La venta de droga se acordaba en un domicilio en la barriada de Las Llamas, pero ahí no se producía ningún intercambio. De hecho, el modus operandi era bastante distinto a lo que suele ser habitual. Al comprador se le decía que se marchara en su vehículo, pero que lo hiciera a poca velocidad. En un momento dado, otro vehículo se iba a poner a su altura y le iba a lanzar, por la ventanilla, el paquete acordado. Y, a partir de ahí, separarían sus caminos.

Esto es lo que un ciudadano portugués ha relatado en la Audiencia Provincial de Zamora durante un juicio por tráfico de drogas en el que se pide pena de prisión para otro hombre acusado de vender sustancias estupefacientes. Un nada habitual sistema de venta corroborado, no solo por este testigo que fue a comprar heroína, sino por hasta media docena de policías que participaron en el operativo registrado en el mes de febrero de 2020 en este punto neurálgico de la venta de drogas en Zamora.

La versión del ciudadano portugués coincide plenamente con la explicada por los agentes ante la sala de la Audiencia Provincial, aunque no ocurre lo mismo con el relato del principal acusado. Según los policías, el operativo fue montado ante la reiterada presencia de portugueses que acudían tanto a Las Llamas como a la Alberca “para llevarse grandes cantidades de droga” al otro lado de la frontera y siempre teniendo en cuenta que “no solo era para consumo propio, sino para otras cosas”, como así relató uno de los agentes.

En este contexto, el testigo se presentó en la calle de Las Llamas y afirmó haber entrado en el domicilio del principal acusado para comprar heroína, pero no recibió la sustancia. “Pagué y me dijeron que, como había policía afuera, que me marchara conduciendo lento y que me pasarían la droga desde el coche”, expuso ante la sala. Fue entonces cuando el testigo salió de Las Llamas por la carretera de Villalpando en dirección hacia el núcleo urbano de Zamora y, en la misma rotonda de Cardenal Cisneros –la del centro comercial–, otro vehículo se puso a su par y le entregó lo acordado, según su relato.

La versión coincide con la policial. Y es que, varios agentes afirmaron haber visto el intercambio desde sus vehículos. Uno de ellos salió en persecución al que había entregado la droga, sin poder interceptarlo, pero el otro sí que pudo alcanzar el vehículo del portugués, que portaba ocho gramos de heroína en un paquete y que dijo que “se la había lanzado un gitano y que no quería problemas”.

Un relato que el principal acusado de esta causa desmiente con absoluta firmeza, pero por el que se enfrenta a pena de prisión de acuerdo con la información proporcionada por fuentes judiciales.