Zamora sigue cumpliendo con diligencia la recomendación principal para evitar el avance del coronavirus: vacunarse. La provincia no solo tiene a casi un 85% de su ciudadanía inmunizada con las dos dosis correspondientes, sino que su población está mostrando también un gran compromiso a la hora de acudir a recibir el pinchazo de refuerzo. De hecho, según los últimos datos actualizados por la Junta de Castilla y León, uno de cada cuatro habitantes de Zamora tiene ya esa inyección extra, un recurso más para afrontar el presumible avance de la sexta ola.

Ese 25% de Zamora contrasta con los datos del resto de la comunidad autónoma. El promedio de Castilla y León se sitúa en el 18%, pero es que hay provincias como Burgos o Segovia que apenas alcanzan el 15%. Es cierto que el envejecimiento de la provincia provoca que muchos de sus habitantes hayan sido citados con anterioridad por su pertenencia a grupos de riesgo, pero la diferencia con otros territorios no es suficiente para justificar la distancia en el número de dosis de refuerzo.

Este mismo sábado, Ifeza acogió una nueva tanda de vacunación para los últimos zamoranos de más de 60 años que aún tenían que recibir el tercer pinchazo. Los nacidos entre julio de 1959 y diciembre de 1961 se desplazaron al recinto ferial para incrementar su nivel de protección ante la pandemia.

Además, tras el puente festivo, la maquinaria seguirá en marcha para que los trabajadores sociosanitarios reciban la vacuna de refuerzo. Todos ellos han sido citados para la semana del 13 al 19 de diciembre, por lo que la estadística de la provincia seguirá mejorando en el camino hacia la Navidad. A falta de apenas tres semanas para que se cumpla un año del inicio de la campaña de inmunización, que arrancó el 30 de diciembre de 2020, en Zamora se han administrado casi 320.000 sueros.

Precisamente, el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea, animaba a los ciudadanos a vacunarse para proteger la propia salud y la del resto. En un mensaje lanzado a través de sus redes sociales, el responsable autonómico recordó que “la incidencia sigue subiendo” y apeló a la necesidad de “mantener la mascarilla en interiores” y recurrir al test y al aislamiento si hay síntomas.

Es cierto que la vacunación permite encarar el futuro desde una perspectiva más optimista, pero también existe una cierta preocupación por el hecho de que los contagios vayan en línea ascendente justo en este puente festivo y a las puertas de la Navidad, cuando se prevé un incremento de los contactos, de las cenas y las fiestas en interiores y de la relajación de las precauciones en general.

En ese marco, y con la presencia de la variante ómicron también como telón de fondo, la Junta de Castilla y León debatirá y decidirá sobre la aplicación del pasaporte COVID o certificado de vacunación el próximo jueves 9 de diciembre. Además, estudiará si lo extiende más allá de los hospitales y albergues, como había planteado en un inicio, según comunicó recientemente el propio Igea.

Por el momento, en lo que toca a Zamora, esta es la medida principal que se ha puesto encima de la mesa para tratar de combatir el incremento de casos, más allá de las ya vigentes. Ahora bien, hay otros territorios cercanos que han optado por ser más restrictivos e imponer determinadas acciones para evitar males mayores. Así ha ocurrido en Portugal, donde se han incrementado los controles de llegada al país y se han abordado cuestiones relacionadas con el ocio y el teletrabajo, que será forzoso durante los primeros días de enero.

En todo este contexto, lo mejor sigue siendo que la cifra de hospitalizaciones no crece al mismo ritmo que en olas anteriores, lo que deja patente que la vacunación limita mucho los síntomas graves de la enfermedad. Aun así, conviene mantener la guardia alta.