Variedad de prácticas artísticas actuales que tienen como denominador común el barro y la cerámica definen la exposición “Tierra, agua, fuego”, que reúne en el Museo de Zamora a 19 artistas que han respondido al llamamiento efectuado por el colectivo Néxodos y por el Museo de Cerámica de Aranda de Duero para trabajar en estas materias.

Entre las obras exhibidas figuran ejemplos de convivencia entre el trabajo de un artesano y de un creador. Es el caso de la contribución de Fernando Renes, quien a partir de unos baños hechos por un alfarero ha intervenido con sus mensajes habituales o la de Luis Pérez Calvo, que presenta piezas encargadas a un alfarero que posteriormente ha esgrafiado con motivos relacionados con la cultura rock. Por su parte, Lorena Lozano ha intervenido unos platos de loza, realizados en una fábrica desaparecida Asturias, en cuyos fondos ha serigrafiado una serie de paisajes industriales desaparecidos. “No son los platos de recuerdo al uso, sino que aborda el conflicto que supone el uso del territorio de maneras muy concretas”, precisa el conservador del Museo de Zamora, Alberto del Olmo.

Conexión con la tierra

En la sala de exposiciones temporales del Provincial también puede verse obra del artista Rafael Pérez, quien ofrece dos esculturas que desafían al ojo del espectador, pues parecen hechas con papel o cartón, mientras que Miguel Martínez Delso aporta dos esculturas realizadas en cerámica y bautizadas como “Desde dentro” o Félix Sanz enriquece la muestra con unos vasos sobredimensionados que él califica como “inútiles” sin olvidar las tres piezas donde Monona Álvarez evidencia su dominio de la técnica.

La ceramista María Oriza, que “maneja el lenguaje de la abstracción lírica”, busca “equilibrios casi inestables” en sus dos piezas, como en “Helios” donde “reinterpreta el arte óptico a través de una serie de juegos visuales”, describen desde el Provincial.

Las intervenciones tienen su espacio en la sala de la mano de Natalia Suárez, con “Conejera” una serie de conejos seriados; o de la mano de Nacho Gil quien, en “Aperos” incorpora la cerámica a objetos encontrados como aislantes de electricidad unidos a varas.

Julián Valle, fiel a su línea de trabajo, aporta dos medallones donde ha realizado paisajes a lo que se une otra obra donde, con barro, ha reproducido un monte por donde pasea y donde hasta ha marcado las sendas que transita, mientras que María Tamames investiga sobre cerámica y tejidos para generar formas abstractas que logran un aspecto muy sugerente.

“Tierra, agua, fuego” recoge una reinterpretación de las matrioskas a cargo de Raquel Algaba y una acción de Alejandro Martínez Parra, quien en “Gritos de barro” invita a un grupo de personas a que aplasten con sus manos dos pellas de barro al tiempo que gritan, momento inmortalizado en un vídeo y que puede oírse pinchando un código QR. Junto a las huellas dejadas en el barro se exhibe imágenes con las manos manchadas.

La muestra, que para su exhibición utiliza las cajas empleadas en el transporte de los elementos artísticos, la completa Tania Blanco que, a partir de fragmentos de cerámica recogidos en playas, crea secuencias y Montserrat Gómez-Osuna, artista que efectúa dos cabezas femeninas “con un toque surrealista” porque de ellas parten diversos elementos y “utiliza la cerámica como soporte sobre el que vuelca todo su imaginario”, describe el conservador del centro cultural ubicado en La Horta, Alberto del Olmo.

En el fondo de la sala, el público puede descubrir el interesante trabajo de investigación de Bettina Geisselmann. La creadora comparte una especie de álbum botánico en cerámica. “Parte del elemento natural, ya sea una hoja o una ramita, lo sumerge en una pasta cerámica líquida pero densa que recoja , sin deformar, la forma del elemento natural. Posteriormente lo somete a una cocción controlada que hace desaparecer la materia orgánica y deja únicamente el recubrimiento de cerámica”, describe el conservador del Museo de Zamora.

Además, Benjamín Menéndez genera unas formas redondas a partir de la reutilización de unos arcos utilizados tiempo atrás en el proceso industrial de fabricación de platos, en tanto que Javier R. Casado presenta la maqueta, en barro compactado y cocido con unas ruedas, una pieza que simboliza al metro cuadrado y su precio.

Visita guiada, hoy

Una interesante mirada sobre la vigencia del barro en el arte contemporáneo que podrá conocerse esta tarde en mayor profundidad. Y es que el Museo de Zamora ha organizado un novedoso recorrido guiado bautizado con el nombre de “Diálogos Tierra, agua, fuego”, un encuentro entre obras de la exposición permanente y esta muestra temporal.

La actividad, que tendrá lugar hoy, miércoles 17, a partir de las 18.30 horas, está abierta al público general hasta completar el aforo. El grupo se formará en recepción del museo, minutos antes del inicio de la visita y es obligatorio el uso de mascarilla, según remarcan desde el propio Museo de Zamora.