El valor patrimonial de los edificios que la Universidad de Salamanca ha tenido en Zamora a lo largo de los años fue la base ayer de la conferencia “Patrimonio universitario en Zamora: la escuela normal y el Campus Viriato”, impartida en la Escuela Politécnica Superior por las profesoras María Almudena Frechilla Alonso y María Ascensión Rodríguez Esteban. Fue la forma que tuvo el campus zamorano de celebrar el Día Internacional del Patrimonio Mundial, una cita que retoma la USAL tras el parón obligado el pasado curso por motivo de la pandemia.

Frechilla Alonso fue la encargada de iniciar esta charla —que se celebró en la sala de conferencias de la Escuela Politécnica Superior— realizando un recorrido por el urbanismo de la ciudad y la génesis de las primeras sedes de la USAL en Zamora, comenzando por el edificio de estilo racionalista de la escuela normal, que data de los años cincuenta, hasta llegar al conjunto actual del Campus Viriato, pasando previamente por su origen inicial de cuartel militar.

Tras sentar estas bases, su compañera María Ascensión Rodríguez Esteban se centró en estos edificios del antiguo cuartel Viriato desde una perspectiva estilística, explicando que se emplaza en la corriente del eclecticismo cromático. Una temática que domina, puesto que su tesis doctoral versa sobre la arquitectura de ladrillo en la Zamora de 1888 a 1931.

“El eclecticismo cromático era la corriente estilística de finales del siglo XIX en España, así que este edificio estaba a la moda”, destacó la profesora, quien detalló las características básicas de este estilo arquitectónico, con el juego de colores y la textura de los materiales por un lado y la libertad arquitectónica por otro, ya que esta corriente se caracteriza por admitir todos los estilos, “pero con un cierto orden”, apuntó la ponente.

Exterior de uno de los edificios del Campus Viriato. | Jose Luis Fernández

Uno de los aspectos que destacó la profesora de la Escuela Politécnica en su parte de la conferencia sobre el Campus Viriato fue la ascendencia del neomudéjar, un estilo que también se puede apreciar en otras construcciones de la ciudad. “Hay elementos ornamentales que le dan cierta pomposidad al edificio, aunque no deja de ser sobrio, porque no hay que olvidar que se trataba de un cuartel militar”, recordó la ponente.

A este respecto, en la conferencia también se pudieron ver fotografías antiguas de los años treinta, cuando el cuartel todavía estaba en funcionamiento, e imágenes actuales del campus, donde se descubrieron que lugares como la barbería o la enfermería se habían transformado en aulas o laboratorios.

El material principal con el que se construyó fue el ladrillo, un material “sobrio y barato”, según calificó Rodríguez Esteban, quien lo compara con la piedra, más habitual hasta esta época en Zamora. “El ladrillo es mucho más versátil y manejable y además permitía colocarlo en múltiples posiciones, lo que añade más belleza al edificio”, aseguró la experta. Además, esa forma de colocar el ladrillo —que se denominó aparejo a la española— también permitía confeccionar muchas composiciones diferentes para dar lugar a diferentes ornamentos.

A esta belleza ayudan también diversos elementos como pueden ser desde las cornisas con arquillos, hasta los huecos de las ventanas con jambas de ladrillo o las impostas. “Dentro de su sobriedad, le dan un aspecto muy bello, que estaba al orden del día en aquella época”, afirmó.

El objetivo final de esta charla, enmarcada en esa celebración del Día Internacional del Patrimonio Mundial, instaurado por la Unesco en 1972, fue que los zamoranos dejen de pasar de largo por el Campus Viriato y empiecen a ver el edificio con otros ojos, que les permitan poner en valor la arquitectura de finales del siglo XIX que existe en la ciudad.