Parecía un día como cualquier otro, llegó de arar las tierras de la familia y se encontró con un ambiente de funeral en casa. Había llegado un oficio de la capital y tenía que irse a la guerra de África. Así arranca la historia de Alarico Hidalgo, un joven de una localidad no especificada de Tierra de Campos que protagoniza la primera novela del periodista zamorano Luis Miguel de Dios, titulada “Todas las muertes de el sentenciao”, que ayer se presentó en el Club LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, escoltado por dos compañeros de profesión, también zamoranos, Celedonio Pérez y Evaristo Lobato, en el paraninfo del Colegio Universitario.

Llamado como uno de los reyes godos más importantes, por deseo de su padre —que descubrió el nombre en el hule donde solía jugar la partida con sus amigos cuando era joven—, el lector va recorriendo la historia de una España convulsa, aquella de la primera mitad del siglo XX, donde los ciudadanos participaron y, sobre todo, sufrieron diferentes contiendas, desde la guerra de África hasta aquellos que formaron parte de la División Azul para luchar contra la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial.

Con la primera se “estrena” el protagonista de la novela y de ahí nace el apodo de “el sentenciao”, también bautizado por su padre, una vez que en casa conocen la noticia de su llamada a filas. De hecho, antes de su partida, será padrino de su hermanastro recién nacido, a quien ponen su mismo nombre para que permanezca en la familia, puesto que el destino que le auguran a él es bastante negro.

Pero Alarico se logra sacudir ese mal agüero impuesto por su propio padre y hace patente su mote anterior, el de el agallas, un joven valiente e intuitivo que le ayuda a sobrevivir a las catástrofes.

El periodista Luis Miguel de Dios, durante la presentación de su novela. EMILIO FRAILE

“La historia de mi novela parte de una anécdota contada por un amigo. Su padre era ese bebé cuyo hermano se iba a la guerra”, confiesa el autor, quien añade que “el 90% de la historia es ya pura fabulación”. Pero un relato inventado con mucho trabajo de investigación detrás. “No es una novela histórica, pero sí que respeta al 100% la historia. Lo que cuento está registrado rigurosamente con datos y cifras, me he documentado y me he estremecido durante la preparación de esta novela”, afirma.

Entre esos datos destaca, por ejemplo, el número de bajas que hubo en Annual, durante la guerra de África. “Todos hemos oído que fue un auténtico desastre, pero se contabilizaron en poco más de una semana 13.000 muertes de españoles, la mayoría soldados como Alarico, que no tenían formación militar y habían llegado de sus pequeños pueblos para pasar todo tipo de desgracias tanto en medios como en alimentación durante el tiempo que estuvieron en batalla”, asegura De Dios.

A través de las páginas de la novela, el zamorano narra la vida de este auténtico superviviente. “Comenzamos con la guerra de África, pero luego le van ocurriendo un montón de vicisitudes que me han permitido reconstruir lo que pudo ser la vida en un pueblo pequeño durante los años veinte, cuando llega ese oficio, hasta mediados de la década de los cincuenta. De algunas situaciones se salva de manera auténticamente milagrosa y regresa al pueblo para encontrarse con la llegada de la República, de la Guerra Civil y su incursión en la División Azul”, resume el periodista zamorano.

Público asistente al Club LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA EMILIO FRAILE

Junto a ese original repaso de la historia, “Todas las muertes de el sentenciao” también describe de una manera muy detallada lo que era la vida en esas décadas en un pueblo de la zona de Campos en España. Sin dar nombres, el protagonista se sitúa en alguna localidad que podría estar en la provincia de Zamora, Soria o León. “He tratado de aprovechar la odisea del protagonista para reflejar ese mundo rural que, poco a poco, también va desapareciendo”, explica. Costumbres como la siega a mano, las pequeñas fiestas de los pueblos, los bailes, la recepción de los que regresaban de la guerra sanos y salvos o las rencillas entre vecinos de diferentes bandos están reflejadas a través de las páginas de esta novela.

Con esta historia, además, en cierta medida reivindica la necesidad de conocer la historia reciente del país, algo que durante muchos años se ha obviado en las aulas. “Recuerdo que cuando yo estudiaba en el instituto Claudio Moyano no solíamos llegar en las clases a la Guerra Civil. De Roma y la Edad Media sabíamos muchísimo, pero a partir de Napoleón, la cosa cambiaba”, reconoce el periodista, quien confiesa que, por ese motivo, durante el proceso de investigación histórica para la novela, personalmente se ha encontrado con muchas sorpresas.

Luis Miguel de Dios se mostraba encantado de presentar esta primera novela en el Club LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, tierra de la que asegura siempre haber presumido, “aunque mi carrera profesional no me haya traído hasta aquí, sino a los alrededores, como Salamanca o Valladolid”. Actualmente residiendo en El Pego, cerca de su Guarrate natal, su vinculación está intacta y podrá ser motivo de inspiración para nuevas incursiones en la literatura.