardín posterior y diferentes marquesinas que protejan las vistas de los accesos. Todo ello, con un compromiso absoluto con el medio ambiente. No en vano, se establece un “consumo casi nulo”, con instalación de apoyo a la biomasa de gas o aerotermia. Además, la orientación de las habitaciones garantiza que todas ellas van a recibir luz solar en algún momento del día y también una ventilación natural que se podrá realizar cruzada. Las nuevas instalaciones tendrán capacidad para 200 plazas y seguirá los parámetros del nuevo modelo sociosanitario consistente en afianzar cierta independencia en el usuario. A tal efecto, el centro habilitará doce unidades de convivencia, además de un centro de día para otras dieciséis plazas.

La Junta de Castilla y León acaba de formalizar la adjudicación del contrato para la redacción del proyecto a la unión temporal de empresas formada por Virai Arquitectos, Estudi PSP Arquitectura, Jorge Garrido Álamo, Juan Pablo Lombardía Trigo y Juan Carlos Navarro Pérez, que además se encargarán de la dirección de obra de este nuevo centro multiservicio de cuidados de larga duración para personas mayores de Zamora. O, lo que es lo mismo, la nueva residencia pública que pretende sustituir a la de Los Tres Árboles. La Consejería de Familia, dirigida por la zamorana Isabel Blanco, ha empleado 655.000 euros (sin impuestos) para este apartado arquitectónico, aunque el grueso de la obra superará los 16 millones de euros, convirtiéndose así en un gran proyecto a futuro para la capital.

El examen del proyecto realizado por la mesa de contratación, que acaba de salir a la luz pública en la Plataforma de Contratación del Estado, valora muy positivamente la distribución de las dotaciones de este centro multiservicio. Según este primer boceto realizado por la UTE, las unidades de convivencia se distribuyen por pares, con una gran proporción de dormitorios individuales. Además, se tienen en cuenta posibles complicaciones como el coronavirus, de manera que se considera la posibilidad de “sectorizar las unidades y diferenciar circulaciones” para casos de emergencia sanitarias. La propuesta limita los espacios residuales y cuida el amueblamiento y la movilidad en la habitación.

El edificio es de carácter funcional, con recorridos racionales y núcleos de comunicación compartidos por cada dos módulos y con un número ajustado de ascensores que pueden funcionar de manera conjunta, optimizando así las circulaciones verticales y horizontales. Los espacios comunes se organizan en la planta baja alrededor de un claustro, que se repite en la planta superior como elemento de circulación exterior y acceso al jardín posterior desde los núcleos de comunicación. Asimismo, la organización de las salas comunes en planta baja facilita su accesibilidad desde el centro de día.

De esta manera, el diseño del centro se adapta plenamente al modelo de atención residencial regulado en una ley autonómica pionera, cuyo anteproyecto se ha sometido ya a participación ciudadana en Gobierno Abierto. Conforme a los principios que inspiran la norma, las personas pasan a ocupar el núcleo de las políticas sociales y reciben cuidados más individualizados, adaptados a sus necesidades, basados en sus preferencias e intereses y desde el respeto a su dignidad.

A esta concepción ética de los cuidados se supedita la arquitectura de los centros, de manera que la residencia de Zamora se distribuirá en torno a 12 unidades de convivencia. Se trata de pequeños módulos, de entre 12 y 16 plazas, concebidos como mini hogares dentro del recinto, ideados para favorecer la atención personalizada.